
Fuente: El Comercio, Quito
Ecuador - Delfinoterapia: Una esperanza que nos llega del mar
martes 19 de junio de 2007
Esta terapia puede ser aplicada en bebés desde los cinco a seis meses, no existiendo límites máximos de edad.
Simo era un delfín solitario que recorría la costa de Pembrokeshire (Inglaterra) y Bill Bowell, un hombre deprimido, quien luego de un infarto de miocardio fue acusado de un crimen injustamente. Aunque se comprobó su inocencia, por más de 17 años se sumió en una depresión tan grave que le concedieron una pensión por incapacidad definitiva. Hasta cuando conoció a Simo. Todo sucedió a bordo del bote del doctor Horace Dobbs, uno de los pioneros en la delfinoterapia. Dobbs incentivó a Bill para nadar junto al delfín y desde entonces las reuniones de Bill y Simo se volvieron frecuentes. Simo logró lo que ningún especialista : devolverle a Bill la esperanza y la alegría.
Era el año de 1974 y gracias a este suceso el Dr. Dobbs creó Operación Sunflowers, un proyecto de investigación de las habilidades terapéuticas de los delfines, según contó el Dr. Dobbs en una entrevista realizada en marzo de 1998. Veinte años antes que Dobbs, el estadounidense John Lilly, estudioso de la anatomía y el sistema neurológico de los delfines, descubrió que los delfines pueden ejercer una influencia poderosa y positiva sobre la mente humana. Con la ayuda de la Marina estadounidense, Lilly experimentó con los sonidos de los delfines. Luego de años de investigación, además de crear un diccionario Inglés-Lenguaje de los delfines, publicó el libro ‘La mente en las aguas’, con el que abrió el camino hacia la delfinoterapia, que es una conjugación de terapeutas y entrenadores de delfines. Es importante conocer tanto al paciente y su padecimiento como a los delfines.
Delfines nariz de botella son sociables e inteligentes. Por ello son estrellas en espectáculos y protagonistas de la terapia.
Los delfines han inspirado a millones de personas y se han convertido en una esperanza para personas que sufren trastornos en el sistema nervioso central, desde que se inciaron las investigaciones sobre su influencia en el ser humano. “El sonar de estos animales emite ondas sonoras electromagnéticas que estimulan todo el sistema nervioso central, ponen a trabajar y conectan las neuronas que tenemos inactivas en nuestro cerebro”, explica Margarita Mejía, directora del Centro de delfinoterapia WaterLand (Venezuela).
Por sus efectos, la terapia ha sido aplicada, especialmente, a niños con síndrome de Down, autismo, parálisis y retraso cerebral, y continúa probándose en otro tipo de trastornos.
La terapia consiste en varias sesiones con una secuencia de procesos. Lo primero es evaluar qué tipo de tratamiento requiere el paciente. Luego hay un período de adaptación al agua. En las primeras sesiones el paciente es introducido en brazos del terapeuta, de a poco se le moja la cara, para que sienta la seguridad de que el agua no le hará daño.
Poco a poco se debe ganar confianza, para lograrlo quien guía la actividad debe separar y acercar al paciente de su cuerpo, para “evitar convertirse en un chaleco salvavidas físico o mental”. Quien sigue el tratamiento aprenderá a mantener el equilibrio y la tranquilidad en la piscina de trabajo. Una vez dominados los desplazamientos por encima y por debajo del agua se realizan ejercicios de relajación. Después de este proceso se reemplaza al terapeuta por un flotador y empieza la adaptación al delfín. El paciente será besado y tocado por el delfín para iniciar la estimulación e integración de los miembros básicos de la delfinoterapia: paciente, terapeuta y delfín. Después de cada sesión los familiares deben hacer un informe en el que detallan los cambios y reacciones de la persona tratada. Como lo hiciera Dobbs desde que inició el trabajo con delfines, la mayoría de centros que realizan delfinoterapia graba todas las sesiones y entregan un video en el que se hace una evaluación y se dan recomendaciones.
Delfinoterapia virtual
“Lo más cerca que se puede estar de un delfín sin mojarse es Cyberfin”, según David Cole, fundador de Aqua Thought Foundation y creador del proyecto.
Esto consiste en la simulación del encuentro con un delfín. Acostado sobre un colchón de cristal líquido y por medio de unas gafas de realidad virtual, los usuarios son introducidos en un ambiente marítimo en tres dimensiones.
Los sonidos de los delfines se difunden por medio de parlamentes que se colocan cerca de los oídos. Luego los delfines aparecen nadando junto al participante, lo miran a los ojos y al final se despiden de él. Quienes han experimentado con Cyberfin aseguran sentirse cansados como si hubieran participado realmente en un recorrido por el agua con los delfines.
Los creadores de Cyberfin creen que puede usarse como complemento de la delfinoterapia convencional y como terapia recreativa en los hospitales.
En palabras de Margarita Mejía, lo importante es reconocer que “la delfinoterapia no sustituye a las terpias tradicionales, sino que las refuerza y es una excelente alternativa ”.