Pesca y acuicultura en Perú: Avances y retos para liderar el mundo
Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la Junta Directiva de Oannes
jueves 24 de julio de 2025
Es muy probable, como suele suceder, que en el discurso presidencial del 28 de julio, la pesca y la acuicultura tengan muy poco protagonismo. Sin embargo, la pesca es un pilar fundamental para la economía peruana, generando empleo e impulsando la seguridad alimentaria nacional. Y aunque la acuicultura todavía no se encuentra tan desarrollada como en otros países, el Perú cuenta con los insumos, una geografía privilegiada y un enorme potencial para crecer en este sector, pudiendo consolidarse como un líder mundial en pesca y acuicultura, siempre que aprendamos a coordinar mejor nuestras acciones.
Para lograr esta posición de liderazgo y asegurar la sostenibilidad de nuestras actividades, resulta indispensable un trabajo conjunto del Estado, el sector privado, los pescadores y los acuicultores. Al analizar la experiencia de las principales empresas pesqueras del Perú y del mundo, junto a las recomendaciones de organismos internacionales, podemos identificar algunos lineamientos clave para alcanzar estos objetivos, a los que podríamos sumar una “sazón muy peruana” que potencie nuestras fortalezas.
En el Perú destacan empresas reconocidas como TASA, Hayduk, Exalmar, Copeinca y Austral Group, que no solo se caracterizan por su capacidad productiva, sino también por su apuesta en innovación y gestión ambiental responsable. Estas empresas ya forman parte del liderazgo mundial en sus segmentos. A nivel global, gigantes como Maruha Nichiro, Nippon Suisan Kaisha (Nissui), Thai Union, Mowi, Dongwon Industries y Cooke Aquaculture se distinguen por su diversificación, alcance internacional y compromiso con certificaciones de sostenibilidad reconocidas.
Sin embargo, el liderazgo real no se mide solamente por la capacidad productiva, sino también por una gestión eficiente y responsable del recurso, el respeto por las buenas prácticas y la responsabilidad social y ambiental que se asume.
El Perú es un referente internacional por la gestión sostenible de la anchoveta, nuestra pesquería más emblemática. Estudios recientes certifican que la huella ambiental de esta pesquería está entre las más bajas del mundo. Además, el manejo ecosistémico y precautorio aplicado, avalado por revisiones científicas, ubican a esta pesquería en un estándar de excelencia global. La fijación de cuotas y la apertura de temporadas se basan en evidencia científica sólida, desarrollada por instituciones como el Instituto del Mar del Perú (IMARPE), que monitorea constantemente las poblaciones y las condiciones oceanográficas para garantizar un aprovechamiento sostenible y responsable.
No obstante, queda un largo camino para consolidar estos avances y extenderlos a otras especies, mejorando la gestión estatal, impulsando la innovación privada y fortaleciendo el compromiso de pescadores y acuicultores. En ello existe un rol crucial del Estado adoptando una administración robusta y con visión a largo plazo, como debería reflejarse en una Política Nacional de la Pesca con una visión más allá del horizonte del 2040.
Consolidar que las políticas públicas se fundamenten en datos científicos rigurosos, estableciendo cuotas de captura que respeten el rendimiento máximo sostenible y vedas correctamente justificadas no solo para anchoveta, sino también para jurel, caballa, merluza, anguila y muchas otras especies, es un aspecto básico.
Necesitamos fortalecer la capacidad técnica y operativa del Ministerio de la Producción, del IMARPE y de otras entidades involucradas en el monitoreo, fiscalización y control, fomentando la transparencia y el acceso público a la información de la pesca. Aunque la aplicación de tecnologías como el rastreo satelital de embarcaciones ha representado un importante avance para combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR).
Sin embargo, la formalización y ordenamiento de la pesca artesanal, es un tema pendiente, con una urgente necesidad de asignar derechos claros de acceso, actualización de registros y ofrecer apoyo técnico que facilite la adaptación regulatoria, priorizando zonas críticas y otorgando mayores incentivos a la formalidad.
El estado peruano ha realizado Inversiones estratégicas por más de S/400 millones en certificaciones ambientales para nuevos proyectos, modernizando desembarcaderos artesanales y otras infraestructuras. Y está impulsando un desarrollo acuícola sostenible.
El Fondo Nacional de Desarrollo Pesquero (FONDEPES) y los Centros Tecnológicos vinculados al sector como algunos Centros de Innovación Tecnológica (Red de CITEs del ITP), promueven la transferencia tecnológica, el empleo de tecnologías de recirculación acuícola (RAS), la innovación, capacitación y asistencia técnica para pequeñas unidades productoras, facilitando la mejora de procesos y la expansión de acuicultura sostenible con especies foráneas ya asentadas, así como nativas.
Pero hace falta aún incorporar un enfoque ecosistémico en la gestión de pesquerías, considerando las múltiples especies y sus interacciones, evaluando el impacto del cambio climático en la planificación pesquera y acuícola. Así como la promoción de la resiliencia del sector ante fenómenos climáticos extremos e integrar estas consideraciones en las obras e infraestructuras… Esto es un reto clave.
Igualmente, el Estado puede y debe apoyar a que más pesquerías y cultivos accedan a certificaciones internacionales como MSC y Aquaculture Stewardship Council (ASC), que mejoran la competitividad y el acceso a mercados exigentes. Así como promover la inversión en infraestructura portuaria pesquera de mayor escala, plantas de procesamiento, cadenas de frío y logística para respaldar la innovación y la sostenibilidad.
La responsabilidad social y excelencia operativa en el sector privado son un gran reto. Pero no es el único reto, debemos adoptar tecnologías innovadoras y selectivas como redes inteligentes, dispositivos de reducción de capturas incidentales y sistemas de monitoreo, además de optimizar el consumo energético. Lo mismo que desarrollar de sistemas de gestión ambiental certificados bajo normas internacionales (ISO, GMP+, Marin Trust, Friend of the Sea) y la reducción constante de residuos y efluentes. Así como extender la diversificación de productos hacia especies subutilizadas y mejorando su valor agregado, rentabilidad y posicionamiento en mercados globales, emulando la tendencia de grandes conglomerados internacionales.
Las alianzas público-privadas y la cooperación internacional pueden fortalecen esta dinámica, compartiendo buenas prácticas entre actores nacionales e internacionales. La capacitación continua, el bienestar y la inclusión de los trabajadores, especialmente mujeres y jóvenes, en la cadena de valor pesquera y acuícola es otro aspecto fundamental para el desarrollo sostenible.
Los pescadores enfrentan el desafío de profesionalizarse, adoptando una cultura de sostenibilidad basada en el cumplimiento normativo, el respeto por tallas mínimas, vedas y cuotas. Debe fomentarse el uso de artes selectivas que reduzcan la captura incidental y la mortalidad de especies no objetivo. Y aunque se ha avanzado en mejorar la regulación de la pesca artesanal y priorizando la primera milla para embarcaciones menores, es necesario reconocer la heterogeneidad de los grupos de pescadores para lograr una administración adaptada a la realidad de los ecosistemas en los que realizan su esfuerzo pesquero.
La organización colectiva, sean cooperativas, gremios o cualquier forma de asociación, es fundamental para fortalecer la capacidad negociadora, así como el acceso a financiamiento y tecnología. Además, los pescadores deben integrarse en sistemas de monitoreo ambiental, vigilancia comunitaria y manejo de áreas marinas protegidas, aportando su conocimiento para una realidad pesquera que debe ser adaptativa.
Complementar la pesca tradicional con acuicultura artesanal de especies nativas, turismo sostenible y procesamiento artesanal puede agregar valor económico y mejorar la resiliencia de sus economías familiares. Lo mismo que el avance hacia la profesionalización de los pescadores depende también de una educación sólida sobre biodiversidad marina, riesgos de sobrepesca y un consumo responsable por parte de la sociedad.
En todo esto hay buenas prácticas internacionales que se pueden replicar. Considerando que las grandes empresas líderes a nivel mundial combinan productividad con sostenibilidad, apoyándose en certificaciones internacionales que les permiten acceder a mercados premium con reconocimiento.
Por ello surge como importante priorizar la trazabilidad completa desde la captura hasta el consumidor para evitar la pesca ilegal y fortalecer la confianza de mercado. El monitoreo, auditorías, transparencia y uso de tecnologías digitales y satelitales son herramientas de control habituales. Y en acuicultura, explorar modelos integrados y multitróficos que aprovechen, el agua, residuos y minimicen impactos.
El Estado también puede aprender de sus pares desarrollados, que la aplicación de incentivos fiscales e impulso a las inversiones verdes para reconversiones pesqueras, reducen la huella de carbono y mejoran la economía circular.
Concluyendo, para que el Perú y su sector pesquero-acuícola se consoliden entre los mejores del mundo, es indispensable un marco colaborativo real, transparente y sostenido entre Estado, sector privado y pescadores o acuicultores.
La clave está en una gestión moderna basada en ciencia e innovación, con incentivos claros a la sostenibilidad, responsabilidad compartida frente a los desafíos ambientales y el fortalecimiento del capital humano del sector, incorporación de mejores prácticas internacionales, y añadiendo nuestra identidad peruana, que beba de nuestros errores y aciertos para garantizar un legado sostenible que asegure rentabilidad y permanencia en el tiempo.
Puede que nuestros congresistas y la nación, no escuchen nada de esto en el discurso presidencial de fiestas patrias, pero igual nosotros lo deberíamos tener muy claro.
¡Felices fiestas patrias! Para todos los involucrados en la pesca y acuicultura nacional, sea en la costa, sierra o selva.




