El calamar gigante en Perú: cuando la abundancia se convierte en problema

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

viernes 6 de junio de 2025

El calamar gigante en Perú: cuando la abundancia se convierte en problema

En los últimos días, el calamar gigante ha llegado en grandes cantidades a nuestras costas, desde Tacna hasta Piura. Incluso se han visto calamares varados en playas como Cañete y Pucusana, y los pescadores artesanales de la zona central los capturan fácilmente en la bahía.


Esta abundancia de calamar no solo ocurre en Perú; también hay abundancia en las costas de México y Chile. Como consecuencia, siguiendo la ley de la oferta y la demanda, el precio que se paga por el calamar en la playa ha caído a niveles muy bajos, lo que ha generado protestas y reclamos de los pescadores.


Mientras tanto, la flota china que pesca en alta mar sigue llegando a sus puertos con capturas de entre 950 y 1000 toneladas por barco, lo que mantiene la presión sobre los precios. En Argentina, el gobierno ha decidido suspender la pesca de calamar a partir del 10 de junio para proteger el recurso, mientras que en el océano Índico las capturas y los precios se mantienen estables.


Las plantas procesadoras en España y China observan con cautela, ya que el mercado de productos de calamar congelados y cocidos sigue bajando y el interés de los compradores ha disminuido. Todos están atentos a las decisiones que tome Perú, que es un actor clave en este mercado.


La expresión “el mal de la abundancia” se refiere a una situación paradójica: a pesar de tener muchos recursos naturales, algunos países enfrentan problemas que les impiden aprovecharlos para lograr un desarrollo sostenible. Esto puede llevar a una dependencia de esos recursos, falta de diversificación económica y, en algunos casos, a la pobreza.


En el sector pesquero peruano, esta frase describe los problemas causados por la variabilidad en la cantidad de recursos marinos, lo que afecta la estabilidad y sostenibilidad del sector. También es una advertencia sobre los riesgos de administrar mal esta riqueza.


Es preocupante que, para enfrentar los bajos precios, los pescadores artesanales peruanos hayan puesto un límite a la cantidad de calamar que pueden capturar, en un contexto donde predominan la informalidad y los intereses políticos y económicos. Si un pescador excede ese límite o vende por debajo del precio acordado, es sancionado por sus propios colegas, además de las sanciones que impone el Ministerio de la Producción por temas sanitarios y documentarios.


En los últimos días, se han desechado más de 100 toneladas de calamar, mientras en el país existen problemas de malnutrición y pobreza extrema. Este es el absurdo del “mal de la abundancia”.


Por otro lado, la actual abundancia de calamar desmiente los rumores del año pasado sobre una supuesta invasión de flotas chinas en aguas peruanas. En realidad, los barcos chinos pescan fuera de las 200 millas, y los pescadores artesanales peruanos, con embarcaciones pequeñas y métodos manuales, no pueden competir con esas grandes flotas extranjeras. Sin embargo, los dirigentes artesanales insisten en que la pesca de calamar sea exclusiva para ellos, oponiéndose a la creación de una flota peruana de alta mar capaz de competir internacionalmente.


La ciencia recomienda actuar con prudencia. Se piensa que la abundancia actual puede deberse a factores ambientales que han concentrado el calamar en ciertas zonas. Por eso, los expertos sugieren establecer límites progresivos de captura. El IMARPE está preparando un informe técnico, pero hay preocupación por asegurar la recuperación del recurso, especialmente después de un 2024 difícil.


Evaluar la cantidad de calamar no es sencillo, ya que su comportamiento es impredecible y puede estar muy concentrado o disperso. Se utilizan luces para atraerlos y también se analiza la información de la pesca para estimar la cantidad total disponible.


El año pasado, la flota artesanal no pescó ni dentro ni fuera de las 200 millas, y no se pudo recolectar suficiente información. Por eso, las recomendaciones actuales son cautelosas y buscan evitar riesgos.


La recomendación principal de la ciencia es ser prudentes y observar cómo evoluciona la recuperación del calamar. Pero, sobre todo, es necesario ordenar la pesca de manera técnica, reuniendo a expertos y representantes del sector, porque el recurso no pertenece solo a los pescadores, sino a toda la nación.


Perú ha logrado ordenar otras pesquerías, como la anchoveta, la merluza o la anguila. Ese es el camino para el calamar gigante y otros recursos. Los recursos pesqueros son limitados y el ordenamiento debe determinar quiénes pueden pescar y en qué condiciones, para asegurar sostenibilidad y beneficios para todos los involucrados.


Solo así podremos superar el “mal de la abundancia” y estar preparados para manejar nuestro mar, que siempre está cambiando.