El uso correcto y responsable de la materia prima proveniente de la pesca

Autor: Francisco J. Miranda Avalos

viernes 22 de febrero de 2013

Amigos de Oannes.

Durante los últimos 16 años, Oannes viene promoviendo un uso correcto y responsable de la materia prima proveniente de la pesca. Basando su propuesta en que toda materia prima proveniente del mar, debe ser destinada primero al consumo humano directo, y los residuos, a la reducción en harina y aceite o cualquier otro subproducto como el ensilado, o simple fertilizante orgánico.

Oannes no se opone a la producción de subproductos del proceso del consumo humano, es mas, creemos que es adecuado dar valor a un residuo reduciéndolo, extrayendo sus aceites y ácidos grasos o convertirlo en otro producto, y si además logramos con tecnología usar el producto de la reducción de ese residuo en la alimentación humana, mejor aun. Pero eso sin duda es un plus, ya que el uso mas común o comercial de estos subproductos es en la alimentación animal y es la dura realidad. Para Oannes, este es un orden de uso de las materias primas provenientes de la pesca, correcto y responsable.

Nuestro país ha sido agraciado con un mar realmente rico en nutrientes que alimentan una importante biomasa de especies diversas, desde plancton, hasta depredadores mayores, que se alternan y se alternaran en ciclos a lo largo de la historia. La alternancia de estas especies, dependerá fundamentalmente de la eficiencia con que administremos los recursos de este rico mar que le pertenece a todos los peruanos. Y en la medida que seamos capaces de comprender las interacciones de nuestro mar con altamar, y podamos liderar un manejo adecuado y ordenado de las especies que viven y se desarrollan en nuestro mar y así como de todas las demás especies trans-zonales que se mueven por todo el inmenso Océano Pacifico.

Debemos tomar en cuenta que existen especies de nuestro mar con diferentes ciclos de vida, una anchoveta por ejemplo, crece relativamente rápido y tiene un ciclo de vida de 3 a 5 años antes de morir. Un calamar gigante o pota, puede tener un ciclo de vida de máximo 2 años, y muere al reproducirse como la mayoría de los calamares. Un lenguado en cambio tiene un ciclo de vida de casi 30 años. Y algunos meros alcanzan su edad reproductiva recién a los 10 años y pueden vivir hasta los 100 años.

El aprovechamiento económico responsable de una especie funciona combinando la información respecto a su biomasa total con su ciclo de vida, y sus estadios reproductivos. Eso nos permite calcular la biomasa que se puede explotar de manera responsable sin arriesgar a la especie a la depredación, permitiendo además sus procesos reproductivos para mantener un recurso sostenible en el tiempo. Cuando rompemos este ciclo, puede suceder que depredemos una especie, pero nuestro rico mar lleno de nutrientes se convierte en atractivo para el desarrollo de otra especie, que encuentra un territorio para alimentarse y desarrollarse biológicamente.

Estas alternancias de especies ocupando un mismo nicho ecológico son frecuentes en el mar, la ausencia de anchoveta, generaría un medio ambiente promotor del desarrollo de otras especies que compiten por el mismo alimento, como la sardina o la vicingerria. Y la eliminación de un depredador natural, promueve el desarrollo de especies como el calamar gigante, que era el alimento de cachalotes y otros grandes mamíferos odontocetos. Ergo si eliminamos cachalotes, crecerá la población de calamares y si elimínanos la anchoveta podría haber un boom de otras especies pelágicas.

También existen alternancias geográficas, directamente relacionadas con las corrientes marinas, que desplazan un cardumen mas allá de sus zonas tradicionales o fuera de nuestras fronteras, y que podríamos percibir como resultado de una depredación, cosa que por cierto sucede a medias, por que una especie tiende siempre a protegerse de los depredadores huyendo de ellos hacia zonas que perciben como mas seguras, y si las corrientes los favorecen estos movimientos podrían ser muy rápidos, como aparentemente sucedió con la merluza hace algunos años atrás. Así que este delicado equilibrio o posible desequilibrio tiene por supuesto unas implicancias económicas, que todos debemos ser capaces de comprender para un optimo aprovechamiento de nuestros recursos.

La ecología marina es una ciencia que nos permite vislumbrar el panorama de este complejo tablero de ajedrez biológico que puede ser el mar, y lo importante que son cada una de las piezas del tablero. Y es importante siempre tomar en cuenta que los humanos dominando la comprensión de esta ciencia del mar podemos ser administradores de los recursos marinos que están a nuestro alcance, para lograr un desarrollo sustentable y constante de nuestras comunidades que viven del mar, directa o indirectamente. De la misma manera es bueno tener claro que ser conservacionista no significa querer proteger la naturaleza por el simple hecho de protegerla para las próximas generaciones, el conservacionismo es una filosofía ecológica dinámica que busca también el desarrollo de ingeniosos artes y aparejos de pesca, que permitan la selectividad, no solo entre especies, sino también entre maduros y juveniles, para aprovechar los recursos al máximo y dejar siempre para las generaciones futuras.

A través de los años, la posición de Oannes ha ido evolucionando en el tiempo, forjándose de las diversas ideas que el colectivo vierte día a día en nuestro foro. Nacimos aprendiendo y seguimos haciéndolo con placer y pasión. Pero también a la luz de lo aprendido, podemos comprender que ideales como aquellos de lograr un 100 % de uso de la materia prima anchoveta en el consumo humano directo, siempre nos dejara aproximadamente un 40% o mas de residuos, tales como las colas, cabezas, espinazos y vísceras, que tendrán que destinarse “si o si”, a la industria del procesamiento de residuos. Esta industria por tanto no desaparecerá nunca, para algunos será un “mal necesario” y para quien tiene una visión pesquera amplia, será una “necesidad fundamental”.

Es un hecho que hoy por hoy, no podemos cambiar radicalmente las reglas de juego del sector pesquero, arriesgándonos a destruir una industria pesquera que con sus defectos y virtudes, produce mas de 2 Mil millones de dólares en divisas al año y miles de trabajos directos e indirectos. El porcentaje del principal recurso pesquero del país (la anchoveta) produce; mal que bien, el 80% de estas divisas ingresando directamente como un pescado entero a las fauces de una gran industria reductora, que se ha “hiper desarrollado” dentro de normativas restrictivas y poco visionarias en cuanto a la concepción del negocio pesquero en su totalidad.

Hoy en día, desde la estructura mental del pescador peruano, hasta las normas que rigen el sector, existe solo un esquema de promoción de la industria de reducción y no del consumo humano directo. El temor o ignorancia de los diversos políticos de turno de enfrentarse audazmente hacia una orientación correcta y responsable, frente al poder de determinados grupos empresariales que defienden sus intereses particulares, o frente a los mitos o dogmas, creados por la falta de comprensión de industria o del mercado, por parte de los mismos pescadores. Agregado a una opinión publica y prensa completamente desinformada, que considera los temas pesqueros como algo absolutamente ajeno. Define un panorama que nublan por completo la visión de un país que puede orientar su pesquería de manera mas eficiente y mas promotora del consumo humano directo.

La negación mental a la producción de harina y aceite producto de materia prima entera. Proveniente de una vieja ecuación en la utilización de la proteína para la alimentación humana, nos muestra que es ilógico, inmoral y antiético, reducir 4 o 5 TM de anchoveta entera, para producir 1 TM de harina de pescado, para introducir solo un porcentaje en el pienso de pollos, cerdos, ganado bovino, crustáceos o peces de cría, para que finalmente los humanos consumamos estos productos con un larguísimo camino para la proteína y una supuesta perdida de eficiencia alimentaria. Sin embargo este largo camino de la proteína antes de la ingesta humana, genera una industria activa, vivaz y que además produce muchos puestos de trabajo directos o indirectos, desde la pesca del recurso, hasta la comercialización del animal de cría alimentado con los piensos.

Durante todo este tiempo en Oannes, hemos promovido un cambio de normatividad que nos lleve a tener una industria basada en la producción de productos de consumo humano como objetivo primordial y solo la producción de harína y aceite; de residuos. Pero hoy, 16 años después, debemos enfrentarnos a la cruda realidad del imposible. Contra todo pronostico, analistas bien informados, aseveran que solo se usa no mas de 100 mil toneladas de anchoveta anuales para el consumo humano, un calculo basado principalmente en la producción de conservas y algo de fresco congelado. No 300 mil toneladas como dice torpemente la Ministra de la Producción; lo que implicaría que cerca de 200 mil toneladas del calculo de la Ministra, realmente se destinan irremediablemente a la harina y aceite de pescado en “Aprovechamiento de residuos”. Y si seguimos asi, basándonos en las mismas proyecciones ministeriales para el 2013, seguirán siendo 100 mil toneladas al consumo humano directo y cerca de 400 mil toneladas para el “Aprovechamiento de residuos”.

Esto muestra y demuestra que nuestras normas y nuestros mecanismos de promoción han fracasado rotundamente. Entonces también nuestra concepción filosófica. ¿Pero por que fracasan todos los esfuerzos? Quizás debemos entender mejor el mercado mundial y la industria pesquera en general como un todo, no solo como unidades productivas independientes.

No podemos competir de igual a igual con nuestras conservas en el extranjero, primero por que son un producto totalmente nuevo. Segundo por que la industria de la hojalata esta subvencionada en muchos países que producen conservas y compiten directamente con nosotros. En otros las subvenciones al combustible, son fundamentales para la reducción del precio de la materia primas. Entonces lo que vemos por todos lados, es subvención y subvención. Un concepto que los peruanos desde hace algunos años creemos haber superado para sincerar nuestros costos de producción. Pero esa actitud nos quita competitividad, claro no es el único factor.

Otro factor importante son nuestros esquemas mentales, centrados en una oposición muy de moda contra la “depredadora industria de la harina y aceite de pescado”. Pero que pasa si somos un poco mas audaces y como dice Don Benito Rossi en su libro “La pesca en el Perú”: -No existía escuela, instituto o universidad donde aprender estas profesiones para trabajar en la industria pesquera y menos en el mar- dejándonos ver claramente que la pesca en el Perú se hizo camino al andar con mucha audacia.

Hoy existen muchos profesionales pesqueros gracias a que esos pioneros forjaron una pesquería nacional con su esfuerzo, trabajo e imaginación, crearon normas, adaptaron reglamentos foráneos y ordenaron sobre la marcha una industria que creció de la nada, básicamente manejándose como un todo, y donde la producción de harina y aceite de pescado, se hacia de los residuos de la conservería del atun y bonito, y algunos congelados. Ya que la pesquería de la anchoveta vino algunos años después.

Bien, la harina y aceite de pescado tienen mucho valor en el mercado. Son productos demandados y archi conocidos en el mercado internacional, los peruanos hemos puesto una seria cuota en esto. Si hoy China consume harina de pescado, se debe a misiones peruanas que viajaron a ese país a enseñar como usar ese producto en la década del 70.

Las proyecciones crudas y claras de los industriales conserveros dedicados a la anchoveta, nos dicen que en los próximos 5 años la real utilización de la anchoveta para conservería podría llegar a las 300 mil toneladas, en las condiciones actuales de normatividad y manejo.

¿Entonces por que no cambiar de política? ¿Por que no subvencionar el incremento de la producción de conservas de anchoveta y productos de anchoveta con la producción de harina y aceite? ¿Por que no subvencionar la producción de alas, tentáculos, nucas y otros productos de pota, hoy de gran demanda, con harina de pota hecha de filete, pieles y demás vísceras de la pota que hoy casi no tienen demanda? Creo que deberíamos pensar seriamente en que podría crearse un mecanismo de promoción basada en la permisión de producción de un X numero de toneladas de harina o aceite de pescado por un Z numero de cajas de conservas o productos de anchoveta. Este mecanismo puede ser temporal y la disminución de la proporción de X gradual en el tiempo, hasta lograr el impulso que la industria de producción de consumo humano requiere, para caminar con su propio aliento ya madura y consolidada. Me parece una hipótesis de trabajo valida y audaz. Tan audaz como una propuesta que escuche de pescadores artesanales de llevar la pesquería de la pota a una pesca con barcos madrinas refrigerados, para lograr la frescura que necesitamos en ese producto para poder competir con el producto chileno. Esa suerte de asociación industrial y pescador artesanal, podría tener un resultado interesante.

Finalmente como decíamos al comienzo, los recursos tienen un tiempo de vida, si no los utilizamos adecuada y eficientemente: mueren. Y todos perdemos posibilidades de generar empleos y mas riqueza para nuestro país. Obviamente cualquier opción tiene que ser sustentable o sostenible. Pero eso realmente depende de la buena determinación de las cuotas de captura y del estricto control sobre el cumplimiento de las mismas, que deben ejercer las autoridades de turno.

El Dr. Munaylla nos recordó en un articulo solo hace unos días que “La biomasa de la pota en la alta mar es estimada entre 2 a 4 millones de t (Nigmatullin, 2000) y para la zona jurisdiccional en aguas peruanas, el IMARPE determinó entre 2.51 y 2.96 millones de t de biomasa en el período de 2001 a 2011, con una captura permisible en el 2012 de 854,859 t. No obstante, el máximo de captura en los últimos años fue alrededor de los 500,000 t., lo cual muestra un gran margen para la expansión de la pesquería tanto en aguas de jurisdicción nacional como en la alta mar, para alcanzar una explotación sostenible en beneficio económico, social y nutricional de nuestras poblaciones”.

También el mismo distinguido profesional en su intenso articulo, nos explica las razones de la crisis de la pota que hoy vivimos: “Entre tanto otros participantes como China, Corea, Taiwan y Japón ya vienen efectuando operaciones pesqueras con barcos calamareros en la alta mar adyacente a las aguas jurisdiccionales de la zona norte de Perú (de acuerdo a las estadísticas de la OROP del Pacífico Sur, en el 2012, dichos pesqueros alcanzaron una captura total cercana a 300,000 t)”. Casi la misma cantidad que pesco el Perú con su flota artesanal durante el mismo año.

No sabemos aun cuanto se capturo exactamente en el 2012 aun, pero los primeros estimados son de alrededor de 300 mil toneladas. Lo que quiere decir que seguimos sub-explotando el recurso pota. Tenemos mucha demanda de cuellos, alas y nucas y una casi nula de filetes, que hace que la producción se estanque, por que los almacenes de los productores se llenan de filete sin vender. Si nadie lo quiere comer, pues que se lo coman los animales para subvencionar el negocio de las otras partes de la pota que si tienen un mercado demandante y activo. De hecho en las pampas de Talara donde se hace harina artesanal (ilegal), hoy se esta secando mucho tubo, y hace unos años atrás se secaban las alas y hubo un tiempo en que se secaban las nucas y los tentáculos. El mercado también tiene sus alternancias.

Antes que permitir la proliferación de negocios ilegales, bajo un marco “artesanal” ¿por que no permitir la legalidad de la producción de la harina de pota, dentro de un marco debidamente regulado que pague sus impuestos y tenga un control sanitario adecuado?.

Creo que ya es hora de dejar las hipocresías y comenzar a comprender la pesquería en su verdadera dimensión. Los mitos y demás dogmas insensatos deben dejarse a un lado. Opiniones como las del empresario Marco Petrozzi, respecto a una nueva forma de categorizar la producción de harina de pescado, son dignas de considerar y analizar con frialdad. No tenemos que estar de acuerdo con ellas, pero si debemos tomarlas en cuenta. Son las conclusiones a las que llega un empresario basado en su experiencia personal y eso vale mucho, de ninguna manera es despreciable. Marco, mas bien: “Muchas gracias por tu valiente articulo!.”..deberíamos decir.

Yo se que algunos de ustedes se preguntaran, ¿qué le paso a Francisco, se volvió loco?. No amigos…mas bien podría haber tenido “un ataque de lucidez”. Lo cierto es que muchos de ustedes me honran llamandome para conversar, buscando de mi humilde conocimiento global del mercado y experiencia en el sector, con muchas horas de mar, respuestas al serio desorden en que estamos inmersos con estos funcionarios de turno que en su aprendizaje del sector, han creado normas con resultados totalmente opuestos a sus intenciones, por mas buenas que estas sean. Claro que tal vez solo me llamen para hacer catarsis…siempre es una posibilidad.

Mi obligación como presidente de este colectivo se reduce a coordinar y moderar sus diálogos, informar sus reclamos, sus problemas y obviamente sus propuestas, representándolos de alguna manera, son un colectivo muy grande y vigorozo. Sin embargo hoy me permito la audacia, por decirlo de alguna forma, de pensar diferente a como veníamos pensando como organización hace desde hace algunos años atrás, reconociendo que el mantener la posición radical que hemos mantenido, no ha contribuido al fin supremo de utilizar al máximo nuestros recursos pesqueros para alimentar a nuestros ciudadanos y al resto de los pobladores del planeta, como una responsabilidad moral que corresponde a una de las naciones con la mas grande riqueza pesquera del mundo.

Los conflictos actuales no tienen sentido lógico, los empresarios serios (separémoslos de los que no lo son) trabajan dentro del marco normativo que se ha creado para el sector, un marco normativo defectuoso y lleno de vericuetos legales, que como he dicho ya, solo parecen promover la informalidad, la ilegalidad, y una pesquería sin control de capturas o sanitariamente inadecuada. Pero una administración seria debe tomar, también seriamente en cuenta la opinión de todos los actores, debe saber escucharla, entenderla y promover con sus actos la formalidad empresarial y el desarrollo económico de la comunidad ligada al sector, sin excepciones, desde pescadores hasta empresarios. La empresa formal que genera trabajo y paga sus impuestos debe ser respetada y favorecida con mecanismos de promoción que le permitan desarrollar proyectos, que ellos mismos además desean promover, como usar cada vez mas los productos de anchoveta para el consumo humano directo.

Una industria como la nuestra esta obligada moralmente a pasar por un proceso de transición hacia el consumo humano directo, pero esa obligación moral, no llega solo hasta los empresarios o dueños de empresas, llega a cada uno de nosotros, que debemos sentirnos responsables de la generación de ideas y propuestas, para hacer camino al andar, como lo hicieron los distintos pioneros de la pesquería nacional a lo largo de nuestra historia. Cometeremos errores sin duda, pero lo malo no es el error, sino la incapacidad para reconocerlo y ser capaces de corregirlo.