Fuente: El Comercio, Quito
Ecuador - El mar tambien entrega buen camaron
sábado 29 de enero de 2005
Redacción Guayaquil
La pesca de arrastre de camarón se resiste a desaparecer en las caletas de la Costa. Los pequeños y medianos botes faenan en el mar hasta por 15 días para obtener el crustáceo. En el muelle Jambelí, en Posorja (Guayas), recala la mayoría de las 133 naves que se dedican a esa tarea.
El Álvarez Cabral arriba cada dos semanas con una pesca promedio de 545 kilos de camarón. Cuando llega al muelle, sus cinco tripulantes empiezan a sacar docenas de sacos llenos de camarón de las cámaras de congelación que están instaladas en las naves.
El marisco llega sin cabeza pues en las naves ya ha sido limpiado y clasificado según sus tallas y en sus tres variedades: blanco, café y rosado.
El crustáceo no viene de ninguna piscina camaronera. Es fruto de la pesca de arrastre que se realiza a cinco kilómetros mar adentro, por los menos.
Rápidamente, el camarón es ubicado en cubetas con hielo desde donde se envía a las empacadoras que venderán el producto en el mercado internacional, en especial en Estados Unidos. El costo del kilo en el puerto varía de 1,80 a 2,60 dólares, según la talla.
Otra embarcación que también atraca en esta rada es la Apolo. Cada dos semanas descarga unos 600 kilos de camarón entero (con cabeza) congelado.
Hace cinco años, el promedio de las embarcaciones superaba los 900 kilos y contaba con 270 barcos.
Manuel Mero, con 30 años de labor relata que la única forma de atrapar camarones es con las redes de 13 metros que peinan el fondo marino.
"Todo el procedimiento es manual. La faena dura hasta 15 días", dice mientras coloca las gavetas en el muelle.
Mero y sus compañeros reciben al mes cerca de 400 dólares. El sector también realiza la pesca de pomada (camarones pequeños) para exportación y pescado (róbalo, rabijunco, corvina, parco, chalaco, perela, entre otras especies) para el mercado local.
El dinero que genera la captura del camarón es para el dueño del bote, mientras que la venta del pescado se reparte entre la tripulación. Pero el marinero Miguel Quiñónez sostiene que "cada día se pone difícil la captura, porque hay mucha competencia de los barcos artesanales que también van detrás del camarón".
Estos últimos, que usan embarcaciones pequeñas y faenan a diario, no
superan el 0,5 por ciento de las exportaciones del camarón de arrastre.
Juan Correia, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Armadores de Barcos Pesqueros y Camaroneros (Asearbapesca), explica que todo el crustáceo que llega en las embarcaciones es para exportación. "Es de buena calidad y tiene diferentes tallas. La demanda aumenta, pero hay mucha competencia en el mar"
.
La actividad empieza a perder terreno. La pesca de arrastre aportaba hasta hace cinco años entre el ocho y 10 por ciento de las ventas de camarón al exterior. Ahora, no supera el tres por ciento con una producción aproximada de 1,8 millones de kilos por año.
Según Correia, la crisis económica, la falta de créditos y los bajos precios acabaron con muchas naves. "Somos competitivos en el mar. Tratamos de ser más ordenados y aprovechar las ventajas". Hace un lustro, el kilo de camarón café superaba los ocho dólares. Hoy se vende hasta en 3,80.
El egreso de un bote por faena supera los 4 000 dólares, lo cual incluye combustible, alimentación, hielo, mantenimiento y mano de obra. En la última pesca de la Apolo se generaron 6 000 dólares con una ganancia neta de 1 200.
Un rubro apetecido
Los empleos. La pesca de arrastre de camarón genera unos 1 500 empleos directos que van desde la tripulación hasta el personal de mantenimiento.
De manera indirecta, del negocio dependen unas
5 000 personas.
Otros productos. Además del crustáceo, en las redes también sale una gran variedad de pescados, jaibas, langostas, calamares, entre otros productos que se venden en los mercados locales.
El mayor puerto. Posorja, en la provincia de Guayas, es el principal puerto de desembarque para la flota que se dedica a estas faenas.
Marisco más apetecido. El camarón de mar, al ser criado de manera natural, sin intervención del hombre, y sin alimentos balanceados o uso de antibióticos, es el producto más apetecido; sin embargo, los precios que se pagan son similares a los mariscos criados en camaroneras.
El clima. La variación en la temperatura del agua del mar también influye es esta pesca.
Una parte en las exportaciones
La producción y exportación de camarón se recupera lentamente en el mercado.
Hasta diciembre del 2004 las ventas representaron cerca de 310 millones de dólares, un alza del 15 por ciento con relación al 2003.
Según la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), el incremento de los ingresos se debe a los altos volúmenes de producción que mantienen las piscinas tradicionales y bajo invernadero. El año pasado, la CNA registró una producción de 60 millones de kilos, aproximadamente.
Una de las opciones que tienen los camaroneros son las piscinas bajo invernadero con las cuales logran mantener altos porcentajes de resistencia al virus de la mancha blanca. Aunque también está el cultivo combiando con tilapia que permite optimizar recursos.
El camarón de arrastre representa el tres por ciento de estas ventas externas, pese a ello, los funcionarios de la CNA comentan que los precios siguen bajos como para mejorar los ingresos de los productores en piscina como de los pescadores.
En 1998, el sector aportó con más de 900 millones de dólares por exportaciones del crustáceo, pero luego descendió a menos de 200 millones por los efectos de la mancha blanca.




