¿Como identificar al verdadero pescador artesanal?

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

martes 20 de febrero de 2018

Antes de que la isla del Fronton fuese usada como penal para terroristas, solíamos ir a pescar mucho en sus alrededores, incluso un poco mas al sur frente a La Perla, a unos islotes que se conocen como Peña Horadada. Ahí encontrábamos muy buena pesca cerca de Lima.

Muchos pescadores de ocasión del Callao y Chorrillos, enterados de la buena pesca de la zona, mas amantes del dinero fácil, que de la pesca sostenible y selectiva, hicieron de la isla del Fronton y Peña Horada su zona de depredación predilecta.

“La Peña desolada” le comenzamos a llamar, por que incluso hasta hoy, esas piedras que antes habían estado cubiertas de choros, caracoles, erizos, estrellas de mar, y sus huecos con chitas, pintadillas, cabrillas, loros, tramboyos y uno que otro cherlo; hoy no tienen vida, son simplemente piedras blancas sin organismos adheridos, y en fondo solo hay caracoles rotos, restos de estrellas y erizos. Esa visión de desolación, es la que deja la pesca sistemática con explosivos, que mata todo a su alrededor.

La gente común no ha visto jamás esos ambientes debajo del mar, la vida submarina la vemos los buzos. Hace mas de 40 años, cuando comencé a bucear, eran muy pocos los pescadores submarinos y recién en ese entonces algunos pescadores artesanales ya habían aprendido a bucear con el aire comprimido que le proporcionaba una compresora a bordo de un bote y se dedicaban mas a la extracción de mariscos. La mayoría de los pescadores artesanales jamás habían visto el fondo de mar, mas que desde su bote y solo cuando las aguas eran cristalinas.

Ya saben, soy pescador submarino a pulmón, y gracias a este deporte he aprendido a amar el mar, entiendo lo que significa la pesca selectiva y he compartido con muchos pescadores artesanales muchas de mis experiencias. Pero siempre tratamos de guardar el secreto de algunos lugares privilegiados, por que sabíamos que si se difundía la bondad de una zona de pesca, pronto los “bomberos” no tardarían en aparecer a “barrer” con todo.

Luego el Fronton se convirtió en penal para terrucos y se creo una zona de seguridad a su alrededor, donde no se permitía el acceso a los botes y de alguna forma, la pesca alrededor de la isla quedo restringida por mas de 10 años. Cuando finalmente el penal se abandono, por la historia que todos conocemos; fuimos de los primeros en regresar a la zona en busca de pesca. No había peña que no estuviera vestida de vida, ni lugar que no alojara a un pez. Los alrededores del Fronton, se habían llenado de vida nuevamente; a diferencia de Peña Horadada, que seguía siendo la triste “Peña desolada”.

Hoy los “bomberos” han vuelto, atacan por las noches la playa de La Chira al sur de la Herradura y siguen bombeando Peña Horadada, la Yerba, El Fronton y también el Cabezo Norte de la Isla San Lorenzo. Y todo esto, aquí nomas, frente a Lima, a la vista y paciencia de nuestra Marina de Guerra del Perú y la DICAPI. Nadie los atrapa, son impunes.

Pero la pesca con explosivos, es solo una de las malas practicas que atacan la zona de pesca del verdadero pescador artesanal. Aquel que como he dicho mas de una vez, nunca va mas allá de las cinco millas, por que solo tiene un bote de remos, un bote pequeño con un pequeño motor, o camina por puntas y playas lanzando sus anzuelos. Antes, ese verdadero pescador artesanal, llevaba a su mesa pescado fino de roca, de pinta o de orilla y vendía mas de una pieza al mercado local llevando dinero a su casa.

Su pesca tradicional ha ido desapareciendo poco a poco por la acción de los “bomberos”, de los traqueteros, de los chinchorreros con 4x4, de los buzos que pescan de noche lenguados dormidos y de los buzos con compresora que hacen “tiro al blanco” con sus arpones, pescado especies por debajo de tallas mínimas.

La pesca artesanal tiene dos tipos de actores, el pescador de vocación y el de ocasión. El primero comprende perfectamente lo que yo escribo, el segundo no y debe desaparecer.

Si el Fronton se recupero en mas o menos 10 años, muchas puntas, acantilados y zonas con fondos rocosos podrían recuperarse y volver a tener la vida que tenían antes. Nuestro mar es benigno. El maligno es el pescador de ocasión, sin conciencia, sin ética, sin responsabilidad y que todavía se atreve a llamarse “pescador artesanal”.

Para mi, la ley define mal al pescador artesanal, no solo no lo comprende; sino que producto de esa falta de comprensión, ha creado beneficios que pretenden proteger este estilo de vida, pero que en realidad son refugio de cientos de pescadores de “ocasión” así como de mal llamados “armadores artesanales”, que los emplean sin documentación, y sin darles las mínimas condiciones de seguridad para su vida y faena en el mar.

El verdadero pescador artesanal no se aleja de la línea costera, por que en la costa y en el litoral de las islas, es donde existen fondos rocosos y ahí esta su pesca objetivo. La gran biodiversidad de especies finas, que pocos conocen y comprenden, pero que bien añoran en un ceviche, en un sudado o en una parihuela y que han sido siempre el sustento de la pesquería artesanal.

No es la predominancia de la tarea manual la que debe definir al pescador artesanal como lo hace la ley actual, son los fondos rocosos, donde la biodiversidad de especies finas, exige el uso especifico de artes manuales para su captura selectiva. Y en la costa peruana, estos fondos están muy cerca del litoral costero y de las islas. Dentro de las primeras 5 millas. A veces solo dentro de la primera milla.

No esta bien que pesquerías como las de perico y pota, por ejemplo, sean consideradas pesquerías artesanales. Por que no lo son. La captura de estas especies, exige de mínimas condiciones de seguridad para la navegación, es decir brújula, ecosonda, radar, un buen motor. Para vida humana, chalecos y una balsa salvavidas con paquetes de sobrevivencia, una cama, una cocina, un comedor. Para la sanidad, un baño, un tanque de aguas servidas a bordo. Y para la conservación adecuada de las capturas, una bodega insulada, con un buen sistema de refrigeración o conservación. Esta pesca, mal llamada artesanal, termina mayormente en manos de un industrial pesquero que la procesa y la exporta. ¿Esto implica una embarcación de mayor eslora? Por supuesto que si.

El estado peruano no debe creer que en la pesca en general se gana mucho dinero. Bajo este criterio se pretende grabar a todo aquel que no es considerado “artesanal” sometiéndolo a todo tipo de controles (muchos sin duda necesarios) pero sobre todo a sobrecostos o cargas impositivas diversas que desalientan la inversión en tecnología de supervivencia, habitabilidad, autonomía y sanidad. Y mas bien hacen que el inversionista busque refugio dentro del concepto de “artesanal” para exonerarse de todo tipo de cargas, incluyendo la responsabilidad sobre vidas humanas que trabajaran mas de 4 días lejos de la zona costera, en las mas tristes e inhumanas condiciones.

¿Hay que proteger al pescador artesanal? Claro que si, pero al verdadero, aquel que pesca dentro de las cinco millas o cerca de las islas de nuestro litoral. Ese merece todo tipo de protección, por que además es el heredero de una practica ancestral que viene desde los tiempos de Caral. Y es y probablemente sera el futuro maricultor.

Pero no nos confundamos, la anchoveta no fue la principal fuente de alimentación en el periodo prehispánico, fue importantísima como alimento abundante y fácil de preservar seco salado y para abono de cultivos como el maíz, pero no la principal. La gran abundancia y biodiversidad de especies de los fondos rocosos de nuestro litoral, ha sido siempre la captura preferente del pescador artesanal. Y eso es lo que debemos proteger y a nadie parece interesarle su protección.

La anchoveta es pelágica, se reproduce dentro de las cinco millas y cerca de las zonas de afloramientos, y vive cerca de la costa mientras es juvenil. Por eso también la protegemos dentro de las cinco millas. Pero la mayoría de los animales que viven en los roquerios no se alimentan de anchoveta. Eso lo saben los verdaderos pescadores artesanales. La pintadilla, el cherlo, el ojo de uva, el loro, el babunco, los meros, los lenguados e incluso las corvinas, prefieren otros organismos como los pejerreyes, mojarras, gambas, pampanitos juveniles, muy muy, maruchas, choros, etc. Cuando hay abundancia de anchoveta juvenil, es posible encontrar esta especie también en los estómagos de estos peces.

Los huacos prehispánicos nos muestran también bonitos, fortunos, pericos, atunes, y potas, ¡claro que si! Estas especies se han acercado siempre en determinadas épocas al litoral y se han puesto al alcance de los pescadores artesanales dentro de las cinco millas. Pero su hábitat natural es el medio ambiente pelágico, mucho allá de las cinco millas. Y en sus estómagos, no siempre hay anchoveta, mas bien encontramos sardinas, munida, eufausidos, pez volador, vicinguerria, y juveniles de jureles, cabinzas, cojinobas, caballas, etc.

¿Quieres identificar al verdadero pescador artesanal? Preguntale que especies le interesa preservar. Preguntale quienes son los bomberos, traqueteros, chichorreros. Preguntale donde ha pescado siempre. Preguntale que bote tiene.