Fuente: El Comercio, Quito

Ecuador - La venta de las aletas de tiburon en Peru se hace menos rentable

viernes 3 de diciembre de 2004

Redacción Manta



Casi un mes ha transcurrido desde que entró en vigencia el decreto presidencial que prohibió la pesca, transporte y comercialización de tiburones y, en especial, de sus aletas. Desde que entró en vigencia la medida, que busca evitar la pesca indiscriminada y directa de la especie, se afectó la situación de los pescadores artesanales de Manabí.



"Ellos quizá atrapan un escualo incidentalmente, pero no pueden llevarlo a puerto, pues los gendarmes de la Marina están listos para aplicarles la Ley, dice Lucía Fernández, armadora pesquera del atracadero manabita de Manta y ex directora del Instituto Nacional de Pesca (INP).



Por ello, pescadores como Kléver Cedeño, han preferido dejar las redes y salir a buscar trabajo como albañiles.



"Cuando lanzamos nuestros anzuelos (líneas de pesca) no podemos decirles a los tiburones que no piquen, eso se llama pesca incidental. Ahora es la época de dorado que está saliendo en buenas cantidades. Si los tiburones andan tras el dorado y nosotros tras esa pesca, qué podemos hacer".



Según Fernández, en los próximos días el INP analizará informes técnicos sobre la pesca incidental de escualos. "Ahí se hace referencia a que la palabra que debieron usar quienes presentaron ese decreto al Jefe de Estado, era regular y no prohibir".



Como no se ha regulado, hoy tenemos serios problemas, por lo cual los comerciantes peruanos y colombianos son los que ganan, dice Kléver Pérez dirigente de los pescadores y comerciantes de Manta.



"Los exportadores de aletas no tienen problemas, ellos sacan el producto por las fronteras y lo vuelven a ubicar en los mercados asiáticos, cuando compran la pesca de barcos enteros los dirigen a otros puertos y no hay problema", enfatiza Fernández.



La ex funcionaria sugiere que se pueden emplear medidas similares a las que usan para la pesca de las tortugas y que se utiliza desde hace año y medio.

"Con ello los pescadores ya no atrapan a las tortugas marinas. También se pueden aplicar vedas del tiburón, como se hace ahora con el atún, el dorado, la langosta, el cangrejo o la sardina".



Pero mientras las autoridades y los pescadores se ponen de acuerdo, los cuerpos de los escualos siguen llegando a Manta, pero con sus aletas.



"La carne se vende en Guayaquil, Machala y Quito, centros de gran consumo de esa especie", indica el comerciante Eberaldo Solórzano.



"Hoy nadie habla de la fuga de aletas por Perú porque el negocio cayó. En ese país las aletas se siguen comercializando, pero al precio que imponen los peruanos. Las pérdidas son cuantiosas, ya que nadie nos reconoce el flete hasta ese mercado", dice Ángel López, otro comerciante.



La cifra



China importa alrededor de 4 000 toneladas cada año de aletas de tiburón que se pagan hasta en 250 dólares la libra de esos cartílagos.