Fuente: Clarin, Buenos Aires
Argentina - Un grupo conservacionista promueve la adopcion de ballenas a traves de Internet
jueves 10 de enero de 2002
Se trata de una campaña para colaborar con el estudio y la conservación de
la ballena franca austral, una especie que frecuenta el sur argentino y que
se encuentra en peligro de extinción. Ya se sumaron al programa más de 600
personas, quienes eligieron alguno de los 8 ejemplares adoptables, con cuya
subsistencia colaboraron invirtiendo entre $25 y $ 100 por año.
Por Ariel González Mouls. De la Redacción de Clarín.com
Adoptar una ballena puede parecer, a primera vista, un chiste. ¿Cómo se hace
para adoptar a un animal que mide más de 15 metros de largo y pesa 30
toneladas? Sin embargo, desde el comienzo del programa "Ballena Franca
Austral", que lleva adelante en la Argentina el Instituto para la
Conservación de las Ballenas (ICB), son más de 600 las personas que ya se
decidieron a apadrinar un cetáceo, invirtiendo en la preservación y el
estudio de un grupo de ejemplares de la especie franca austral que, entre
los meses de junio y diciembre, llega de a cientos a la Península Valdés, en
la provincia de Chubut. Al ingresar al sitio del ICB (www.icb.org.ar), los
usuarios pueden elegir en adopción a Cassiopeia, Docksider, Josephine,
Troff, Mario, Stare, Gabriela o Antonia, los 8 ejemplares que forman parte
del programa y que fueron seleccionados por la organización por sus
características físicas, que permiten diferenciarlos con mayor facilidad.
El costo de convertirse en padrino de una ballena depende de la categoría
que se elija. Por 25 pesos anuales, se puede ser "adoptante". Por $ 50, se
obtiene al grado de "protector". Y, más arriba aún, se puede ser
"benefactor", a un costo de $100 al año. De todas formas, sin distinciones,
cada persona que adhiere al programa recibe un "Certificado de Adopción",
que incluye una foto en colores de la ballena elegida y su nombre impreso,
más una biografía del animal, información general sobre la especie y un
reporte anual del ICB. "Al adoptar un animal, la gente se involucra de otra
manera con él, ya que puede seguir la vida de un individuo en particular,
participar de sus comportamientos y descubrir qué hace a lo largo de su vida
", explica Roxana Schteinbarg de Taboada, Schteinbarg de coordinadora
ejecutiva del ICB, una organización sin fines de lucro fundada en 1996 para
proteger a las ballenas y a su medioambiente.
En la Argentina, el trabajo del ICB se centra en el programa "Ballena Franca
Austral", que consiste en el seguimiento, a través de un grupo de ejemplares
identificados, del estado de la especie en la zona de Península Valdés,
donde cada año se concentra la segunda población de ballenas del mundo, sólo
superada por la que se asienta cerca de las costas de Nueva Zelandia, en
Oceanía. El monitoreo de los cetáceos se hace a través de fotografías aéreas
que reflejan las callosidades que tienen en la parte superior de la cabeza,
y que funcionan como una suerte de documento de identidad que permite
identificarlas. De esta forma, los voluntarios del ICB pueden hacer un
relevamiento de la población y, luego, cruzar su información con los datos
obtenidos por distintos organismos e investigadores de todo el mundo. Para
Schteinbarg de Taboada, este programa logra "aumentar el conocimiento de las
ballenas, comprender mejor sus necesidades e incorporar nueva información a
los planes de protección, tanto a nivel nacional como internacional".
El ICB es la representación en la Argentina del Whale Conservation
Institute/Ocean Alliance y tiene su centro de operaciones en Buenos Aires. A
través del portal de la organización (www.oceanalliance.org) se puede
acceder a detallados informes elaborados durante más de tres décadas de
trabajo, aprender las características de las distintas especies de ballenas
existentes y hasta escucharlas. Actualmente, uno de los trabajos más
importantes que lleva adelante la Ocean Alliance es el viaje del velero
"Odyssey", que zarpó en agosto de 1999 del puerto de Baja California, en los
Estados Unidos, para recorrer durante tres años los océanos y mares del
mundo. Su objetivo principal es tomar datos sobre la contaminación de las
aguas y demostrar que, como explican lal ICB, ése el principal problema que
afecta a las ballenas. La travesía de la nave se puede seguir ingresando a
www.pbs.org/odyssey