Pesca y acuicultura sin petróleo...si

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

martes 1 de mayo de 2018

Oannes, se solidariza con la posición de los acuicultores y pescadores del norte del Perú, que no quieren que la industria petrolera se desarrolle en sus costas por los riesgos potenciales que significan. Se ha llegado a esta lamentable situación por un presidente que actuó con irresponsabilidad y absoluto desatino. Y felizmente ya no es presidente.
Debemos decir sin embargo, que hemos visto muchas experiencias alrededor del mundo, donde la pesca y la acuicultura se ha enfrentado al desarrollo de la industria de hidrocarburos. Muchas por cierto son similares a la que estamos viendo hoy en Piura. Pero en aras de la objetividad, existen también experiencias exitosas donde el diálogo de partes primo y donde la industria de hidrocarburos ha sido un real promotor de la pesca y acuicultura. El mejor ejemplo, sin duda: Noruega.
Para lograr que la relación de dos industrias tan disímiles encuentren puntos de encuentro, es muy importante apelar a la filosofía de las actividades y en que se basan las mismas. La pesca y la acuicultura se basan en la explotación de recursos "renovables", mientras que las mineras y petroleras explotan recursos "no renovables". En Noruega, se partió del convencimiento de que los recursos "no renovables" se agotan tarde o temprano, y se pudo convencer a la industria de hidrocarburos que la inversión en una industria basada en recursos "renovables", era mucho más rentable a largo plazo y además aseguraba el sustento y transformación de la inversión de los capitales, finalmente las empresas cualesquiera que sea sus objetivos y recursos explotados, se basan en inversionistas, que buscan multiplicar su capital. Este fue un aspecto importantísimo y una forma inteligente de encarar el problema, que por supuesto muchos políticos peruanos que solo buscan las simpatías de las masas, no pueden concebir. Ellos nunca solucionan los problemas, solo viven de ellos.
La filosofía de convivencia de dos industrias disímiles en Noruega, es un ejemplo muy interesante donde el diálogo de partes funcionó y hoy los aportes de la industria de hidrocarburos al desarrollo de la investigación e innovación de la pesca y acuicultura son tan cuantiosos, que ambas actividades se ha colocado a la cabeza por su tecnología de punta y por las enormes inversiones de capital que atraen hacia si. ¿Por qué el Perú, no puede tomar este camino? ¿Somos menos que los Noruegos?
Este razonamiento por supuesto no lo hará jamás un político de estos de los que estamos hablando, por que a ellos no le interesa el análisis, solo “exacerbar las discrepancias”, que le traen réditos ante la opinión publica y por supuesto votos. Pero a nosotros si, y seguramente será motivo insultos, mas difamaciones y ataques. Pero no importa, es nuestro deber ser lo mas objetivos posibles y tratar de ser neutrales en nuestro análisis; a pesar de que algunos sienten que somos sus enemigos. Sechura y Piura en general puede que tengan toda la razón en sus reclamos, lo que hizo PPK es execrable. Pero no nos ceguemos ante la posibilidad del diálogo, cuando este se acaba...las guerras comienzan.
Pesca si, petróleo no; es el lema de una huelga que para nosotros brinda una gran oportunidad a oportunistas o manipuladores políticos, que fácilmente empañan la visión de la defensa real de los intereses de pescadores o acuicultores artesanales. Y resulta una sana sugerencia deslindar claramente la posiciones del pescador y acuicultor, del radicalismo a ultranza. Como una suerte de abogado del Diablo, nos gustaría llamar la atención sobre ciertas incongruencias que encontramos no solo en el lema, sino en la actitud de quienes promueven y alientan este paro.
En primer lugar, la industria pesquera y acuícola depende hoy en día, fundamentalmente de los combustibles fosiles para el desarrollo de su actividad, el alto porcentaje de uso de combustibles por parte de la industria pesquera y acuícola, es notable. Y por eso la razón del titulo de nuestra editorial ya que para expresar ese lema e identificarse con el, deberíamos ser consecuentes con el, descartando primero el uso del petróleo de nuestras actividades diarias.
Esto que parece una utopía, sin embargo es posible para la industria pesquera o acuícola de nivel artesanal; retornando al uso de la vela e invirtiendo en energías renovables como la solar y la eólica, que podrían mover pequeños motores eléctricos que pueden incluso servir a sistemas de bombeo, aireación, refrigeración e iluminación. Hacerlo seria ser realmente consecuente con el uso de un lema de esta naturaleza, mas aun cuando la contaminación de bahías y del mar en general, tienen en algunos pescadores irresponsables, a unos de los mas importantes agentes de contaminación, ya que arrojan todos estos desechos al mar, junto con sus envases plásticos. Por supuesto es una inversión elevada en nuevas tecnologías, pero no imposible.
En segundo lugar, la participación de la industria petrolera en la tierra o en el mar, tiene y tendrá siempre un potencial impacto ambiental. Pero nadie con tres dedos de frente en esta industria pretende explotar los yacimientos permitiendo escapes o fugas que generen contaminación y grandes perdidas a los inversionistas. Lo que sucede son generalmente accidentes y no actos premeditados. El desarrollo de tecnología de punta para la extracción de hidrocarburos es sin duda una apuesta riesgosa y solucionar los problemas que podría ocasionar este atrevimiento, pueden tener consecuencias catastróficas. El mejor ejemplo: el accidente de British Petroleum en el Golfo de México a mas de mil metros de profundidad, que finalmente se soluciono también con el desarrollo de tecnología de punta y una cuantiosa inversión, que casi descalabra la economía de la Reina de Inglaterra, propietaria de la compañía.
Los daños potenciales pueden ser estimados y existen hoy en día muchos especialistas en la estimación de los mismos. Un buen consultor especialista en la materia, que no es barato, puede hacer un calculo adecuado, que sea el punto de partida de una negociación con una empresa petrolera interesada en la explotación marina del petróleo. Por que el que contamina debe pagar y ese es un principio que todos debemos respetar.
La industria petrolera ha sido generadora de desarrollo en actividades como la pesca, la acuicultura o el turismo, y en otros lugares del mundo, existen también algunos también otros ejemplos en EE.UU., Australia, países Árabes, etc. Estos modelos comprometen a la industria de hidrocarburos en el futuro sostenible de su propio capital de inversión y en el de las poblaciones costeras, poniendo en la ecuación una adecuada evaluación de un daño potencial, que por lo general resulta muy caro pagar. La alta tasa que se impone al riesgo, obliga a las compañías a minimizar ese riesgo con inversión en alta tecnología que asegure la explotación sin daños.
Como hemos dicho al principio. Oannes, se solidariza plenamente con la posición de los acuicultores y pescadores del norte del Perú, que temen que la industria petrolera se desarrolle en sus costas por los riesgos potenciales que significa. Y el estado debe enfrentar este tema con seriedad y adecuada responsabilidad, poniéndose del lado del poblador costero que explota recursos renovables, protegiéndolo y poniendo condiciones que aseguren su futuro con un mínimo de riesgos, y ante la posibilidad de estos, una acción solida que minimice los daños e indemnice a todos los afectados. La valla debe ser muy alta, para que solo empresas realmente dispuestas a asumir la responsabilidad del riesgo, la puedan pasar.
Mientras tanto, la inversión del estado en actividades basadas en recursos “renovables” para el desarrollo de las comunidades costeras debe ser decidida y cuantiosa, mientras mas invierta el estado peruano en estas actividades, mas alta será la valla que los inversionistas de la extracción de hidrocarburos deberán pasar, por que el Perú como estado, sentirá el real compromiso de su inversión.
Hoy los acuicultores de Sechura, después un gran “boom” generado por ellos y su esfuerzo comunitario, tuvieron que enfrentar amargos años y malas experiencias producto de malas decisiones, pero ya comienzan a recuperarse. Hoy existen 7 laboratorios de producción de semilla de concha de abanico en la región, producto únicamente de su esfuerzo, sin mayor apoyo del estado peruano. Iniciativas así, deben ser sostenidas y apoyadas de manera decidida por el Perú en su conjunto, son ejemplos de comunidades costeras que solo piden comprensión y solución a sus problemas para producir desarrollo sostenible.