Fuente: El Universo, Guayaquil
Ecuador - En Ecuador se exporta tiburon pese a que esta prohibido por ley
lunes 31 de octubre de 2005
En el puerto de Santa Rosa, Guayas, un pescador corta las aletas de un tiburón capturado durante la jornada del pasado martes. Más tarde, las aletas se comercializan pese a la prohibición que rige en el país.
Octubre 30, 2005
Texto: Marjorie Ortiz, con información de Xavier Ramos en Manta
El negocio de las aletas de tiburón no se ha detenido pese a las prohibiciones del Gobierno de exportar estos apéndices del escualo.
Oficialmente, en el último año se vendió a Hong Kong y EE.UU. 166 quintales. Del contrabando diario no se tienen cifras.
Más de 7,5 toneladas de aletas de tiburón exportó el país desde que en octubre del 2004 se prohibió, mediante decreto presidencial, su comercialización.
Así lo revelan los registros de la Empresa de Manifiestos, que ofrece el servicio de estadísticas del mercado ecuatoriano y mundial basadas en los reportes de los buques navieros. En estas ventas, según la fuente, incurrieron cinco exportadores, pese a lo dispuesto en el decreto presidencial 2130 publicado en el R.O. el 7 de octubre del 2004.
Carmela Caputi Delgado; la empresa Apolinar Pesca S.A., de propiedad de Norma García; Eddy Lam Chung; Raúl Aguilera Sánchez; y Mónica Carchi Paredes de Aguilera figuran en la nómina de la Empresa de Manifiestos como exportadores de 1.319 kilos de aletas, 2.560, 909, 1.180 y 1.628, respectivamente, en el periodo del 29 de octubre del 2004 al 27 de mayo pasado.
El Banco Central del Ecuador también reporta en su sitio en internet
(www.bce.fin.ec) cinco exportaciones, pero no menciona a Raúl Aguilera ni a Carmela Caputi; en su lugar registra a Jing Neng Lin Li y a la empresa Ultra Especies Marinas. En total, el BCE suma ventas por 6,05 kilos.
La representante de la empresa Apolinar Pesca S.A, Norma García, afirma que la exportación que ella realizó el 17 de noviembre del 2004 (cuando estaba en vigencia el decreto) contó con los permisos de la Dirección General de Pesca emitidos con anticipación. “Lo que pasó fue que yo me demoré en enviar, pero mi permiso estaba antes, no me acuerdo la fecha, pero lo tenía desde antes”, señaló García.
Las autoridades de la Dirección General de Pesca (DGP) y de la Corporación Aduanera Ecuatoriana (CAE) que, según sus atribuciones legales, debieron impedir la salida de los contenedores, aseguraron desconocer dichas exportaciones.
“La única forma que se puede exportar es clandestinamente o diciendo que se trata de desperdicios de pescado”, afirmó Jorge Kalil, director general de Pesca.
Sin embargo, las descripciones de la mercadería referida, según el reporte de la Empresa de Manifiestos, especificaba que se trataba de aletas de tiburón. El destino del 80% de las exportaciones era Hong Kong.
“La CAE es la encargada de saber qué productos son de prohibida exportación, si se dio algún caso de exportación es porque la CAE no se percató del asunto o porque muy hábilmente hicieron que esa exportación se dé”, dijo el director de Pesca.
Al ser consultado sobre este registro, el gerente del I Distrito de la CAE, Jorge Muñoz, citó el pasado miércoles en su despacho a su supervisora de Exportaciones, Francisca Ponce; y a Xavier Arellano, jefe de Zona Primaria, adonde llegan los contenedores, pero ninguno dio explicación ante la evidencia.
“Los exportadores no manifiestan la carga sino 48 horas después del zarpe”, dijo Arellano, mientras que la supervisora Ponce agregó: “Yo no veo la carga que se va, veo documentos de la carga que ya se fue”.
“Esto sí es preocupante, hay que ver los documentos”, indicó Muñoz al asegurar que ordenaría investigar la irregularidad.
“Eso demuestra cómo son respetadas las leyes en el país”, dice Ruth Elena Ruiz, jefe de Biodiversidad de Fundación Natura.
En el periodo 2001-septiembre 2005, la Empresa de Manifiestos reportó la exportación de 360 mil kilos de aletas, una actividad que ha afectado la reproducción de esta especie, considerada protegida desde 1989 en la Reserva Marina de Galápagos, donde está prohibida su pesca y desde donde, según la organización ambientalista Wild Aid, proviene el 80% de aletas que se exporta a Asia (el 83% a Hong Kong). Ahí, las aletas tienen la fama de afrodisiacas, por lo que se las prepara en sopas que pueden llegar a costar hasta 100 dólares.
Las especies más explotadas en la zona continental, dice un informe del Instituto Nacional de Pesca (INP), son los tiburones zorro, aguado, tinto, tollo, martillo, gata y angelote, este último considerado como vulnerable por la Lista UICN (Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza); en cambio, en la Reserva Marina de Galápagos, según los decomisos del PNG en la última década, los más afectados han sido el azul, el galápagos y el martillo.
La explotación se agrava por la falta de control, por ejemplo, de la Dirección de Pesca que solo tiene 14 inspectores en el país.
“Ninguna autoridad aparece por aquí para controlar el paradero final de los tiburones”, dice Carlos Cedeño, un pescador de Jaramijó, Manabí, que desembarca diariamente los escualos en la playa de Tarqui, en Manta. Lo mismo ocurre en Santa Rosa, Guayas, donde las aletas se comercializan libremente.




