Estupidez, imprevisión, incompetencia o corrupción

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la Junta Directiva de la ONG Oannes

lunes 20 de marzo de 2017

¿Por que los peruanos gastamos millones en reconstruir nuestro país, de un evento que sabemos que llega de manera recurrente, todos los veranos, al principio o al final de la estación calida, con efectos pequeños o grandes, y desde tiempos ancestrales?


No soy científico, pero comprendo que ”El Niño" (ENSO - El Niño Southern Oscilation) es un evento recurrente en el Perú, que siempre puede darse entre noviembre y marzo. Puede tener origen oceánico o atmosférico, pero cualquiera que sea su origen, tiene como consecuencia una baja de la fuerza de los vientos alisios. Si es oceánico, tiene determinadas características que incluyen cambios oceanográficos, llegada de especies tropicales, lluvias y sequías. Y si su origen es atmosférico, como el que tenemos ahora, la consecuencia básicamente son lluvias e inundaciones producto de confluencia de nubes tropicales cargadas de agua que vienen del Atlantico y que atraviesan la cordillera, con los cambios de temperatura de la zona costera, típicos del verano. Los eventos de origen oceánico son sin duda los mas frecuentes, y los de origen atmosférico, como el que vivimos ahora, quizá son los menos frecuentes. Pero tan dañinos como cualquiera.


Para mi siempre fue un solo evento; El Niño, pero para los científicos, diferentes nombres se han precipitado desde su imaginación cual huayco, el “Niño Costero” es su ultimo alumbramiento. Pero ha habido de todo en el lodo; y no hare una relación de ellos para no cansarlos.


Mi mente “no científica”, los dividiría solo en dos, como sugestivamente ya lo he expresado, y lo haría por su origen, asignando un valor en función a su magnitud destructiva, como lo hace la “Escala de Mercalli” para darnos una idea de los daños causados por un movimiento telúrico. Pero no soy científico, y el gran problema de los científicos es que no son capaces de pronosticar la magnitud de daños que un evento como El Niño, puede ocasionar.


Quiza el problema, principal radica en que queremos pronosticar daños y la verdad es que en muchos de los casos no deberíamos tener ni daños, ni damnificados. Si nuestras ciudades tuvieran un bien pensado sistema de drenaje, si nuestras carreteras no pasaran por donde siempre cae un huayco o fuesen lo suficientemente elevadas para no ser inundadas, si hiciéramos una prolija limpieza de cauces, si los puentes estuvieran bien construidos, si nuestro sistema de Defensa Civil tuviera cientos de plantas purificadoras de agua (que también desalinizan), si los alcaldes revisaran los mapas de inundación y no permitieran que la gente se instale en un cauce de aluvión; es decir, la cantidad de condicionales es enorme.


De otro lado, esta el tema del aprovechamiento de la oportunidad…Si! aunque parezca mentira, en nuestro territorio desértico, la avenida del agua también es una gran oportunidad. El desvío los ríos de Lambayeque como una gran medida de prevención convirtió la estival laguna Ramon, del desierto de Sechura, en lo que se llamo el gran Lago La Niña. Y el presidente al que se le ocurrió tan brillante acción, se le ocurrió también sembrar algarrobo en grandes cantidades, antes de la llegada de las lluvias. La consecuencia después del fenómeno fue muy positiva, hubo peces como tilapias y lisas en toneladas en el lago La Niña y mucha gente las aprovecho. Y ni que decir que los bosques de algarrobo que se recuperaron durante todos estos años y que los han vuelto a depredar en los últimos años. El Presidente Fujimori, quizá hizo con una mano, lo contrario de lo que hizo con la otra (Y por eso esta en la carcel), pero en lo que respecta a la prevención y el aprovechamiento de una oportunidad, tenia una idea clara.


La verdad no soy capaz de dilucidar si la razón de todo lo que nos pasa respecto a El Niño, es imprevisión, incompetencia, corrupción o estupidez. Soy tan peruano como todos, y sin duda cargo con mi parte del pasivo. Pero la sobrevaloración de muchas obras de reconstrucción y la recurrencia en construir y volver a construir el mismo puente una y otra vez, reúne las cuatro palabras de ese pasivo. Las vincula en un lazo de conveniencia también recurrente, tanto como El Niño mismo.


Quiza la corrupción ha crecido un poco mas en el devenir de los años, por que en Lima por ejemplo, tenemos puentes sobre el rio Rimac, que datan del siglo XV y que siguen en pie, mientras que modernos puentes construidos en nuestra moderna y tecnológica era, se vienen abajo con una crecida. Y no es que en tiempos de la colonia, no haya habido corrupción. Esta documentada en un libro del difunto historiador peruano, Don Alfonso W. Quiroz; “Historia de la corrupción en el Perú”. Se los recomiendo, léanlo.


Pero esas cuatro palabras juntas o de manera independiente, representan grandes perdidas de dinero para el Perú, y sus contribuyentes. No solo en el mundo de la burocracia estatal, también en el mundo de la empresa privada.


De hecho solo hace unos días, el Sr. Rene Adrien, de Overseas Solution Development, me comento sobre la difusión de un reportaje de la revista francesa “Envoyé Spécial" y un articulo del Sr. Jeremy Joly de la revista Ouest France, que están haciendo mucho ruido por allí. Ambos artículos describen una dramática realidad, donde la confluencia de estas terribles palabras y todo su significado, cobran una triste dimension.


En Sechura, la fortuna de la concha pasa por las narices de los sechuranos, y aunque permite a 30.000 personas tener un medio de vida, los que se enriquecen, son principalmente algunas empresas de Lima, Paita o de la ciudad de Sechura; donde un estadio de fútbol de 5.000 asientos y un equipo de primera división fue financiado por las asociaciones de maricultura, siendo motivo de fatuo orgullo.

En Parachique, el centro de la generación de una fortuna estimada en $ 150 millones al año, producto del cultivo de la concha de abanico, imperan en cambio los caminos de tierra, las casas construidas de partes y piezas; no existe red agua potable, ni sistema de desagüe.


¿Imprevisión, incompetencia, corrupción o estupidez? Por un lado la abundancia de agua que trae como efecto la escasez de la misma. Por otro la fortuna de una comunidad despilfarrada en una vanidad infundada y ridícula. Sin la mas minima vision de futuro.

Quiza los acuicultores de Sechura, deberían darse cuenta que tienen en sus manos una gran oportunidad para sacar adelante a su comunidad, una oportunidad que no debe perderse otra vez y que sin duda solo podrá alcanzarse nuevamente con mucho esfuerzo e inteligencia. La maricultura de conchas de abanico debe llevarse a un nivel de tecnificación con sistemas de cultivos en linternas que permitan impecables condiciones sanitarias. Y ademas, debe diversificarse.


El estado peruano ha iniciado un proceso de regularización importante, después de 25 años de cosecha "salvaje”, como la definen los medios franceses. SANIPES ya esta muestreando cada semana el agua del mar. Existen proyectos interesantes para la construcción de criaderos o “hatcheries”, en donde el estado, universidades y las mismas asociaciones, por supuesto, deberán poner el hombro.


La capacidad del peruano para renacer de las cenizas cual “Ave Fenix”, es notable. Pero ese circulo vicioso de desgracia y renacimiento, la mayoría de las veces, no tiene por que darse en nuestro país. Para lograrlo, son cuatro palabras las que debemos desterrar de nuestros pensamientos, vocabulario y realidad: Imprevisión, incompetencia, corrupción y estupidez.


El desarrollo de los pueblos no debe darse dentro del marco de este inacabable circulo, donde canciones como “Sufre Peruano Sufre” resultan un himno, donde para triunfar debes aprender a ser masoquista, o donde personajes como la mujer que surgió del lodo de un huaico en Punta Hermosa se convierten en un símbolo de ese circulo vicioso; cuando la realidad es que fue una desgracia que nunca debió suceder. La lucha por alcanzar los objetivos en la vida, puede que sea muy sufrida por determinadas circunstancias imponderables; pero si nos preparamos, podemos ser previsores e inteligentes para superar los retos y evadir muchos obstáculos del camino. Y si nos unimos y trabajamos en equipo, superaremos la incompetencia y la corrupción.


El pueblo que no es capaz de reconocer sus errores, jamas los enmendara. Estoy convencido que el Perú es un país de sorpresas y contrastes, soy optimista, solo espero que no necesitemos un milagro para el cambio, ya que lamentablemente, no creo en los milagros.