Fuente: LaTercera, Santiago de Chile
Chile - Acuerdo pesquero detona nuevo conflicto diplomatico con Peru
martes 19 de abril de 2005
Lima busca reabrir discusión por límite marítimo demorando ratificación de Acuerdo de Galápagos
Los privados se quejan de que flotas foráneas depredan recursos en altamar.
Aunque Chile no deja entrar a la mayor parte de esas naves, Perú sí se los permite.
Eduardo Olivares
Fecha edición: 19-04-2005
Un nuevo conflicto diplomático entre Chile y Perú fue detonado tras la negativa de Lima a ratificar un convenio de protección pesquera suscrito por los gobiernos de ambos países y de Ecuador y Colombia. La Cancillería peruana, a sabiendas del alto interés de Santiago en el tema, condicionó su venia a un rediseño del límite marítimo.
Se trata del Acuerdo de Galápagos, firmado por los cuatro países en agosto de 2000. Con él se busca evitar que barcos extranjeros depreden los recursos pesqueros de altamar, más allá de las 200 millas marítimas de la zona económica exclusiva.
Con ese convenio en marcha ninguna flota foránea, en especial europeas, rusas y asiáticas, podría desembarcar, realizar mantenciones o abastecerse en puertos del Pacífico Sur si no demuestran cooperación con los países ribereños. Chile impide el acceso de la mayoría de esas flotas, pero "hay algunos puertos peruanos que atienden embarcaciones que pescan jurel en altamar frente a aguas chilenas", apunta el subsecretario de Pesca, Felipe Sandoval. Según otro funcionario, ese es un comportamiento "hostil" por parte de Perú.
El jurel es la principal especie explotada en Chile. Según cálculos de la Sociedad Nacional de Pesca (Sonapesca), del total de recursos ubicados frente a la ribera chilena, cerca del 20% es obtenido por parte de extranjeros. Chile exporta unos US$ 58 millones en jurel congelado.
Como en el país la Ley de Pesca determina cuotas máximas de captura, los chilenos temen que en algún momento ni siquiera podrán llenarlas ante el "exterminio" foráneo. "¡A la postre nos reducirán la cuota a nosotros, que somos los que estamos cuidando el asunto! ¡Eso es indignante!", acusa Roberto Izquierdo, presidente de Sonapesca.
Propuesta peruana de febrero
El gobierno buscaba dejar el tema en reserva, ante el temor de que el conflicto aumente. Pero el jueves el canciller Ignacio Walker le recordó esta molestia a Perú durante un seminario de Asexma. "¡No es posible que no haya entrado en vigencia el Acuerdo de Galápagos!", expresó.
En realidad, Perú sí ratificó el convenio. Lo hizo en 2002, junto con Ecuador y Chile. Pero Colombia, por dificultades específicas con su vecino Panamá, no pudo hacerlo. Para no detener el proceso, se propuso una enmienda muy simple: el acuerdo entraría en vigencia con la sola ratificación de tres de los países firmantes. Los parlamentos de Ecuador y Chile aprobaron la enmienda, pero el gobierno de Alejandro Toledo ni siquiera la envió a su Congreso.
Esto, pese a que Perú sufre el mismo problema que Chile. "En general son los asiáticos los que ponen sus flotas. Lo que más pescan es jurel y calamar", dice el viceministro de Pesquería peruano, Alejandro Jiménez. Si se le pregunta sobre el Acuerdo de Galápagos, responde que ese asunto debe tratarse con la diplomática Elvira Velásquez, quien deriva cualquier consulta a la embajada peruana en Santiago.
David Málaga, ministro de esa legación, dice que Perú no ha ratificado la enmienda del Acuerdo de Galápagos porque están en una etapa de "perfeccionamiento" del pacto.
Pero tal enmienda no modifica nada del convenio, y lo que no revela Málaga es el contenido de la cita que delegaciones de ambos países tuvieron en Santiago en febrero. Allí, dicen quienes conocieron el contenido de la reunión, los peruanos propusieron trazar hacia más al sur el límite de recursos pesqueros, lo que equivale a modificar la soberanía en la zona:
Perú no ratificaría el acuerdo si Chile no se abría a cambiar la frontera marítima. El choque diplomático fue rotundo y no se ha recompuesto desde entonces.
Extensión del problema
El gobierno chileno intentó remediar la falta del acuerdo con el "decreto 123", de agosto de 2004. Dice que si un país cuyos barcos pescan frente a aguas chilenas no coopera con Chile, no se les permitirá el ingreso a puertos nacionales. En el caso del jurel la excepción es China (hay 11 naves), pues con sus representantes ya había un diálogo abierto antes de agosto. Una nueva reunión partió ayer. Chile planteará que si no hay avances concretos en cooperación, los permisos se reducirán.
El otro problema es España, que extrae pez espada en el norte. Ni las legaciones de China ni España respondieron consultas de La Tercera.
En Sonapesca asumen que el problema vuelve a enfocarse en Perú, pues si bien el gobierno puede prohibir el ingreso a puertos chilenos, las flotas desembarcan en puertos peruanos como Ilo. Mientras eso ocurra, no tendrán razones para abandonar la explotación en altamar.
"Como no hay Acuerdo de Galápagos, no tenemos el poder para negociar con otros Estados la preservación del recurso marino", advierte Gonzalo Pereira, secretario general (a cargo) de la Comisión Permanente del Pacífico Sur (CPPS), formada por los cuatro países tras la Convención del Mar, la misma que consagró el dominio de las millas marítimas.
Chile jugará otra carta: a fines de mes una delegación viajaría a Bogotá para evaluar si ahora Colombia puede ratificar el pacto. En ese caso, el Acuerdo de Galápagos entraría en vigencia pese a la demora de Lima.




