Chau Carloncho. Oda a Luis Carlini Migliaro

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

miércoles 18 de mayo de 2022

Chau Carloncho. Oda a Luis Carlini Migliaro




Chau Carloncho. Oda a Luis Carlini Migliaro




Lo imagino sentado en las rocas de la playa La Quipa, con un cordel, sombrero de paja, zapatillas cómodas, un pantalón de corduroy beige flojo, camisa de franela azul con cuadros blancos, de manga larga arremangada a la altura de los codos, un chaleco de lana tejido por alguna de sus hermanas…del bolsillo de la camisa, se ve un clip (como de aquellos que usaban las madres para asegurar los pañales de algodón) sujeto con una driza de nylon de colores, amarrada con nudo a la pata de sus segundas gafas de metal dorado tipo Ray Ban, para ver de cerca y evitar que se pierdan.




“¡Y de pronto salió ese buzo con unas pintachas, unas chitas y dos lindos lenguados…y yo aquí como un sonso con mi cordelito, pescando borrachitos!”. Luego de escucharlo no pude aguantar la carcajada, a lo que dije: ¡Y por eso te convertiste en buzo!




Luis Carlini Migliaro* ha sido un gran amigo, un gran compañero de aventuras, un maestro, un mecenas, un consejero. Le gustaba la pesca y el pescado, toda la comida que provee el mar, como a nadie. Su sapiencia y simpleza a la hora de cocinar para llenar el buche con ricos sabores después de largas faenas de buceo, nos permitió compartir prolongadas y profundas tertulias. Siempre con un pisco o vino de su producción. Cerrando la sobremesa con café pasado estilo milano.




Carloncho, como le decimos sus amigos, después del incidente de La Quipa, aprendió a bucear en unas tierras al norte de Lima que poseía su familia antes de la reforma agraria, donde tenían grandes proyectos con frutales. La reforma agraria de Velazco les quitó tierras y luego durante la reforma urbana de Belaunde perdieron más tierras en Surco. La tierra estaba en sus uñas y quizá hasta en sus propias venas y él siempre supo cómo trabajarla para salir adelante. Pero fue en la chacra, en una piscina de piedras, lejos de la vista de los curiosos, dónde aprendió a usar la máscara, el snorkel, las aletas, el traje y los plomos. Y luego fue al mar.




Luchito, no comenzó a hacer pesca submarina a pulmón de joven como yo, él lo hizo ya adulto con más de 35 años de edad llegando a ser campeón nacional de pesca submarina y se metió al agua a buscar chitas a puro pulmón hasta un poco mas allá de los 80 años.




La pandemia nos alejó, el hábito de la tertulia entre amigos, se volvió breve, telefónico y distante. Y somos muchos los amigos de Lucho Carlini. El reunía a cazadores y pescadores muchos jueves por la noche en su antigua bodega, al lado de la vieja Hacienda San Juan. A su la larga mesa nos sentábamos solo para cenar y disfrutar de una tertulia entre amigos, por que él disfrutaba enormemente de eso, ver a los amigos y…escuchar. Luego venían las historias de pesca y cacería, las bromas, las risas y la camaradería con el infaltable café pasado.




Me he divertido con muchos amigos en mi vida, pero nunca tanto como con Lucho Carlini. Un hombre de hablar campechano, muy inteligente, sagaz y discreto. Carloncho se había dado la vuelta al mundo, conocía muchos países. Y a todos fue de turista…y en todos pudo comer langosta o caviar, con el mejor vino.




Hay personas, que cambian el rumbo de tu vida de manera determinante, Lucho fue uno de ellos para mí. Nuestra entrañable amistad, fue una influencia muy positiva en mi vida. Aprendí mucho de él y de sus consejos. Lo mismo que de sus razonamientos. Aunque no sé si hubiera perseguido con tanta vehemencia a los ladrones de su equipo de buceo, por toda la antigua Panamericana sur, hasta enganchar los parachoques y darse varias vueltas de campana. Bueno, los autos quedaron destrozados, los choros fueron atrapados, el equipo de buceo recuperado y Lucho con la clavícula rota en la clínica…pero con una sonrisa.




Hace unos días, mientras me enteraba de su partida y conversaba con uno de sus sobrinos respecto a dónde sería el velorio; llore. Fue una mezcla rara de hilarante melancolía, recordando los muchos buenos momentos, sus anécdotas, su buen humor, su mal humor, su picardía, pero sobre todo su bondad. Lucho era un hombre bueno y generoso, que no solo compartió mucho con sus amigos, también nos ayudó de muchas maneras.




Gracias Carloncho por venir a este mundo, pasar por nuestras vidas y compartir tu tiempo con nosotros. Te recordaremos y extrañaremos siempre.




*Luis Carlini Migliaro pertenece a una antigua familia de descendientes de italianos que construyeron Surco desde un pantano, fue agricultor y productor vitivinicola por muchos años, gran aficionado a la caceria y la pesca submarina, fue Presdiente de la Federacion Peruana de Caza Submarina y Actividades Subacuacticas. Ha sido uno de los miembros fundadores de la Lista Oannes, impulsor de nuestra organizacion y patrocinador silente hasta su fallecimiento, el pasado lunes 16 de Mayo del 2022.