Fuente: La Capital, Mar del Plata
Argentina - Entidades ambientalistas piden que no se vendan las aves y mamiferos del Mar del Plata Aquarium
Varias versiones indican que tienen precio los animales que estaban "en recupera
lunes 7 de julio de 2003
Flamencos, pingüinos, focas, tortugas marinas, entre otros ejemplares, podrían salir del país si el Estado firma la autorización. Entidades ambientalistas se oponen rotundamente, dado que se trata de especies autóctonas y protegidas.
Varias entidades ambientalistas de esta ciudad dieron la voz de alarma en cuanto a la posible venta de gran cantidad de animales del Mar del Plata Aquarium, que cerró sus puertas en noviembre del año pasado.
Tras concretarse la venta de varios mamíferos marinos (las belugas, cinco delfines, una orca), que eran "propiedad" del oceanario, los ecologistas de la ciudad y zona están muy preocupados por una gran cantidad de animales que hasta el momento se encuentra en el predio ubicado en Martínez de Hoz 5600, y que ingresaron a la fundación "con fines de ser recuperados", es decir, para ser curados y devueltos a su hábitat natural.
Según varias fuentes, 2 tortugas marinas, 4 elefantes marinos, 1 foca cangrejera y más de un centenar de pingüinos que ingresaron a la fundación por motivos terapéuticos, podrían ser vendidos, junto con más de 200 flamencos, que fueron adquiridos en dudosas circunstancias -según datos de los ambientalistas- por dicha empresa.
Vale señalar que todos estos animales están protegidos por el Cites y se encuentran en grado dos, es decir, que no están en peligro de extinción, pero que su venta podría llevarlos a esa condición.
Fauna Argentina está realizando desde hace casi un año presentaciones ante la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación, pidiendo que se impida la autorización de vender estos ejemplares que no son propiedad de la empresa.
E incluso en varias oportunidades solicitaron que en los momentos del año adecuados, se proceda a liberar a los animales que ya estén recuperados.
Asimismo, pidieron que se hagan públicas las actas de comprobación que la dependencia nacional realizó en instalaciones del Aquarium para verifica la cantidad de animales y el estado en el que se encontraban. Esto es importante teniendo en cuenta que desde que se instaló en Mar del Plata ese oceanario, nunca se pudo tener un conocimiento certero de la cantidad de animales que ingresaban y los que se liberaban, se morían o se "intercambiaban" a otros oceanarios.
Esta entidad también manifestó su preocupación por los animales nacidos en cautiverio, descendientes de los que ingresaron "enfermos, estresados o lastimados", a las instalaciones de este emprendimiento comercial.
Juan Lorenzani, referente de la entidad, reclamó que "durante años las autoridades defendieron a este tipo de lugares, ahora que cierran y tienen problemas, nadie da la cara".
Sobre este punto también hay que tener en cuenta que por ejemplo, las tortugas no pueden ser liberadas en invierno, sino que habría que esperar un tiempo, y los pingüinos deben ser llevados a sus zonas de procedencia, aunque no se puede asegurar que tengan 100 por ciento de posibilidades de sobrevivir.
En tanto, desde el Centro de Conservación de la Naturaleza alertaron especialmente sobre la probabilidad de venta de los Flamencos. Esta entidad denunció que los flamencos del Aquarium fueron capturados por un cazador furtivo en una laguna pampeana, pero no obstante -y consta en respuestas a pedidos de informes que hicieron algunos legisladores bonaerenses- la Secretaría de Política Ambiental de la Provincia habría facilitado los papeles para que dichas aves aparezcan como propiedad del oceanario.
Sobre los flamencos también vale señalar que aunque el Aquarium haya dicho que no tienen las alas cortadas -para evitar que se escapen- es poco probable que puedan ser reinsertados en su hábitat y, de hacerlo, pueden llevar enfermedades de corral y afectar a otros animales de su misma especie y a otros, complicando aún más la biodiversidad y la salud de los animales, que supuestamente quieren proteger. Supuestamente, porque es de dominio público que se han muerto gran cantidad de delfines y otros animales en dudosas circunstancias.
Lo cierto es que el daño provocado con este emprendimiento no tiene vuelta atrás. Y los animales son las víctimas, se mire el tema del lado que se lo mire.
Autorización
La preocupación en torno a esta gran cantidad de animales -que se estarían cotizando entre 1500 y 2000 dólares cada uno- es porque trascendió por varios medios que las nuevas autoridades del Ministerio de Asuntos Agrarios de la Nación, de la que dependen estos temas, estarían a punto de autorizar o ya habrían autorizado la venta de los flamencos y pingüinos. Incluso se habló de que desde los primeros días de julio los animales estarían en cuarentena -que es aproximadamente de una semana- para luego salir del país.
"Lo preocupante en la cuestión de los flamencos y los pingüinos. No es sólo el hecho de que sean enviados a España violando la ley, como su procedencia, que también es violatoria de la ley. En este caso su procedencia podría ser la laguna de Mar Chiquita o la laguna de Guaminí. Y en vista de esto me pregunto de dónde proviene la fauna autóctona exhibida en otros zoos o centros o como quieran llamarlos", indicó sobre el tema la ambientalista Liliana Olveira.
Por ello la referente del Centro de Observación de la Naturaleza denunció que "si no hacemos algo urgente, la Provincia y la Nación van a firmar la salida de los flamencos y los pingüinos hacia España en una venta encubierta como donación, sentando además un precedente nefasto".
Como coinciden los referentes de las entidades ecologistas, lo imprescindible es que las autoridades de la Nación defiendan a estos animales, que son un recurso federal.
Dudoso
No se puede dejar de mencionar que el proceder del Aquarium siempre ha sido, por lo menos, dudoso. Cuando se decidió su cierre a fines de octubre del año pasado, fuentes de la empresa, que en estos días parecen haber desaparecido de la faz de la tierra, se cansaron de decir que dicho cierre era "temporal"
y que la razón era que "el parque necesitaba una renovación".
Si bien esa versión oficial no fue tomada muy en serio en ningún sector en aquel momento, en estos días, con estas ventas, se está confirmando que era una mentira.
Lo que sigue llamando la atención es la forma casi secreta, en la que se manejó la transacción de las belugas y los delfines. Cabe preguntarse, ¿por qué tanto misterio en la venta de animales que supuestamente tenían en condiciones totalmente legales, con los papeles correspondientes y que habían comprado a otros oceanarios? Esa actitud secretista no hace más que generar desconfianza.
Igualmente no pudieron evitar que trascienda que el negocio del cierre del Aquarium ha sido multimillonario. Hay coincidencia en que cada delfín entrenado fue vendido por alrededor de 70 mil dólares y que por cada una de las belugas los españoles habrían pagado el triple de esa cifra.
Una historia llena de controversias
Cuando el Parque Aquarium inauguró el 9 de julio de 1993, se destacó su estructura, montada en un predio de 10 hectáreas, con una plaza, una fuente, piletas, delfines, lobos marinos, tiburones y rayas y ya promocionaban un show de esquí acuático.
Pero a poco de haber abierto y aunque la gente comenzó a volcarse masivamente a ver los shows de animales, comenzó la controversia. Es que delfines, orcas, tiburones y luego las promocionadas belugas o ballenas blancas, nunca debieron estar en cautiverio y menos vivir en pequeñas piletas cuando están acostumbradas a no tener límites y cazar su propio alimento en las profundidades de océanos muy lejanos a Mar del Plata.
Quizás ese detalle fue el que menos importó. Hasta que se iniciaron las denuncias por las muertes en raras circunstancias de varios de esos ejemplares, que siempre se trató de esconder. No es raro, estrés, enfermedades, intoxicaciones, falta de elementos de sus medios natural y las exigencias a las que eran sometidos para entretener a los seres humanos, conspiraron para que muchos de los animales no resistieran.
Los que sí lo hicieron o los que nacieron en cautiverio, ahora pasaron por un nuevo viaje en avión para continuar su vida antinatural en una pileta. Y ahora centenares de aves y mamíferos marinos más pequeños pueden correr la misma suerte.




