Fuente: Ciencia, NASA

Ciencia - La Estela de Hawai

miércoles 10 de abril de 2002

Los científicos han descubierto algo casi invisible que se remonta sobre el
vasto Océano Pacífico: la sorprendente estela de Hawai.

Abril 10, 2002: Sumerja su mano en algún arroyo de corriente rápida. A cada
lado de su mano, el flujo del agua se hace más rápido; por detrás, la
corriente se arremolina y es más lenta. Pero la perturbación no dura mucho.
Tan sólo a unas pulgadas de distancia, el agua vuelve a tomar su curso río
abajo, como si su mano nunca hubiese estado allí.

Ahora imagine usted lo siguiente: la pequeña estela producida por su mano,
en vez de disiparse, hace que parte del flujo invierta su curso. Agua
moviéndose hacia atrás, corriendo hacia sus dedos desde miles de millas de
distancia.

Los investigadores han aprendido que las islas hawaianas producen
exactamente este efecto en el Océano Pacífico. Una "contracorriente" tibia
corre hacia Hawai desde el Asia -- un resultado de la sorprendentemente
larga estela de la isla. La corriente traza una vía rápida acuática que
probablemente ayudó a los antiguos marineros a llegar a establecerse en las
islas del Pacífico, incluido el propio Hawai.

Las islas hawaianas son una cadena de volcanes que se levantan 9,500 m por
encima del fondo del océano y sobresalen 4,200 m hacia la atmósfera.
Encumbradas de esta forma, son como obstáculos en un túnel de viento. Los
vientos alisios soplan de este a oeste -- es decir, de América al Asia -- y
la persistente corriente norte-ecuatorial fluye en la misma dirección. Hawai
las divide a ambas.(Ver el video ).

Los científicos sabían desde hace mucho tiempo que las aguas que bajan de
Hawai se regresan hacia las islas. Pero también creían que esta corriente
inversa (conocida como la "contracorriente de Lee") se disipaba a unos 300
kilómetros más abajo. Mucho más allá de este punto, pensaban, el viento y el
agua fluian en dirección al Asia, como si Hawai nunca hubiese estado en su
camino.

Pero el año pasado, mientras examinaban datos del QuikSCAT -- un satélite de
la NASA que usa un radar de microondas para medir los vientos cerca de la
superficie del océano -- los investigadores se dieron cuenta de que la
estela de Hawai es, en realidad, mucho más larga de lo que ellos pensaban.
En verdad, se extiende por casi 8000 km a lo largo del océano.

Timothy Liu del Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion
Laboratory) de la NASA y Shanping Xie de la Universidad de Hawai fueron los
descubridores. Liu recuerda como la encontraron mientras miraban un mapa de
patrones de viento en el Océano Pacífico. Cerca de las islas, ellos vieron
lo que esperaban: fuertes vientos entre las islas y un viento mas lento
detrás. El patrón se desvanecía casi totalmente a unos 300 km de distancia,
justo como lo predecía la teoría. "Pero entonces miramos con más cuidado,
siguiendo todo el camino hasta Asia, y dijimos ´¡Anda!, ¿qué pasa aquí? Esta
otra estela -- ¿qué es?'"

Los investigadores sospechaban que la estela no era solamente viento sino
agua también. Después de todo, los dos están conectados. Por ejemplo, los
vientos pueden crear corrientes al empujar las aguas superficiales, mientras
que las corrientes tibias que fluyen hacia aguas más frías pueden asimismo
generar vientos. Usando otros dos satélites que pueden detectar corrientes
oceánicas, ellos confirmaron que una corriente tibia se hallaba de hecho
fluyendo de regreso hacia Hawaii desde Asia. (Tales datos provenían de la
Misión para Medición de Lluvias Tropicales {ó TRMM por las siglas en inglés
de Tropical Rainfall Measuremente Mission}, y del satélite Franco-Americano
Topex-Poseidon).

Esta contracorriente tibia podría resolver parte de un antiguo misterio. El
Océano Pacífico está salpicado de islas muy espaciadas entre sí, aunque
deshabitadas. ¿Cómo hicieron los humanos para regarse sobre ellas y
eventualmente llegar a Hawai?

La evidencia lingüística y arqueológica sugiere que las islas fueron
pobladas por primera vez hace al menos unos mil años por los polinesios, qui
enes saltaban de isla en isla de oeste a este. Era una hazaña
extraordinaria: usando tan sólo primitivas canoas, navegaron vastas
distancias en contra de vientos y corrientes opuestas.

La estela de Hawai podría haber servido como ruta por la cual los antiguos
marineros migraban, dice Liu. La contracorriente pudo haberlos llevado
directamente desde Asia a Hawai. Debido a que la corriente es más tibia que
la atmósfera que la rodea, el aire por encima del agua permite la convección
y la formación de nubes. "Estas nubes pudieron haber guiado a los antiguos
polinesios a lo largo de este angosto camino acuático", anota Liu.

"Aún no sabemos exactamente cómo se desarrolla la larga contracorriente
hawaiana", dice Liu. Pero si sabe porqué continúa: una combinación única de
viento y patrones marinos alrededor de la isla genera un bucle de
retroalimentación, el cual permite que la corriente que fluye hacia atrás se
sostenga a sí misma.

Liu explica: las islas muy a menudo tienen estelas, pero generalmente, éstas
sólo existen cerca de la propia isla. Lo que hace a Hawai diferente son dos
cosas: Primero, mientras que la mayoría de las islas son golpeadas por
vientos que van y vienen, dependiendo de la temporada, las islas hawaianas
se hallan en medio de los vientos alisios, que soplan constantemente hacia
el oeste durante todo el año. En segundo lugar, el agua detrás de estos
vientos se vuelve más tibia cuanto más nos alejemos hacia el oeste. (Son los
propios vientos alisios los que causan esto, al empujar las aguas calentadas
por el Sol en la superficie oceánica, hacia el continente asiático).

La contracorriente (no importa como se haya formado), lleva consigo algo del
agua tibia de regreso a Hawai. El agua que regresa calienta el aire
cercano -- solo un poco, pero eso es suficiente. El calor hace que el aire
se eleve, lo cual atrae aire más frío desde ambos lados de la corriente.
Debido a la rotación terrestre, el aire frío no sopla directamente hacia
adentro. En vez de ello, las fuerzas Coriolis hacen que se arremoline. Los
vientos en rotación "bombean el océano" -- los meteorólogos llaman a este
efecto " bombeo de Ekland ", dice Liu -- y refuerzan a la corriente tibia en
retorno. Es un ciclo auto-sostenido.

Las diferencias en la temperatura de la superficie del océano que controlan
todo el ciclo, son bastante pequeñas. La corriente es menos de un grado más
caliente que el océano de los alrededores, dice Liu. Lo débil de esta señal
nos ayuda a explicar porqué la estela pasó desapercibida por tanto tiempo.