Fuente: El Comercio, Quito
Ecuador - La proteína de un crustaceo ira a los detergentes
lunes 9 de junio de 2003
Fuente: El Mercurio de Chile.
El químico alemán Otto Rohm protagonizó la revolución de los detergentes, gracias al chancho. Ello ocurrió hace casi 80 años. El investigador descubrió que las enzimas de su páncreas eran excelentes para sacar las manchas.
Ahora se está a punto de protagonizar otra revolución, pero en Chile. Aún con todo el desarrollo de los detergentes, éstos, para ser efectivos, necesitan trabajar con agua caliente.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Chile encontró en el estómago del krill, un diminuto crustáceo de color rojo pálido, una enzima que trabaja a solo 20ºC.
En Chile, por ejemplo, se lava ropa un millón de veces al día y, en promedio, cada lavado requiere 20 litros de agua a 50ºC. El hallazgo podría reducir a la mitad la energía que se gasta para calentar toda esa agua. En el Centro de Ingeniería Bioquímica y Biotecnología de la Universidad de Chile (Cibyb) generaron este proyecto de innovación práctica.
El doctor Juan Asenjo dirige la investigación. Con la idea de buscar enzimas (un tipo de proteínas) que puedan funcionar a bajas temperaturas; el krill de los mares australes apareció como una visión.
Los investigadores fraccionaron el contenido del estómago del krill y sus enzimas. En cada pedazo buscaron actividad a 20ºC. Luego de un año y medio dieron con una enzima, una proteasa o devoradora de proteínas.
"Esencialmente encontramos cuatro enzimas, pero había una que era la proteasa 'top'. Tenía una alta actividad específica a 20ºC, era la pieza clave", dijo Asenjo. La súper enzima fue bautizada por el resto del equipo como juanasa (aludiendo al nombre de pila del profesor).
Los investigadores ganaron un segundo proyecto Fondef, para leer el ADN de la enzima y así patentarla internacionalmente, clonarla y, finalmente, venderla a la industria mundial de productores de enzimas y detergentes.
Como de cada 2,4 kg de krill solo se puede obtener 4,7 ml de juanasa, la única vía de producción es clonarla para hacerla crecer en levadura, tal como se hace con la mayoría de las proteínas recombinantes como la insulina, explica Asenjo.
El primer paso es leer su ADN. Se dieron cuenta de que la juanasa llegaba intacta pero no así su material genético. El ADN degradado no sirve para dar continuidad. Entonces, en una operación comando, dos integrantes del equipo viajaron a la Antártica con un termo de nitrógeno líquido para congelar krill, a 196ºC, inmediatamente después de ser extraído. Así salvarían sus genes.
Hasta el momento llevan alrededor de un tercio del ADN secuenciado y esperan lograr el 100 por ciento en dos meses.