De regreso al trabajo después de la buceada de año nuevo

Autor: Francisco J. Miranda Avalos

miércoles 4 de enero de 2012


Amigos todos, sin duda que lo que mas aprecio de las fiestas de fin de año es la oportunidad de salir con mi familia y algunos amigos de siempre a hacer un campamento en cualquiera de las lindas playas del norte chico. Me gusta el norte chico principalmente por su relativa cercanía, uno puede acampar a un promedio de 20 kilometros de algúna pequeña ciudad dotada de hospital y buenos centros de abastos.

Esta vez como otros años nos toco ir a las playas de Huarmey y Culebras, no hubo el viento de siempre, el mar estuvo cristalino y muy frio, realmente tranquilo con muy pocas olas, sobre todo por la mañana y mucho sol, como para que nuestras acompañantes, esposas e hijas, se broncearan bien.

A mi como siempre me toco hacer mi deporte favorito, la pesca submarina a pulmón, y como siempre también, la oportunidad de conversar con tanto pescador artesanal que deambula desde muy temprano por las playas, sobre todo los marisqueros y buzos pulmoneros, que aprovechan la marea baja para sacar barquillos o lapas o para bucear en busca de chanque o uno que otro pescado, que son muy comunes en la zona.

Estuve observando a uno de ellos en particular, un tipo que con una habilidad increíble extraía dos o tres barquillos antes de ponerse a buen recaudo tomándose de una roca a media agua, para resistir el embate de una ola. Una imagen inolvidable en realidad. El personaje que llamaremos Ruben para no dar mas datos, es un viejo percerbero de 58 años de edad, dueño de una pequeña bodega en el pueblo mas cercano, que vive pendiente de la marea baja para salir al mar a hacer su faena de marisqueo y ganarse unos 50 soles extra.

El dice que su vida en el mar es la que le ha permitido estar casi sin enfermarse, que no existe nada mejor que respirar aire puro de mar por las mañanas y remojarse con el agua fría de las olas del mar peruano.

Sin embargo se queja de la gente y no poco. Se reconoce andarín de cientos de playas y le mortifica que los domingos venga gente a pasar el día y no se lleve su basura –alguien tiene que enseñarle a esa gente que mas bonito es tener la playa limpia– dice realmente mortificado.

Y después de contarle que estuve buceando a pulmón en varios sitios cerca y solo vi peñas blancas sin erizos, comenzó este dialogo que recuerdo nitidamente:

-esos son los bomberos don Pancho, hay varios por aquí, todo el mes de diciembre han estado bombeando la zona por la chita, les traen los cartuchos y ellos los encaletan en varios sitios en las mismas playas desiertas, cada bombero conoce su caleta-

-Pero es que no hay nadie que los denuncie?- Pregunte.

-Quien? Si aquí nomas hay un señor que quiere poner un hotelito y los amenazo con denunciarlos, a los dos días se le presentaron en la casa un grupo de ellos y le dijeron que si el decía algo, le dinamitaban su casa. Ahora siempre le llevan pescado de bomba al hotel y el tiene que aceptar nomas-

-Y la autoridad?-

-Yo he visto don Pancho como vienen los patrulleros y recogen su pescado también, de que autoridad estamos hablando?, no me haga reir-

-Deberiamos enfocarnos en quienes les proveen los cartuchos quizá?- comente.

-Seguro, pero siempre hay quien se los trae, ellos tienen su proveedor.

No se que espera el ministerio de la Producción para tomar cartas en el asunto, llevamos años hablando de la depredación del bentos costero peruano y toda su maravillosa biodiversidad por parte de pescadores irresponsables que usan métodos de pesca prohibidos y también altamente depredatorios que no están correctamente legislados, debido a ellos los demás buenos pescadores se quedan sin recursos o deben ver día a día como se depredan estos recursos tan valiosos.