
Fuente: La Prensa, Ciudad de Panama
EE.UU. - Laboratorio submarino Aquarius hace estudios de avanzada
lunes 1 de septiembre de 2003
Jim Loney
DE REUTERS
CONCH REEF, EU. -En el suelo marino cerca de los cayos de la Florida, uno de los laboratorios científicos más avanzados del mundo descansa en la frontera de la biología marina, cubierto de vida animal, mordido por los peces, acariciado por el movimiento del mar.
Elogiado como el único laboratorio y hábitat activo en el planeta, el Aquarius, de 85 toneladas, descansa en la arena en el arrecife de Conch, a cinco km de la costa y 19 metros de profundidad. A pesar de lo apartado, tiene todas las comodidades de un hogar, desde aire acondicionado hasta un horno de microondas y servicio de la internet de banda ancha.
La cámara amarilla, del tamaño de un autobús escolar, permite a los visitantes, desde científicos a astronautas de la NASA, una única oportunidad de vivir en el fondo del mar hasta por 16 días y bucear hasta nueve horas diarias para investigaciones en un arrecife viviente.
"Aquarius está en el límite, literalmente. Es la ciencia expedicionaria lo que en realidad empuja los límites en muchos sentidos", dijo Steven Miller, director del Centro Nacional de Investigaciones Submarinas de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington.
Aquarius es propiedad de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EU y es operado por una universidad.
Empujar límites es una meta de la NASA, que envía a sus astronautas para un entrenamiento de "ambiente extremo" como preparación para las misiones espaciales. Entre ellos está Peggy Whitson, la única persona que ha pasado tiempo en Aquarius y la Estación Espacial Internacional.
"Me sentí realmente sorprendida positivamente por el número de similitudes entre Aquarius y el ambiente espacial", dijo Whitson, quien encabezó el entrenamiento para astronautas en el Aquarius en junio. "Lo pone a uno en un ambiente que nos hace pensar sobre los detalles de vivir en el espacio", dijo en una entrevista telefónica.
El descenso a Aquarius
La llegada al lugar de Aquarius, a 5.6 km del cayo Tavernier, en la Florida, está señalada por una inmensa boya de unos nueve metros de ancho en cuyo interior están los equipos para generar electricidad y suministro de aire para el laboratorio submarino y comunicación inalámbrica con la costa.
Al descender a las profundidades, el Aquarius, que descansa sobre una plataforma de 120 toneladas, comienza a revelarse a los visitantes entre una nube de peces tropicales. Las barracudas, con sus dientes afilados, se ocultan en las sombras.
Unos cables se extienden en la arena circundante hacia varios experimentos cercanos y hay postes lumínicos firmemente ajustados en el suelo marino para iluminar las profundidades durante la noche.
El laboratorio, de 2.7 metros de diámetro y 13 de largo, muestra las cicatrices del medio inhóspito donde se encuentra desde 1998. Su exterior está repleto de crecimientos marinos y arañado por las mordidas de un millar de peces. Un buzo de mantenimiento se encarga de limpiarlo, una tarea sin fin.
Los buzos visitantes entran por un agujero debajo de la estación a un recinto lleno de aire donde se quitan los tanques, las máscaras y las aletas antes de darse un baño y entrar en el minúsculo espacio de trabajo.
Con las literas colocadas tres a cada lado y a centímetros de separación, comodidad es una forma diplomática de decir estrechez, y hasta Whitson, que vivió seis meses con dos cosmonautas rusos en la estación espacial el año pasado, la encontró reducida. "Teníamos mucho más espacio en la estación, con sectores individuales para dormir", dijo.
Sin embargo, señaló que muchos de los problemas encontrados en el ambiente submarino y el espacio exterior, comunicaciones con el centro de control, "factores humanos" relacionados con el vivir en espacios reducidos, son similares. "Por supuesto que hay muchas más formas de vida desconocida en Aquarius", dijo. "La flora y la fauna son sorprendentes".
La clave de Aquarius es "tiempo en el fondo", el tiempo que los buzos pueden resistir la presión atmosférica del mar.
Con el Aquarius presurizado a 2.5 atmósferas, igual que el agua circundante, los científicos pueden bucear y realizar investigaciones por horas cada día.
A profundidades oceánicas de 29 metros cerca de allí, pueden pasar hasta nueve horas en el fondo, comparado con 30 minutos si descienden de la superficie. Al terminar la misión, los acuanautas pasan una descompresión de
17 horas en el Aquarius para poder regresar sin problemas a la superficie.
La oportunidad de observar la vida marítima de cerca por días seguidos es un elemento del laboratorio submarino que no puede duplicarse en tierra, dicen los científicos.