Anchoveta 2025: Entre la Realidad Acústica, el Mito del Calamar y el Clamor por la Transparencia.
Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la Junta Directiva de Oannes
lunes 3 de noviembre de 2025
Tras tener una primera temporada de anchoveta en 2025 que batió récords -con una cuota asignada de 3 millones de toneladas, basada en una robusta biomasa observada de casi 11 millones de toneladas- la noticia de una cuota sustancialmente inferior para esta segunda temporada ha confundido a algunos.
Como es habitual en tiempos de incertidumbre, surgen hipótesis. Una de ellas apunta al calamar gigante (Dosidicus gigas). Sugiriendo que el crecimiento de la población de este voraz depredador, habría diezmado la biomasa de anchoveta, tratando de explicar con ello la baja en la estimación que ha hecho el IMARPE, con su último crucero y consecuente informe. La hipótesis, sin embargo, tiene un problema fundamental: es incorrecta.
Quienes llevamos décadas observando el ecosistema de la Corriente de Humboldt entendemos la tentación de buscar explicaciones simples a fenómenos complejos. La evidencia científica, recopilada por el propio IMARPE, nos cuenta una historia muy diferente.
La creencia de que del calamar gigante es un depredador principal de la anchoveta es un mito que la ciencia ha desacreditado repetidamente, por lo menos en Perú. Los análisis de contenido estomacal, realizados sistemáticamente por el IMARPE durante los últimos 15 a 20 años, son concluyentes. La pota no se está alimentando de anchoveta.
Los últimos estudios confirman este patrón: la dieta del calamar gigante se compone abrumadoramente de otros cefalópodos (evidenciando un fuerte canibalismo) y, de manera muy significativa, de peces mesopelágicos como la Vinciguerria lucetia y mictófidos. Estos peces habitan aguas más profundas y oceánicas. Por lo tanto, la idea de que la pota haya diezmado la biomasa de anchoveta es improbable y no está respaldada por la evidencia científica.
Si la pota no es la culpable, ¿qué explica la "desaparición" de millones de toneladas de anchoveta entre la evaluación de otoño y la de primavera? La respuesta no es un desastre biológico, sino un desafío físico y metodológico que se repite año tras año. Como bien comentan expertos en oceanografía acústica, lo que estamos viendo "ha ocurrido muchas veces en el pasado".
El patrón es claro y está históricamente documentado: la biomasa observada en los cruceros de invierno-primavera (que definen la 2da temporada) es, en promedio, inferior a la observada en los cruceros de verano-otoño (que definen la 1ra temporada).
El factor clave es la dispersión estacional. El frío invernal y el cambio de ciclo reproductivo dispersan a la anchoveta. Los grandes y densos cardúmenes de otoño se transforman en agregaciones más pequeñas, menos compactas y a menudo más difíciles de detectar.
Aquí radica el núcleo del problema. El método acústico, la herramienta estándar para estimar estos recursos, es óptimo para cardúmenes densos, pero mucho menos efectivo cuando los peces están dispersos. El mismo volumen de peces dispersos devuelve una señal acústica subestimada. No es que la biomasa haya colapsado; es que se ha vuelto "acústicamente subrepresentada". La cuota reducida de la segunda temporada, por lo tanto, es el resultado de la limitación metodológica estacional y no de una hecatombe biológica.
Algunos pescadores reclaman en medios, aludiendo que las decisiones sobre las cuotas de pesca se toman a puerta cerrada, usando solo la información o las plataformas de la flota industrial. Pero este reclamo no tiene sustento, considerando que los cruceros acústicos del IMARPE (BIC José Olaya y Humboldt) son complejos y extensos. Para la magnitud de la evaluación de la zona norte-centro, es una necesidad logística y económica que IMARPE recurra a la flota de apoyo, a menudo buques industriales acondicionados con equipos científicos. Esta cooperación se da porque los buques de investigación propios de IMARPE son limitados en número y tiempo. No es una preferencia ideológica, sino una limitación operativa.
Los cruceros para la estimación de la biomasa están diseñados para estimar el stock que sustentará la pesca industrial (harina y aceite) en la Zona Norte-Centro. La preocupación del sector artesanal suele centrarse en la pesca juvenil y la protección costera, aspectos que ya están legalmente protegidos por la veda dentro de las 5 millas (y, efectivamente, la veda de la segunda temporada protege al juvenil disperso).
Ante escenario -una biomasa baja por dispersión y pescadores que reclaman- la decisión de asignar una cuota reducida es, irónicamente, la única respuesta lógica y responsable.
Si la ciencia (IMARPE) entrega una estimación conservadora debido a la incertidumbre causada por la dispersión invernal, la administración (PRODUCE) debe aplicar el principio precautorio de la FAO. Ya que asignando una cuota alta basada en la simple "esperanza" de que los peces están allí, sin mediciones robustas que lo confirmen, se pondría en riesgo la sostenibilidad del recurso, especialmente la fracción juvenil que garantizará el futuro de la 1era temporada 2026.
En conclusión, la reducción de la cuota de la segunda temporada 2025 es una consecuencia de una apreciación metodológica, no una crisis de predación por el calamar gigante. Es una clara acción de prudencia técnica que responde al rigor científico, aunque podría venir acompañado de una mayor apertura y diálogo con el sector para mantener la confianza en el sistema de manejo pesquero peruano. Uno de los más prestigiosos del mundo.
La información pública y los registros históricos de los últimos 20 años respaldan firmemente la teoría de la dispersión estacional, por lo que la "cuota precautoria" asignada es, la respuesta administrativa correcta a esta incertidumbre científica estacional.




