Pesca exploratoria en mares turbulentos y en víspera de un nuevo Niño
Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes
domingo 13 de agosto de 2023
Para administrar adecuadamente una pesquería, debemos considerar que los humanos somos parte del ecosistema que queremos aprovechar, con responsabilidad y de manera sostenible en el tiempo. De lo contrario, “será pan para hoy y hambre para mañana”.
“Caminante no hay camino, se hace camino al andar” rezan las coplas de una canción muy popular, musicalizada y cantada por Serrat y escrita por el poeta Antonio Machado.
En términos de supervivencia, los versos del poeta español, no pueden representar mejor el gran esfuerzo de las empresas formales y de los pescadores responsables en el Perú desde hace más de 60 años.
Pero también hay que reconocer la recopilación metodológica de información que han hecho muchas instituciones parte del estado peruano, comenzando por el Instituto del Mar del Perú (IMARPE) y siguiendo por otras como el Instituto Tecnológico de la Producción, A comer pescado, Fondepes, universidades e institutos técnicos. 60 años de aciertos y fracasos, nos permiten reconocer la experiencia acumulada entre sus profesionales. Lo que los peruanos hemos aprendido en estos años sobre la administración de una pesquería tan importante como la de la anchoveta, nos hace líderes, precisamente porque hemos hecho el camino al andar.
La opinión pública desconoce todo lo que se ha logrado en términos de administración de pesquerías en el Perú a lo largo de estos años. La sostenibilidad de la anchoveta, es un objetivo común que el estado y el sector privado, persiguen. Que este recurso pueda explotarse de manera regular y con volúmenes estables, permite que, año a año, más de 750,000 puestos de trabajo directos e indirectos existan. Y ha sido así, durante los últimos diez años, gracias a las recomendaciones del Instituto del Mar del Perú y su “enfoque precautorio”.
Sin embargo, hoy en día, los pesqueros formales, no solo tienen que preocuparse por los problemas biológicos y oceanográficos que podrían afectar a los recursos naturales, de los cuales dependen tantas personas. Si no que también hay que preocuparse por las tergiversaciones mediáticas o por la ola de protestas de un grupo de pescadores ante una necesaria pesca exploratoria de anchoveta. ¿Pescadores pidiendo que no se pesque? Resulta increíble, pero es real. Suenan como protectores del medio ambiente, pero tal vez sus intenciones no van por ese rumbo, sino por uno más político que proteccionista. O quién sabe, tal vez, una mezcla de los dos.
Lo cierto es que lo único constante en el mar peruano, es su variabilidad. Los cambios oceanográficos traen y llevan peces. Para administrar una pesquería, debemos conocer el medio ambiente que es su hábitat, la cantidad de peces con la que se cuenta todos los años, comprender su ecosistema, su estructura en edades, épocas de desove, tallas de desove, etc. Solo de esta manera podremos saber cuanto extraer todos los años para mantener la supervivencia y desarrollo humano, así como la estabilidad del ecosistema mismo que se aprovecha.
Para entender lo que significa la actual pesca exploratoria, los números resultan categóricos.
La “biomasa observada” por el IMARPE es de +/- 6,5 millones (Siempre la “biomasa observada” es inferior a la real) De esta “biomasa observada”, el IMARPE recomendó una captura permisible de hasta 1,09 millones de toneladas, es decir, 16,7% de la “biomasa observada” (menos del 30% de la “biomasa observada” que usualmente recomienda el IMARPE con su enfoque precautorio) y de la captura permisible hoy solo se ha capturado menos del 16% y de ese 16% se estima un 40% de juveniles. Pero durante toda la pesca exploratoria, a pesar de los numerosos cierres de áreas de pesca, la captura de ejemplares de anchoveta menores de 12 cm, no ha excedido el máximo de la “cuota de incidencia de juveniles” recomendada por el IMARPE que representa el 10% de la captura permisible (+/- 110 mil toneladas), y que son solo el 1.84% de la “biomasa observada”. Y uno cierra una temporada porque llega a al límite de la “cuota de incidencia de juveniles” o al límite de la “captura permisible” de anchoveta recomendada por IMARPE y dictaminada por PRODUCE.
¿Dónde está la sobrepesca o la depredación de juveniles? No se está pescando más de lo regulado por el PRODUCE, ni lo recomendado por el Instituto del Mar del Perú, que viene estudiando la anchoveta desde hace más de 60 años.
Un pescador puede tomar una foto o un video de pesca de juveniles, y despacharla en las redes sociales, logrando viralizarla, creando en la opinión publica la percepción de una depredación de juveniles o de todo un recurso. Pero siempre serán solo “muestras de algunos árboles y no de todo bosque”. La información del bosque la maneja el IMARPE, que basa sus recomendaciones en una recopilación minuciosa de data sistematizada y científica, de más de 600 embarcaciones, y que le permite hacer esas recomendaciones.
Este año ha sido difícil para el IMARPE, sus mejores barcos de investigación que tanto servicio le han dado al país; están inoperativos u obsoletos, en un momento crucial para la investigación oceanográfica de nuestro mar, que espera un nuevo ENSO (El Niño Southern Oscillation) para el verano 2023 - 2024. Se necesita con urgencia nuevos buques. Pero lo increíble es que a pesar de sus éxitos, los últimos gobiernos se han esmerado por recortar sus presupuestos año a año. Algunos otros gobiernos han acusado a científicos de la institución de corruptos, involucrándolos en largos y absurdos procesos judiciales. Y por si fuese poco, algunas ONGs promueven que la institución pase a ser parte del Ministerio del Ambiente porque según ellos el IMARPE es controlado por los pesqueros.
El Instituto del Mar del Perú, no es una institución científica cualquiera, nació con la pesquería nacional. Su labor en ciencia aplicada a la administración dinámica de una de las pesquerías más importantes del planeta es reconocida por el mundo entero, menos por la mayoría de los peruanos, por ignorancia o conveniencia. Sobre sus hombros se sustentan recomendaciones que llevan a decisiones fundamentales para la protección y sostenibilidad de los recursos, así como de pescadores y trabajadores que generan un PBI Pesquero, que no solo aporta al estado, impuestos y otros, sino que representan el trabajo directo e indirecto de más de un millón de personas, entre las actividades de Consumo Humano Indirecto y Directo.
Hacia fines de mayo el panorama oceanográfico del mar peruano era muy complejo. IMARPE recomendó al Produce una primera “Pesca Exploratoria” que terminó con muy altos porcentajes de juveniles, en solo 5 días de operación, confirmando las primeras apreciaciones del IMARPE, luego de sus dos cruceros previos. Toda “Pesca Exploratoria” es solo una muestra que no colapsara, ni extinguirá la anchoveta, como dicen algunos con buena o mala intención. Es una exploración.
Con las limitaciones presupuestales y el apoyo del sector privado, que conoce las falencias de la institución, el IMARPE continuo con sus prospecciones dentro de las 40 millas náuticas, donde se había encontrado la mayor parte de la “biomasa observada”. La idea de la prospección era observar si los cardúmenes de anchoveta, detectados a más de 50 metros y hasta los 140 metros de profundidad, subían a la superficie, eran más disponibles para las redes de pesca de la flota o si aparecían las concentraciones de adultos.
Los cambios oceanográficos de marzo y abril habían creado una columna de agua caliente cercana a la costa de casi 100 metros de profundidad, sobre las temperaturas más frías de la corriente de Humboldt, donde habita la anchoveta, pero para julio la columna de agua caliente se había reducido a unos 50 m de profundidad.
El IMARPE comprobó que el grosor de la capa de agua caliente seguía disminuyendo, particularmente dentro de las primeras 5 a 10 millas, donde la anchoveta comenzaba a comportarse "casi normalmente". ¡Pero también notaron que la anchoveta estaba madurando sexualmente! Muchos aseguraban que en estas condiciones la anchoveta no desovaría. Sin embargo, la anchoveta solo estaba retrasando su desove. Como ya habían observado los antiguos investigadores del IMARPE, con anchovetas de 10 cm en otros eventos cálidos. Y curiosamente del centro hacia el norte, donde superficialmente las temperaturas eran más cálidas, el estado de maduración sexual de nuestro plástico pez está más avanzado. La anchoveta que en mayo había bajado de peso. Había engordado, preparándose para el desove.
La institución también se dio cuenta de que el porcentaje de juveniles en las capturas, si bien se mantenía alto, era cada vez más variable entre cala y cala, lo que significaba que debía estar comenzando un proceso de segregación espacial entre adultos y juveniles. También en varias zonas se observó que la anchoveta adulta que estaba muy profunda comenzaba a subir cada vez más, principalmente por las noches (hasta unos 20-30 metros de profundidad) pero no llegaba a la superficie porque el agua superficial más caliente se convertía en una barrera, que durante el día la mantenía a más de 80 metros de profundidad. Haciendo complicada su captura.
El razonamiento dentro de este contexto era: “Si va a desovar, y se quiere tener alguna actividad de pesca en esta primera temporada, no se debe esperar mucho”. Pero como en las primeras millas hay alta concentración de juveniles, el cuestionamiento también era: ¿Vale la pena abrir estas zonas, para que la pesca exploratoria se cierre de inmediato, o se agote rápidamente cualquier “cuota de incidencia de juveniles”?
Finalmente, el IMARPE recomendó que para que haya un menor impacto sobre los juveniles, la pesca exploratoria se haga de preferencia por las noches y un poco más lejos de la costa. Pero el PRODUCE convirtió la recomendación en una exigencia plasmada en una Resolución Ministerial, que fue muy mal recibida por los pescadores y muy bien utilizada por los enemigos de la pesca industrial.
¿Sabe entonces el IMARPE sobre la anchoveta? ¡Por supuesto que sí! La viene estudiando desde hace más de 60 años y nadie en el mundo conoce más sobre este recurso que el Instituto del Mar del Perú. Sin su conocimiento sobre el recurso, el aprovechamiento de la anchoveta de una manera exitosa y sostenible no sería posible, las empresas pesqueras formales habrían cerrado por falta de recurso que aprovechar y hoy no tendríamos la enorme abundancia de juveniles, que augura una pesquería vigorosa para los años venideros.
La “pesca exploratoria” no solo no depreda el recurso, es una muestra insignificante que nos permite conocer más del comportamiento de un recurso tan importante en una condición oceanográfica diferente. Y de paso le da oxígeno a la industria, para cubrir sus costos y necesidades mínimas.