Hacia un manejo dinamico de la pesqueria de anchoveta

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

viernes 15 de marzo de 2024

Para convertirse en un científico de recursos pelágicos menores como la anchoveta, se necesita una sólida formación académica en biología marina, oceanografía y ecología, entre otras disciplinas relacionadas. Por lo general, en el Perú, este tipo de profesionales progresan en su formación con estudios de posgrado especializados, muchas veces en el extranjero con gran esfuerzo. Pero si además desean trabajar en instituciones como el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), la investigación deberá ser su norte y con el tiempo pueden aspirar a un doctorado. En todo ese proceso, el profesional utilizo de 8 a 10 años de su vida. Sin embargo, su vida como investigador y científico, recién comienza.


Me hace gracia, qué personas sin experiencia académica, sin formación profesional, opinen sobre temas tan serios, sin ningún sustento y más aún sin siquiera haber leído y entendido los informes que estos profesionales publican y firman. Pero no me hace ninguna gracia, que se los ridiculice y acuse de corruptos, argumentando que se venden a los intereses de empresas pesqueras. Lo lamentable es que muchas personas creen en estos personajes mediáticos, más que en un profesional especializado. ¿El mundo está al revés? 


Mejor sería entonces que nuestros hijos ya no estudien y volvamos a tomar decisiones, sobre la base matar seres vivos e interpretar con sus entrañas, los augurios en un altar.


No existe en el mundo ninguna otra institución científica marina que haya investigado, recopilado información y tantos datos sobre la anchoveta peruana, con profesionales que son capaces de analizar e interpretar la enorme cantidad de datos e información real, que el IMARPE. 


Las investigaciones realizadas por el IMARPE y todos los científicos que han pasado por la institución a lo largo de los años, con el apoyo de los pescadores, han permitido el manejo sostenible de recursos pesqueros como la anchoveta y su conservación a largo plazo. Las cifras y los resultados lo demuestran, si no fuese así, ya no habría pesquería de anchoveta y los años 70 habrían sido el final de la historia pesquera peruana. Y la razón es simple: el IMARPE estudia todo un “bosque” mientras que los demás solo somos capaces de estudiar un “árbol” o algunos “árboles” con toda nuestra experiencia, sabiduría e información.


Una de las áreas de estudio del IMARPE es la biología reproductiva de la anchoveta, incluyendo la edad de madurez sexual, la fecundidad y la temporada de desove. Estos estudios permiten determinar los períodos de reproducción de la especie y establecer medidas de protección durante periodos críticos, como los cambios oceanográficos. Y gracias a eso, puede existir un manejo dinámico de la pesquería de anchoveta, muchas veces imperfecto, pero siempre perfeccionable. 


El estudio de la dinámica poblacional de la anchoveta. Mediante los cruceros y el análisis de datos de captura, crecimiento, fertilidad y mortalidad. Le permite a los científicos del IMARPE estimar el tamaño de la población de anchoveta, su tasa de crecimiento y su capacidad de reproducción. Datos que son fundamentales para establecer cuotas de pesca sostenibles y garantizar la conservación de la especie, como se ha hecho hasta hoy.


Los efectos del cambio climático sobre la dinámica de la población de anchoveta, plantean nuevos retos que los científicos tendrán que resolver.


La pregunta actual es: ¿Por qué la biomasa de anchoveta mantiene su volumen, pero existe una enorme cantidad de individuos que no crecen más de 11 o 11.5 cm, pero que, sin embargo, ya se reproducen? 


Una explicación razonable es su alimentación, ya algunos científicos han soltado esta hipótesis, considerado que el alimento más frecuente de la anchoveta son los “eufausidos” (pequeños camaroncitos conocidos comúnmente como krill) que viven en alta mar y obligan a la anchoveta a distribuirse fuera de sus áreas tradicionales de alimentación, como lo es la plataforma continental. Estos pequeños camarones migran verticalmente en la columna de agua entre los 50 y 300 metros de profundidad. Si la anchoveta no puede seguir a su presa, no logra alimentarse con una proteína de alto contenido energético. 


Las investigaciones hacen suponer a los científicos que los cambios oceanográficos de los últimos 10 años, no le han dado un mejor acceso a los “eufausidos”, por el contrario. Sin embargo, es necesario probar esta hipótesis y si la anchoveta está desovando cuando alcanza los 10 cm, como lo reportan algunas observaciones en Perú y en Chile, durante los periodos de cambios oceanográficos, lo razonable será sin duda reducir la talla mínima de captura legal que actualmente es 12 cm.


Además, es importante tomar en cuenta que diferentes investigaciones nos dicen que para un mejor manejo de la pesquería de anchoveta, resultaría más conveniente, capturar todas las tallas, no solo a los adultos. Pero nuestro actual sistema, está orientado a la búsqueda y captura de los mejores reproductores, precisamente aquellos con la mejor carga genética. En nuestro afán de solo capturar a estos adultos y proteger a los que están por debajo de la talla mínima legal de 12 cm. Creamos un sistema de cierre dinámico de zonas, que aunque ha probado ser bastante eficiente, hace a los pescadores buscar un recurso que ya no está presente en los cardúmenes de anchoveta, aunque la biomasa total se mantiene estable, sana y reproduciéndose.


La ciencia con pruebas, debe ser capaz de corregir y mejorar sus recomendaciones. En el Perú, el antecedente de la reducción de tallas mínimas legales (que no son la misma que la talla reproductiva) ya existe con algunas especies de peces. Y no tendríamos por qué horrorizarnos ante una medida de esta clase. Por el contrario, si las hipótesis científicas se prueban, demostrarían que hemos cometido errores en la administración pesquera de la anchoveta, dirigiendo las capturas de nuestros pescadores a las anchovetas con mejor carga genética, disminuyendo su número y sus posibilidades de reproducción.


En una pesquería como la peruana que genera más de 750,000 empleos directos o indirectos, no administrarla eficientemente es una falta de responsabilidad, no solo con el recurso, sino también con quienes se sostienen económicamente de esta pesquería. Promovamos la combinación de ciencia y experiencia, ya que ambos tienen mucho que conversar.