Del Perú, su pesquería y su futuro

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

lunes 1 de octubre de 2018

“Existen 100 vacas en mi granja, pero solo le sacamos leche a un par”, decía un tío, muy apegado a la eficiencia y obsesionado con la buena administración de los diferentes recursos que el país tiene y obviamente de su propia granja.

Como algunos saben, además de mi función como presidente de la junta directiva de Oannes (Foro Hispanoamericano de Intercambio de Información sobre Temas de Mar) una organización sin fines de lucro; soy dueño de una empresa intermediaria de productos hidrobiológicos en el mercado internacional.


Mi día a día comienza por asegurar el movimiento de los contenedores que hemos vendido a diferentes compradores de mi empresa alrededor del mundo (Este año ha sido realmente difícil, fundamentalmente por la escasez de calamar gigante, el producto que mas vendemos) Pero bueno, tenemos otras alternativas para ganarnos el pan…para eso leemos y estudiamos tanto.


Quien me conoce, sabe que mis objetivos desde que deje la universidad, siempre fueron desarrollar la acuicultura en el Perú. Nuestro primer proyecto soñado fue un centro de producción de post larvas de langostinos Penneus vanamei, para proveer de semillas a algunos centros acuícolas de norte Perú, hablamos de la década de los ochentas; nos esforzamos mucho, perdimos mucho dinero, pero lo intentamos. Don Alejandro Bermejo, el fallecido fundador de la Revista Pesca, el mas antiguo medio del sector, me hizo una entrevista a proposito de ese esfuerzo, que esta publicada en la revista. No recuerdo el numero ni la fecha de la edición, pero hoy la Revista Pesca es propiedad del Señor Marcos Kisner Bueno, sigue existiendo digitalmente gracias a el y cualquiera puede confirmar lo que digo en sus archivos.


Lo más importante en una mesa de dialogo no son los intereses de los participantes, sino poner estos intereses sobre la mesa al comenzar un dialogo, por que si solo uno de los participantes mantiene sus intereses escondidos bajo la mesa, el dialogo será un fracaso. Así que para continuar siendo transparente, deben saber que si tengo un interés particular en la industria de consumo humano indirecto (CHI), este es que la harina y aceite de pescado que el Perú produce sean el motor del desarrollo acuícola nacional.


Y es que estoy completamente convencido después de muchos años de estudiar y trabajar en el sector, que lograr la sostenibilidad de la anchoveta, nos asegurara el abastecimiento de una materia prima fantástica, que podemos usar de muchas formas como fuente de proteínas, tanto para alimentar a nuestra gente o al mundo entero directamente, como para alimentar peces carnívoros nativos del mar o de la Amazonia peruana.

Los peces carnívoros en el mundo, son generalmente los mas cotizados y demandados, la principal razón es su sabor. La mayoría de peces carnívoros tienen filetes con diferentes contenidos grasos, algunos mas otros menos. La grasa es el sabor de los alimentos, las preferencias de los consumidores alrededor del mundo, están siempre en los peces con buenos contenidos de grasa. Los herbívoros suelen tener filetes mucho mas magros y la mayoría de consumidores acostumbrados a los peces con contenidos grasos suelen decir una frase que he escuchado cientos de veces en todo el mundo, pero principalmente en el Perú: “este pescao no tiene sabor”.

En el Perú, como ya he dicho más una vez, la pesca y la acuicultura están unidas en un lazo vital, dependiendo una de la otra. La potencialidad del desarrollo acuícola peruano esta fundamentalmente en que al producir un insumo tan importante para la producción de peces carnívoros, puede hacer acuicultura de carnívoros, herbívoros y filtradores. Toda la gama de la crianza de especies acuícolas.


Pocos países del mundo tienen esta particular cualidad. Chile también la tiene y la ha capitalizado al máximo, basta con analizar sus estadísticas de exportación vs producción de los ultimos años. Nos queda claro que Chile consume toda la harina y aceite de pescado que produce y la convierte en cerca de US$4,000 Millones de exportaciones de productos acuícolas por año (Salmon y trucha). Esa sola cifra es suficiente para ser motivo de envidia. Chile exporta otros US$2,000 Millones, de productos de la pesca congelados, en conservas, frescos o algas secas, con lo que totaliza exportaciones anuales de US$6,000.


Perú en cambio, de los US$3,000 Millones anuales de exportación, solo exporta alrededor de US$1,000 Millones de productos de consumo humano directo (CHD). Claro que llegar al 2030, como dice el Vice Ministro de Pesca y Acuicultura, produciendo US$3,000 Millones solo de CHD es un sueño, pero posible con las nuevas normas que reducen al 50% el impuesto a la renta, y los fondos concursables para proyectos de investigación e innovación. Sin duda estas medidas fomentaran la inversión y el desarrollo del sector. Y también se puede mejorar más las oportunidades, si es posible igualar el régimen laboral acuícola / pesquero, al tratamiento que recibe el agro.

Sin embargo hoy la relación de exportaciones de CHD entre ambos países es de 6:1, donde Chile gana de lejos. Si comparamos nuestras industrias acuícolas, lo mas probable es que nuestra relación sea 4:0.4, donde Chile nos vuelve a ganar. La acuicultura es el futuro y Chile hizo la tarea antes que nosotros a tal punto que nos compra harina y aceite de pescado y ahora está diversificando su acuicultura.


No debemos ver la acuicultura solo como una tecnica comercial de produccion de peses o mariscos. La acuicultura puede ayudar a eliminar la presión sobre las poblaciones de peces en el mar en la medida que la estrategia acuícola de un país, se orienta a domesticar sus especies nativas. Esta es sin lugar a dudas es una tarea monumental, pero para un país que ha logrado popularizar su gastronomía y atraer turistas, el asegurar los insumos que surten esta rica y sabrosa gastronomía debe ser un objetivo principal.


La experiencia chilena en acuicultura, comenzó con un pez foráneo, traído de los fiordos Noruegos a los canales del sur de Chile. Su adaptación al medioambiente del Pacifico, ha significado una multimillonaria inversión, muchos problemas y también mucho progreso.


En el Perú, la acuicultura no representa ni el 1% de la acuicultura mundial, es decir estamos en pañales, no somos nada. Pero eso que resulta una aparente desventaja, es en realidad todo lo contrario; una gran oportunidad. Por que la visión de desarrollo acuícola del Perú debe ser el estudio y domesticación de sus especies nativas. Tendremos muchos problemas y progresaremos mucho, pero como nuestra acuicultura es incipiente, podremos construir nuestro propio modelo de desarrollo acuícola.

Para lograr esto, es clave que todos en el sector trabajemos en la misma dirección, comenzando por respetar ante todo a quienes contribuyen con la economía de la nación, pagando su impuestos. Y en el caso de la pesca formal también sus “derechos de pesca”.


Sacarle leche todo el tiempo solo a 2 o 3 vacas de 100 que viven en la granja representa una pésima forma de administrar la pesquería peruana y su futuro acuícola. Aunque la pesquería de anchoveta es la más importante y la más regulada del país, los números demuestran que en conjunto paga más que la minería. Existen otras pesquerías que requieren un mejor ordenamiento, estudio, determinación de cuotas de pesca y el cálculo del pago de los derechos de pesca correspondiente.


Para comenzar un dialogo transparente y productivo, poner los intereses de todos los dialogantes sobre la mesa es el primer paso. Nosotros decimos claramente cuál es nuestro interés y el de nuestra organización.


Existen pesquerías en el Perú que no pagan ningún derecho de pesca, sin embargo muchos de sus representantes reclaman airadamente que la flota industrial anchovetera paga muy pocos derechos de pesca y que depreda los recursos; algunas ONGs proteccionistas que reciben fondos del exterior solo se han enfocado en encontrar defectos en el ordenamiento pesquero de una de las pesquerías más ordenadas y admiradas del mundo, irrogándose incluso el derecho de ser fiscales y auditores. Y ni que decir de algunos políticos que se esmeran en destruir la industria anchovetera cada vez que salen a la prensa, lo peor es que la prensa les hace caso.


¿Debemos ordenar las pesquerías del Perú? Por supuesto que sí. ¿Todas las pesquerías deben tener cuotas y pagar derechos de pesca? No nos cabe duda. ¿Tenemos que tener un enfoque de desarrollo acuícola concentrado en especies nativas del mar y Amazonia peruana? Ni hablar, nosotros estamos convencidos, y es algo que además hemos venido proponiendo desde nuestra fundación.


Todo comienza en el borde costero, el medio ambiente que explota el pescador artesanal de orilla o selectivo, el verdadero pescador artesanal. Es el lugar donde está la mayor biodiversidad de nuestro mar; los fondos rocosos cavernosos o planos con praderas de algas. Un medio ambiente que debemos proteger a toda costa. Muchas de las especies que habitan ahí, son el futuro de una acuicultura de especies nativas.


Sin embargo, ese medio ambiente, que normalmente está en la primera milla de la costa, está siendo depredado; pero no por el pescador selectivo que sueña con la sostenibilidad, ni mucho menos por una flota industrial irresponsable, sino por muchos malos pescadores que practican actividades ilegales o simplemente no reguladas (pesca con explosivos, traqueteo, chinchorro mecanizado, pesca nocturna, irrespeto a tallas mínimas, etc.) y también por algunos pescadores, que se han acogido al régimen artesanal, por que no se paga impuestos, pero que pescan con bolichitos o redes de arrastre de fondo, hasta la milla cero, cuando la normativa les prohíbe pescar dentro de las 3 millas, así sean artesanales.


Estas embarcaciones no pueden ser controladas, porque en su totalidad o gran mayoría no tienen un sistema de seguimiento y control satelital. El Ministro de la Producción nos dice en una entrevista reciente, que aunque se han formalizado cerca de ocho mil, faltan formalizar unas diez mil más. ¡18,000 en total! Un cálculo somero y empírico, nos permite vislumbrar que hay entre ellas alrededor de 300 mil toneladas de capacidad de bodega sin control alguno que pueden pescar hasta la milla cero, incluso en tiempos de vedas.


Dentro de este enorme lote de embarcaciones ilegales o informales, hay muchas que se dedican al calamar gigante y al perico, dos pesquerías que no pagan derechos de pesca, pero que generan un negocio de exportaciones del orden de los US$500 Millones al año. Estas pesquerías aunque artesanales, no irrumpen en el borde costero, su zona de acción está mucho más allá de las 5 millas. Lo que nos preocupa son las actividades ilegales, las no reguladas y las pesquerías costeras artesanales con redes de cerco o arrastre de fondo, que además de no respetar el borde costero donde trabaja un pescador selectivo, destruyen sus fondos y la enorme biodiversidad de sus recursos que son nuestro futuro.


La pesca formal, esta ordenada. Su ordenamiento no es perfecto, es perfectible. Pero la pesca artesanal, es un caos. ¿Dónde entonces debemos concentrar nuestros esfuerzos? Creemos que la respuesta es obvia.


En el Perú todavía existen pesquerías inexplotadas e inexploradas, que son oportunidades para quien quiera ingresar al sector. La frase de mi tío, cobra entonces un mayor sentido para mí. Queremos seguir sacándole leche a solo dos o tres vacas de nuestra granja, cuando tenemos otras cien pastando.