
Fuente: El Universo, Guayaquil
Ecuador - Pesca ilegal del pepino, una realidad en Galapagos
lunes 14 de junio de 2004
Directivos del PNG reconocen que existen mafias que se dedican a este ilegal como lucrativo negocio.
La noticia se transmite, en voz baja, de pescador en pescador: "Hay un pedido, el comerciante necesita 200 mil pepinos de mar después de quince días". Entonces, con discreción, grupos de hombres toman sus embarcaciones, equipos y abastecimiento, y se alejan de los puertos entre olas bravas y la protección de la noche.
Así comienzan las jornadas clandestinas de captura de pepinos, durante al menos seis de los diez meses que dura la prohibición de pesca de la especie en Galápagos.
Juan Pescador, nombre ficticio del dueño de una fibra de pesca, quien pide proteger su identidad, "porque si no el Parque Nacional Galápagos (PNG) me quita la matrícula", relata detalles de la pesca ilícita, que se cumple con fuerza entre noviembre y enero.
"En catorce años de lidiar con las prohibiciones y las dificultades para pescar hemos conocido bastante. Hemos desarrollado muchas estrategias para hacer capturas", señala el pescador, oriundo de Manabí pero que reside más de 20 años en las islas.
Él y otros pescadores galapagueños conocen, por ejemplo, que la época de mayor demanda de la holoturia en el mercado asiático es a comienzos de año, con ocasión del Año Nuevo chino, que se celebra en febrero.
"Dicen que en esa fiesta el pepino es el producto tradicional de los asiáticos, como es el bacalao en Semana Santa para nosotros. Hasta el más chiro (pobre) compra el producto, aunque sea el más barato", agrega.
Por eso, la pesca ilegal se acrecienta desde noviembre hasta enero. Las cifras de captura ratifican esta aseveración. En enero del 2004, el PNG decomisó 123 mil pepinos secos listos para ser enviados a los mercados asiáticos; en lo que va del año la cifra bordea los 150.000.
El comerciante no trabaja con un solo pescador, pues no puede abastecer toda su capacidad de compra, sino que involucra a cientos de personas. Juan Pescador menciona que el 40% de los pescadores registrados en las islas se dedica a la pesca ilegal de pepinos.
"El que diga que no sabe o que no pesca, miente", dice Juan. Su afirmación se contradice con la de Dionisio Zapata, dirigente pesquero de la isla Santa Cruz, que estima que el 10% de los pescadores agremiados labora ilegalmente.
Juan Pescador confiesa que a inicios de año debía cancelar 500 dólares por matrículas, uniformes y útiles escolares de sus tres hijos, pero como no tenía recursos salió a hacer pesca ilegal. "Como yo, cientos de colegas tienen necesidades y deben acudir al mar", afirma.
El jefe de Recursos Marinos del PNG, Fernando Ortiz Quevedo, señala que por informes "de pescadores honestos" e investigaciones del PNG, se estima que actualmente estarían guardados en algunas islas unos 2 millones de pepinos secos, que pretenderían ser legalizados en la temporada de pesca legal.
Esta etapa debió iniciarse el 31 de mayo pasado, por 60 días y con un cupo de 4 millones de ejemplares y restricciones de sitios de pesca, por decisión de la Autoridad Interinstitucional de Manejo (AIM) de la Reserva Marina de Galápagos.
Los pescadores no aceptaron esas regulaciones; hicieron un paro de cuatro días que culminó hace una semana, y presentaron un recurso de amparo constitucional.
El futuro de las capturas depende del juez I de lo Civil de Galápagos, Miguel Regato, quien conoce esa causal, y de una nueva asamblea de la AIM.
Juan Pescador, quien justifica los reclamos del sector pesquero, "porque de eso depende la economía de casi mil familias en todo el año", involucra a personeros del PNG.
"En nuestro país la corrupción está en todo lado, en el Parque Nacional Galápagos hay algunos que saben pero reciben dinero para quedarse fríos (callados)", refiere.
Ortiz Quevedo reconoce que puede haber casos, "porque la pesca ilegal es una mafia". De hecho, el PNG corrige procedimientos para evitar, por ejemplo, que se filtre información de operativos. Hasta ahora, ningún pepinero ilegal ha sido capturado, todos huyen cuando los guardaparques llegan a los campamentos ilegales instalados en sectores remotos.
"Tenemos pruebas, evidencias fotográficas, videos; sabemos los nombres de los involucrados. Estableceremos acciones legales pero hay que esperar que la justicia cumpla su parte", explica Ortiz.
El funcionario agrega: "Tenemos leyes para capturar y juzgar la pesca ilegal; hay un buen convenio de vigilancia con la Armada, pero es penoso que al momento de juzgar nadie castiga a esa gente".
Juan Pescador acota que el comerciante involucra a toda la gente, a toda la región. En Santa Cruz, uno solo compra unas 10 mil libras; en Isabela, 20 mil; en San Cristóbal, una cantidad similar. Son varios los compradores.
"Son unos bandidos, casi todos los comerciantes están involucrados en la pesca ilegal. Ellos nos financian", revela el pescador, quien se queja por los precios que rigen en época legal, entre $ 8 y $ 12 la libra, mientras que cuando hay prohibición el promedio alcanza los $ 25 la libra.
"El comprador argumenta que tiene muchos gastos, para cohechar", menciona.
Las formas de salida son distintas en época prohibida. No se negocia en los puertos sino en campamentos instalados en zonas remotas. Desde ahí se envía a los barcos pesqueros que están en el límite de la Reserva Marina.
O se hace un trabajo de hormiga. "Piense usted cómo llevan la droga, de mil formas. Así mismo se saca el pepino de Galápagos", agrega Juan.