Sin investigación, innovación y desarrollo de productos de la pesca

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la Junta Directiva de Oannes

miércoles 8 de febrero de 2017

Convencido como estoy de que la proteína marina es la de mejor calidad en la nutrición humana; eduque a mis hijas en la alimentación con pescado y productos marinos, desde muy pequeñas. También las lleve a campamentos en las playas desde que aprendieron a caminar, eso sin duda despertó en ellas su amor por la naturaleza y su aprecio por los productos de la pesca con alta frescura.


Tanto así que con solo dos años de edad, mi hija mayor me seguía cual fantasma cuando salía del mar con algún producto de la pesca, sea pescados o cualquier marisco. Y los pulpos eran sin duda su platillo predilecto. Lo descubrí un día luego de sacar un par de pulpos en la buceada matutina…sancochamos los pulpos y mientras los cortábamos en rodajas para disponer de ellos en un rico ceviche, note que la cantidad de rodajas cortadas disminuía. Mi hija disimuladamente cargaba con ella un sobre de mayonesa y un tenedor, adelantándose pícaramente a los demás comensales.


Creo firmemente que si uno educa a los chicos desde muy pequeños, ellos crecen asumiendo estas cosas como naturales…me refiero claro a los campamentos y al gusto por los productos marinos.


El estado peruano ha intentado mantener una política de incentivo del consumo de productos del mar desde los tiempos del Velazcato. Sin embargo estos esfuerzos han sido intermitentes y mas de una vez abandonados producto de la incomprensión o de la ignorancia.


El Instituto Tecnológico Pesquero formo parte de estos esfuerzos casi desde su fundación, producto de una donación del gobierno Japonés. En sus plantas, se desarrollo innovación en tecnología pesquera adaptada a la realidad nacional, de una forma única y realmente admirable.


Solo hace unos días visite las instalaciones de lo que hoy es el CITE Pesquero del Callao o Ex Instituto Tecnológico Pesquero, a las que asistí acompañado de un cliente Japonés, muy interesado en saber que cosas podemos hacer los peruanos, además de lo que siempre ofertamos al mundo; que ciertamente no es muy variado o innovador.


Mi cliente Japonés, se quedo sorprendido del “Know how” que la institución aun maneja, y de la enorme diversidad de productos que la institución ha desarrollado a lo largo de los años. Viniendo de uno de los países de mas alto consumo de pescado per cápita, se le hacia muy difícil comprender por que entonces las empresas pesqueras peruanas, tenían una oferta de productos totalmente basada en materias primas y absolutamente falta de políticas de desarrollo de productos.


No fue sencillo explicar las razones, la verdad, mientras lo hacia; yo mismo me iba dando cuenta de lo increíble que resultada mi explicación, que además lindaba ciertamente con lo absurdo. ¿Como explicar que una institución creada para la investigación, innovación y desarrollo de productos de la pesca, con tanta historia y productos desarrollado, se había convertido en lo que es hoy?


Finalmente una palabra vino a mi mente: “harakiri”. Craso error, ya que mi amigo Japonés, empezó una clase de historia y ética Samurai, donde además me hizo ver que la palabra “harakiri” era ciertamente vulgar, siendo mas aceptada la palabra “seppuku”, que significando lo mismo y teniendo ambas lo mismos caracteres, tenían diferente etimología.


Finalmente me tranquilizo darme cuenta que el había entendido correctamente que los peruanos habíamos cometido un “suicidio” al casi desaparecer la institución, aunque por cierto la palabra usada no fuese la correcta ni en su habla culta, ni en su contexto.


En lo que respecta a la anchoveta nada mas, el trabajo del ITP ha sido mas que ejemplar, el largo camino de convencer al peruano común de que ese pequeño pelágico no era alergénico y que podía ser usado en la conservería y en muchos otros productos para la alimentación humana, transformo la historia de la pesquería peruana.


A pesar de las promesas de reactivación del Ministro Giuffra, el ITP aun sigue en el letargo. Algunas de sus plantas como la de surimi, sufren la indolencia de la incomprensión de los gobiernos que poco o nada saben de pesca y acuicultura, la producción de sus plantas piloto esta paralizada.


La tiendita del ITP en Ventanilla, que fue durante muchos años motivo de jolgorio para mi familia, que alegremente hacia el largo viaje desde La Molina, para comprar salchichas, conservas de diferentes sabores, bocaditos diversos elaborados en base a pescados, que mis hijas consumían en todo momento, esta cerrada.


Paralizada y cerrada, son dos palabras claves que muestran cuanto daño somos capaces de hacernos los peruanos, al eliminar la capacidad para la investigación, innovación, desarrollo de productos y transferencia tecnológica, en una de las industrias mas importantes del país, como lo es la pesquera.  


Señor Ministro, el tiempo pasa y la vida se va. Dice la letra de una canción. Póngase las pilas con su promesa aun incumplida, demuéstrenos que usted no es mas de lo mismo. El sector pesquero peruano necesita de vuelta y 100% operativa, su entidad para la investigación, innovación, desarrollo de productos y transferencia tecnológica. Sepa usted, que nosotros en el sector pesquero peruano, habíamos iniciado el camino para la “diversificación productiva”, que tanto promovió el gobierno anterior, desde mucho antes de que ellos descubrieran la frase y se inventaran su plan.