Anchoveta ¿depredada?...¿perdón?

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

miércoles 1 de noviembre de 2023

Anchoveta ¿depredada?...¿perdón?

Una de las ventajas de trabajar en una institución promotora del diálogo en temas marinos durante 27 años, es, sin duda, él ser testigo de la historia de un sector, cuya única constante es su variabilidad. No solo oceanográfica y biológica, sino también política. En todos estos años, nos ha tocado ver desfilar a numerosos ministros y viceministros por la cartera de Pesquería primero, y de Producción después. 


De 13 ministros de Pesquería, solo uno fue Ingeniero Pesquero. Y  de 30 ministros de la Producción, no encontramos ninguno con esa profesión. 


Desde la creación del Ministerio de la Producción, el viceministerio de pesquería y luego de pesca y acuicultura ha sido ocupado por 27 personas, y solo en dos oportunidades han sido ingenieros pesqueros. ¿Que dirían los administrados del Ministerio de Salud, si su ministro fuese un historiador?


Ser el “patito feo” de la administración pública, es algo que el sector pesquero y acuícola, repudia y este repudio no solo es manifestado por los Capítulos Departamentales de Ingenieros Pesqueros del Perú, sino también por muchos gremios de pescadores y por los gremios empresariales.


Por supuesto que no por ser Ingeniero Pesquero, serás el “perfecto” administrador del sector, hay profesionales con las competencias necesarias y también los que no las tienen, no solo en este rubro, sino en todas las profesiones.


Pero lo que parece que nadie toma en cuenta, es que la política del estado peruano, desde 1970, de “facto”, ha sido formar este tipo de profesionales en más de 15 universidades nacionales del país. Y la pregunta que cae de madura es: ¿Si los formas, por qué no los tomas en cuenta?


Quizá si los tomáramos en cuenta, el sector podría hablar con pares que son capaces de entender que es la administración de una pesquería y no llegar a aprender una materia desconocida por tu formación profesional. Pero no solo muchos de los administradores de turno han sido incapaces de comprender el sector y todas sus interacciones. 


La prensa, que es un actor fundamental, no sabe nada de pesca, malinterpreta la información, desinforma y por si fuera poco se convierte en un actor “anti pesca”, repitiendo como paporreta, lo que personajes que ni siquiera son representativos del sector, manifiestan sobre las diversas pesquerías… Y para el caso de televisión; peor aún en hora punta. Un mal reportaje, sin la seriedad que amerita, perjudica una industria pesquera (CHD o CHI) que produce más de tres mil quinientos millones de Dólares al año, que viene dando trabajo, directo e indirecto, a más de un millón de personas en todo el país, de manera sostenible desde hace varios años.


Un buen profesional normalmente desarrolla criterio para la toma de decisiones, sobre la base de una buena formación académica. Pero si no conoce de administración de pesquerías, por más que tenga un asesor A y B con posiciones opuestas y escuche a ambos; sin conocimiento, su decisión siempre será un albur. Por lo tanto, las buenas decisiones serán solo un factor de suerte… Es decir; tirar la moneda al aire y ver si cae cara o sello. Pero resulta peor aún, si los asesores, no son asesores, sino “asistentes” que saben menos que el político a cargo de la administración, que solo tiene interés en fortalecer su imagen, basándose en la demagogia, el antiguo arte griego de satisfacer a las multitudes.


Pero, ¿la anchoveta está depredada? La respuesta correcta sería sí, porque los humanos somos depredadores omnívoros en términos netamente biológicos. Sin embargo, hay que saber hacer las preguntas. ¿La anchoveta está sobre-pescada, sobreexplotada o en peligro de extinción? No. Por el contrario, hace muchos años que se administra la pesquería de anchoveta, con responsabilidad y de manera sostenible. La industria pesquera peruana de anchoveta ya no existiría, si no fuese así. 


Para comprender esta diferencia, es necesario saber como la entidad rectora de la investigación marina en el Perú (Instituto del Mar del Perú - IMARPE), trabaja y hace sus recomendaciones a la administración de turno, para que esta tome sus decisiones. Y obviamente también entender los términos que utiliza, que para la mayoría de los peruanos, son algo así como “esotéricos”.


El IMARPE, no puede cuantificar una “biomasa total”, porque simplemente es imposible para la institución y por supuesto para cualquier institución científica marina en el mundo. Para calcular de manera exacta la “biomasa total” de un recurso pesquero que tiene cola y se mueve por un territorio de millones de metros cuadrados, entre los 0 y 200 metros de profundidad, habría que ser una suerte de Dios omnipresente, con miles de embarcaciones rastreando cada milímetro de nuestro mar de manera permanente a lo largo del año. 


Entonces, el IMARPE no cuantifica la “biomasa total” sino la que puede “observar” o “calcular”, gracias a sus cruceros de investigación, con barcos propios o con el apoyo de la flota privada, además de sus más de 60 años de experiencia y data acumulada. El IMARPE basa entonces sus recomendaciones sobre la “biomasa observada” o “estimada”, que siempre será menor a la “biomasa total” o “real”, que es imposible calcular.


Si el IMARPE nos dice que la “biomasa observada” es superior a 6.5 millones de toneladas, es perfectamente razonable pensar que la “biomasa total o real” es una cifra superior. Ya que solo te basas en lo que viste, gracias a tus estimaciones matemáticas u observaciones acústicas. Así trabaja la ciencia, y aunque no es exacta en materias como la biología, sus estimaciones son muy cercanas a la realidad y son útiles para adecuada administración de las pesquerías.


Por otra parte, si el IMARPE recomienda, como lo ha hecho durante muchos años, pescar máximo el 35% de la “biomasa observada” de anchoveta, no existe ninguna “sobreexplotación” o “sobrepesca” del recurso. Si no, lo que el IMARPE llama muy apropiadamente un “enfoque precautorio”. Porque además está dejando en el mar, recurso suficiente para la propia reproducción y crecimiento del cardumen, y para la supervivencia de cualquier otro depredador marino que se alimente de anchoveta.


El “enfoque precautorio” como parte de la política de recomendaciones de administración de pesquerías que la institución mantiene desde hace muchos años, ha mantenido a muchas pesquerías peruanas saludables y sostenibles. Lamentablemente no todas, porque para hacer ciencia e interpretación de la dinámica de una pesquería, se requiere de mucha investigación, que genere data o información, que pueda ser analizada por la institución científica, para interpretarla correctamente. Pero el estado peruano, le reduce todos los años el presupuesto al IMARPE… Y son varias las pesquerías peruanas que requieren de fondos para su investigación, no solo tenemos anchoveta, sino pota, jurel, caballa, bonito, anguila, múnida, vicinguerria y muchas otras especies finas de menor cuantía y alto valor, que aprovecha la pesca artesanal de orilla, de las que no sabemos absolutamente nada.


Comprender el “enfoque precautorio” para el manejo de la pesquería de anchoveta, nos permite también comprender la diferencia entre lo que se considera la “talla mínima legal” y una “anchoveta juvenil”, la diferencia estriba precisamente en el “enfoque precautorio”, que se utiliza para mantener y recuperar a largo plazo una pesquería. La pesquería de anchoveta peruana es un ejemplo de administración pesquera sostenible que todo el mundo reconoce, menos los peruanos.


Hay características biológicas generales de la anchoveta peruana, que el peruano no conoce, por ejemplo: La anchoveta madura desde que tiene 9,5 cm. Es una especie que se reproduce todo el año, con dos picos estacionales de reproducción, vive un promedio entre 2 y 3 años, y crece según las condiciones de temperatura y disponibilidad de alimento en el mar, entre 0.5 y 1 cm por mes. Durante las condiciones oceanográficas actuales, su crecimiento ha sido más lento que lo normal. Y en los últimos años, hemos visto que la anchoveta no está creciendo mucho en talla, pero su biomasa es saludable y abundante en tallas inferiores a la "minina legal". El IMARPE desde hace mucho tiempo, que ha documentado todo esto. Para un pesquero preparado, esto debería ser un conocimiento adquirido. Pero obviamente hay aún muchas preguntas por responder, ¿No crece más por qué es un stock que ha desplazado a otro genéticamente diferente? ¿Los niveles de acidificación del mar limitan acaso su crecimiento?, entre otras.


Pero, que la “talla mínima legal” sea 12 cm. Es debido al “enfoque precautorio”, cuando se estableció esa talla, lo que pretendían los científicos es que la anchoveta se reprodujera por lo menos dos o tres veces antes de ser capturada, porque si no la pescamos, muere de forma natural, ya que no es un animal longevo. Aspirar que un recurso se reproduzca más de una vez, multiplica sus posibilidades de supervivencia y ayuda a levantar el volumen de su biomasa. Biomasa, que además se mide en términos de peso y en términos de número de individuos, otro elemento importante que siempre debe ser considerado en un análisis bien hecho. 


La “talla mínima legal” es una variable autoimpuesta, que ha permitido la recuperación de la especie, después los años 70 en que fue sobre pescada, pero no está escrita en piedra, puede ser adaptativa. De hecho, a lo largo de la historia de la pesquería peruana, la “talla minina legal” para capturar diversas especies del mar peruano, ha variado. Y estas recomendaciones de la entidad científica, se han hecho siempre en función a la biología de la especie y las circunstancias oceanográficas. No es lo mismo para una especie de vida corta como la anchoveta, que para una especie longeva como un mero, por ejemplo. Por supuesto que esto lo debería comprender mejor que nadie un profesional pesquero, y realmente es mucho más difícil de comprender para un profesional de otra disciplina, en los que incluimos a los periodistas que se vanaglorian de saber un “poquito de todo”, lo que explicaría la visible superficialidad de sus reportajes o informes.


Este año 2023, ha sido muy difícil para la pesquería nacional, no solo para la industrial de anchoveta que está sometida a la incomprensión del gobierno actual, que arriesga, con sus malas decisiones, indecisiones o inacciones, su supervivencia. Si no también para otras pesquerías, como la artesanal, por ejemplo, donde la amenaza del incremento en más de 2000 embarcaciones, se cierne como una “guadaña” a la sostenibilidad. Si el recurso es limitado, y supuestamente el pescador lo sabe, ¿por qué tanto lobby para legalizar 2000 embarcaciones más? ¿La intención es repartir las capturas entre más pescadores? ¿O tenemos detrás un interés diferente?... ¿El narcotráfico? Es una probabilidad que parece que nadie quiere presuponer; pero ya pasa en Ecuador, donde cientos de embarcaciones que sobredimensionan una flota, han sido financiadas solo para esta actividad ilegal.


Hasta el día de hoy, la flota pesquera industrial anchovetera, que no ha tenido la primera temporada de pesca en el 2023, solo ha pescado el 14% de la cuota determinada por el Ministerio de la Producción (1´682,000 Tm), que equivale a algo más de doscientas cincuenta mil toneladas. No hay sobre pesca, ni sobre explotación.


No falta tampoco el que quiere que se use la anchoveta solo para consumo humano directo (CHD), cuando la realidad nos dice que en los últimos 10 años, no hemos podido usar más de ciento cincuenta mil toneladas de anchoveta para este fin, desviando ingentes cantidades para fines de producción de harina y aceite ilegal (CHI) con el pretexto del descarte. Será muy difícil (no imposible) hacer crecer esta línea de la pesquería de anchoveta (CHD), porque implica no solo mejoras en la captura y mantenimiento de la línea de frío del recurso desde su captura hasta su procesamiento, que no se asumen con seriedad. Si no también en términos del mercado, porque además del anchoado, que es un mercado con limitaciones, solo existe la demanda de anchoveta para la industria conservera. ¿Pero por qué abastecer una industria conservera extranjera, cuando podemos desarrollar la nuestra? ¿Hemos olvidado acaso el trabajo del ex Instituto Tecnológico Pesquero que desarrollo de manera innovadora más de 90 productos de anchoveta para CHD?


La campaña anti-pesca industrial, quiere vender al público peruano que desconoce los detalles de la dinámica de administración de las pesquerías, la falsa imagen de un empresario pesquero ambicioso y capaz de pescar toda la anchoveta del mar peruano en un solo día. Algo absolutamente irreal, porque las empresas pesqueras peruanas, tanto de CHD como de CHI, son formales, pagan sus impuestos, apuntan a una práctica pesquera responsable y a la explotación sostenible de los recursos en el tiempo. Ellos saben que su negocio alimenta a millones de personas y animales de crianza alrededor del mundo, dando trabajo directo e indirecto a miles de peruanos. Nadie más preocupado por la anchoveta, que quien la explota, vive de ella y quiere seguirlo haciendo siempre.