Fuente: Atlantico Canarias, Santa Cruz

España - El buque escuela 'Juan Sebastián de Elcano', 75 años de vida marinera

lunes 15 de diciembre de 2003

TENERIFE ES su PUERTO MáS VISITADO, DESPUéS DE CADIZ

El 'Juan Sebastián de Elcano', en una de sus estancias en Tenerife.
SANTA CRUZ, Juan Carlos Díaz Lorenzo

De nuevo en el puerto tinerfeño la elegante estampa marinera del buque-escuela de la Armada Española Juan Sebastián de Elcano, que arribó el pasado sábado, en la primera escala de su 75 crucero de instrucción, iniciado en Cádiz el pasado día ocho, donde fue despedido, como es tradicional, en loor de multitud. En esta ocasión viene bajo el mando del capitán de navío Juan Francisco Martínez Núñez -el capitán de fragata Francisco Sánchez Barcáiztegui es el segundo comandante-, en su viaje anual con guardiamarinas del Cuerpo General y de cuerpos patentados de tercer año de carrera.
En el presente crucero de instrucción, el buque-escuela dará una vuelta a Sudamérica, seis años después desde la última vez, por lo que tiene previsto navegar por los canales patagónicos en la misma dirección que lo hiciera Magallanes y Juan Sebastián de Elcano en 1520, y regresará a España después de cruzar el canal de Panamá. Las escalas del viaje serán Río de Janeiro, Buenos Aires, Punta Arenas, Valparaíso, Cartagena de Indias, San Juan de Puerto Rico, Nueva Orleáns, Baltimore, Barcelona, Civitavecchia y Lisboa, teniendo prevista su llegada a la Escuela Naval de Marín el 13 de julio de 2004.

En Cartagena de Indias asistirá, como invitado, a los actos conmemorativos en honor de Blas de Lezo y en Nueva Orleáns, al bicentenario de la cesión de Luisiana a España. En Barcelona formará parte de la concentración de grandes veleros con motivo del Forum Universal 2004, mientras que en la escala en Civitavecchia, la dotación se trasladará a Roma para asistir a una audiencia con el Papa Juan Pablo II.

Primera escala en Tenerife

El buque-escuela Juan Sebastián de Elcano arribó por primera vez al puerto de Santa Cruz de Tenerife el 8 de junio de 1928, en el transcurso del primer viaje de adiestramiento de la tripulación. Venía, entonces, bajo el mando del capitán de fragata Manuel de Mendívil y Elio y su llegada coincidió, asimismo, con la primera escala del nuevo vapor Plus Ultra, de Compañía Trasmediterránea, que se estrenaba en la línea Sevilla-Canarias. A mediados de abril, cuando la entrega del velero, estuvo a bordo el Rey Alfonso XIII, que embarcó en Cádiz y desembarcó en Málaga.

El periódico tinerfeño La Prensa, fiel seguidor de los acontecimientos marítimos de la Isla, publica en su edición del 24 de mayo de 1928 una primera información en la que refleja la presencia del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano en aguas de Lanzarote. "Desde hace varios días se encuentra en El Río realizando su primer viaje".

El 8 de junio siguiente arribó en su primera escala en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. El día después de su llegada, el periódico tinerfeño sólo dedica a la noticia un pequeño espacio en una columna y lo mismo hizo el vespertino La Tarde. Su llegada coincidió, además, con el primer viaje del vapor español Plus Ultra -capitán, Francisco Mugartegui Tellechea-, que arribó procedente de Cádiz y continuó viaje a Las Palmas. Aquel día también estaban en puerto los fruteros Aguila, Burgos, Orotava y Pysche, que cargaban fruta para Liverpool, Dieppe, Hamburgo y Bassens, respectivamente.

La Tarde publicó al día siguiente un extenso artículo de Juan B. Robert, en el que dice, entre otras cosas, que "al fin ha visto la Armada colmado su constante deseo de poseer un navío adecuado para la instrucción y educación marinera de sus futuros oficiales"."Nuestro Elcano -prosigue- desempeñará un honroso y utilísimo papel y acreditará a la Marina a que pertenece en sus futuros viajes. Hasta su nombre, el del famoso navegante, primero que dio la vuelta al planeta, es simbólico en su misión de enseñanza y de ostentar el prestigio de los colores de España en los confines más apartados del Océano"
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Construcción

Desde el desguace de la fragata Nautilus, la formación marinera de los guardiamarinas se hizo a bordo de los cruceros Carlos V, Reina Regente y Cataluña, y aunque se trataba de barcos operativos, su específica naturaleza no respondía al objetivo esencial de instrucción a bordo. De ahí que se echara en falta la presencia de un buque-escuela que viniese a continuar la gloriosa trayectoria del Nautilus.

El proyecto del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano surgió de una propuesta que hizo el astillero gaditano Echevarrieta y Larrinaga, presentado el 25 de marzo de 1924, en el que se puntualizaban las condiciones técnicas y económicas en que habría de efectuarse la construcción del buque-escuela. El nuevo velero sustituiría al antiguo Minerva, adquirido de segunda mano en Italia y su construcción se ordenó basándose en un proyecto y planos del arquitecto naval Charles V. Nicholson, en un precio de 7.569.794 pesetas.

El primer bloque de su quilla se puso en grada el 24 de noviembre de 1925, en presencia del infante don Carlos, el presidente del Directorio Militar, general Primo de Rivera y el capitán general del Departamento Marítimo de Cádiz, Pedro Mercader y un amplio elenco de autoridades. En el transcurso del acto, Primo de Rivera, por expreso deseo de Horacio Echevarrieta, propietario del astillero, dijo que solicitaría a S.M. el rey Alfonso XIII que el nuevo buque llevase el nombre de Juan Sebastián de Elcano, como así fue.

El 5 de marzo de 1927 se procedió a la botadura del casco número 15 de la citada factoría, ceremonia en la que actuó de madrina la señorita Carmen Primo de Rivera, hija del presidente del Gobierno, en presencia del ministro de Marina, almirante Honorio Cornejo y Carvajal. La Armada recibió el barco el 29 de febrero de 1928, después de que una comisión oficial, presidida por el comandante general del Arsenal de La Carraca, vicealmirante Eliseo Sanchíz Quesada, embarcara para comprobar la finalización de la obra, tras lo cual ordenó que se telegrafiara al ministro de Marina elogiando a la empresa constructora y a la comisión inspectora, que presidía el capitán de navío Eduardo Pasquín.

El 19 de abril de 1928 se produjo la primera salida a la mar del flamante Juan Sebastián de Elcano. Con dicho motivo, desde Madrid viajó el rey Alfonso XIII, quien, después de recibir las salvas de ordenanza del cañonero Bonifaz, se dirigió a la escala del barco, momento en el que fue izado el estandarte real y los barcos surtos en el puerto de Cádiz lucían sus empavesadas y hacían sonar las sirenas. A don Alfonso le acompañaba el duque de Miranda y, ya a bordo, el comandante del buque, capitán de fragata Manuel de Mendívil y Elio, ordenó la maniobra de desatraque para fondear poco después en medio de la bahía.

Al día siguiente, con un tiempo de levante francamente malo reinante en la zona del Estrecho, el Elcano comenzó a virar cadena a primera hora de la mañana y, con el ancla a la pendura, dio avante y puso proa a mar abierta con el estandarte real en el tope y la enseña nacional en el pico. Tras su estela lo seguía el cañonero Bonifaz al que, poco después, Su Majestad ordenó que regresara al apostadero.

El puerto de destino del Juan Sebastián de Elcano era Málaga, al que arribó a mediodía del 20 de abril con el trapo largo y el motor parado. Fue una operación ligera, en la que se afanaron los ágiles marineros y cuando quedó atracado al muelle, el rey desembarcó en medio del clamor popular. Desde aquí el velero hizo viaje a Sevilla, sede de la Exposición Universal, en donde permaneció hasta el 30 de abril, en que se hizo a la mar en el primer crucero de adiestramiento de su tripulación, con escalas en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, así como 40 días de mar en pleno Atlántico, entre Canarias y las Azores, arribando el 4 de julio a San Sebastián donde recibió la bandera de combate, cuyo madrinazgo ostentó la infanta Beatriz de Borbón, contando con la presencia de su augusto padre.

Años difíciles

Hasta el comienzo de la guerra civil, el Juan Sebastián de Elcano realizó otros ocho cruceros de instrucción. El 18 de julio de 1936 se encontraba en Cádiz y quedó bajo el control de las fuerzas sublevadas, como lo estaban, asimismo, los guardacostas Uad Muluya, Uad Lucus y Uad Kert, los cañoneros Laya y Dato, el hidrográfico Tofiño y el torpedero T-19. El dique seco, sometido a obras de gran carena, se encontraba el crucero República, así como los cañoneros Cánovas del castillo y Lauria y pese a que las tripulaciones de amotinaron a la desesperada en la noche del 21 de julio, fueron represados por las fuerzas de Infantería de Marina.

Durante la guerra civil, por razones obvias, no se efectuaron cruceros de instrucción y el buque permaneció amarrado en el Arsenal de La Carraca. A bordo quedó establecida una estación de radiocomunicaciones para enlazar las unidades navales de los sublevados con las de sus aliados, lo que produjo, en la práctica, algunos resultados.

En 1940, y a pesar de la difícil situación económica y política de la posguerra, se reanudaron los viajes, aunque con un alcance muy limitado. El
7 de abril salió de Cádiz y rindió viaje el 11 de julio -comandante, capitán de fragata Fernando Meléndez Bojart- después de hacer escalas en Funchal, Nápoles -que visitó por primera vez- y Las Palmas. En total fueron 6.070 millas en 65 singladuras y el barco llevaba pintadas en aletas y amuras la bandera nacional, indicativa de la neutralidad española durante la II Guerra Mundial.

El XI crucero de instrucción -comandante, capitán de fragata Pedro Sans
Torres- se hizo en 1941 y en dos etapas. Eran tiempos duros para España, inmersa en la reconstrucción y los itinerarios, por razones obvias, se limitaban a escalas en puertos nacionales. En la primera fase salió de Cádiz y realizó tres escalas en Palma de Mallorca, dos en Cartagena y una en Barcelona. En la segunda fase visitó los puertos de Cádiz, Las Palmas, Cartagena, Málaga y retorno a Cádiz. Los peligros de la guerra mundial aconsejaron que el barco no realizara navegaciones transoceánicas.

El XII crucero de instrucción -comandante, capitán de navío Camilo Carrero
Blanco- se inició en Cádiz el 23 de julio de 1942 y finalizó en el citado puerto el 21 de noviembre del mismo año. También fue un viaje limitado por las circunstancias del momento e hizo escalas en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas, de nuevo Santa Cruz de Tenerife, Cádiz, Santa Cruz de La Palma y repitió otra vez en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife. En total, 8.830 millas en 93 singladuras. La guerra mundial estaba en su apogeo y la economía del país muy limitada.

En 1943, sin embargo, el viaje de instrucción correspondiente al XIV crucero -comandante, capitán de fragata Antonio Blanco García- llevó al barco a visitar Buenos Aires, con escalas en el viaje de ida en Santa Cruz de Tenerife y San Vicente de Cabo Verde, pues el viaje de vuelta lo hizo directo de la capital bonaerense a Cádiz en 1.228 horas, es decir, 53 singladuras.

En ese mismo año realizó su XV crucero de instrucción, del 25 de julio al 17 de diciembre, en el que también visitó los dos puertos de las capitales canarias, así como los de Funchal, Lisboa y Marín, estos dos últimos por primera vez. En 1944, el XVI crucero de instrucción tuvo de comandante al capitán de fragata Leopoldo Boado y Endeiza y se inició en Cádiz el 10 de agosto, rindiendo viaje el 21 de diciembre de ese mismo año. El buque-escuela hizo escalas en Las Palmas, San Vicente de Cabo Verde, Río de Janeiro, Puerto Belgrano (Argentina) y retornó a Marín. En total, 6.700 millas en 51 singladuras.

Al año siguiente, en 1945, emprendió el XVII crucero en un viaje largo y complicado, también bajo el mando del capitán de fragata Boado. El 16 de febrero salió de Cádiz y hasta la vuelta, el 23 de noviembre, navegó nada menos que 24.600 millas en 235 singladuras con escalas en Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, San Vicente de Cabo Verde, Lobito, Cádiz, Barcelona, Ferrol, Marín, Lisboa, Luanda, Fernando Poo, Sao Tomé, Funchal, Marín y Cádiz.

Vueltas al mundo

En su larga vida marinera, el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano ha realizado, con el actual, 75 viajes de instrucción, la mayoría largos, y de éstos, nueve vueltas al mundo. La primera la dio entre el 19 de abril de
1928 y el 29 de mayo de 1929, bajo el mando del capitán de fragata Manuel de Mendívil y Elio. El itinerario lo hizo en sentido contrario al seguido por la nao Victoria -la de Magallanes y Elcano-, doblando el cabo de Buena Esperanza, pero no el de Hornos, ya que el regreso lo hizo atravesando el canal de Panamá. El itinerario comprendió escalas en San Vicente de Cabo Verde, Montevideo, Buenos Aires, Ciudad del Cabo, Adelaide, Melbourne, Sydney, Suva, San Francisco, Balboa, La Habana, Nueva York y Cádiz. Los guardiamarinas embarcados procedían de la Escuela Naval de San Fernando, componentes de una promoción que sufrió en muchos de sus hombres la tragedia de la guerra civil española.

En la segunda vuelta al mundo, del 4 de agosto de 1930 al 14 de mayo de 1931, lo hizo en el mismo sentido que la nao Victoria y fue su comandante el capitán de fragata Claudio Lago de Lanzós y Díaz. De Cádiz se hizo a la mar en demanda de los puertos de La Valetta, Atenas, Haifa, Port Said, Adén, Bombay, Colombo, Singapore, Manila, Hong Kong, Nagasaki, Yokohama, Honolulu, San Diego, Mazatlán, Nueva York y Cádiz. En total, 28.143 millas en 212 singladuras.

La tercera circunnavegación, entre el 15 de agosto de 1934 y el 31 de mayo de 1935, estuvo bajo el mando del capitán de fragata Salvador Moreno Fernández, más tarde caballero laureado de San Fernando, y por dos veces ministro de Marina. El recorrido comprendió, en esta oportunidad, escalas en La Valetta, Haifa, Alejandría, Port Said, Colombo, Madrás, Singapore, Saigón, Manila, Shangai, Yokohama, Honolulu, San Francisco, Colón, Nueva York y Cádiz.

La permanencia del Elcano en Shangai transcurrió con normalidad a pesar de las escalas relaciones diplomáticas que entonces tenía China con la mayor parte de los países occidentales y de la aureola de peligro de que estaba rodeada. En el citado puerto se encontraban fondeados varios barcos de guerra de distintas naciones para atender la posible protección de intereses y súbditos. El recorrido sumó 29.588 millas en un total de 230 singladuras, a una velocidad media de 6,1 nudos.

El XXX crucero de instrucción, que zarpó de Cádiz el 10 de enero de 1958, tenía entre sus guardiamarinas al joven Juan Carlos de Borbón. El velero hizo escalas en las Palmas, Ciudad Trujillo, Colón, Balboa, El Callao, Cartagena de Indias, Norfolk -donde desembarcó don Juan Carlos-, Anápolis, Brest, Marín y Cádiz. El barco lo mandaba el capitán de fragata José Ramón González López, que había sido uno de sus profesores en su período inicial de formación en España. La presencia del joven Borbón no pasó inadvertida en ninguno de los puertos que visitó durante su estancia a bordo.

La cuarta vuelta al mundo empezó el 15 de noviembre de 1971 y terminó el 14 de agosto de 1972, siendo su comandante el capitán de navío Ricardo Vallespín Raurell y su primera escala la hizo en el puerto de Las Palmas.
Desde aquí siguió viaje en demanda de Santo Domingo, Balboa, Los Angeles, Honolulu, Tokio, Manila, Bangkok, Singapore, Diego Suárez, Ciudad del Cabo, Santa Helena, Mindelo, Funchal, Marín y Cádiz. El recorrido, en esta oportunidad, fue de 34.270 millas en 330 singladuras, a una velocidad media de 6,8 nudos.

La quinta circunnavegación, coincidiendo con el cincuentenario de su entrega a la Armada, se inició el 1 de noviembre de 1978 y finalizó el 15 de agosto de 1979, bajo el mando del capitán de navío Angel Luis Díaz del Río.
Entonces hizo la primera escala de su itinerario en el puerto de Santa Cruz de Tenerife y el largo viaje continuó en demanda de Río de Janeiro, Buenos Aires, Valparaíso, Guayaquil, Acapulco, Pearl Harbour, Manila, Bangkok, Singapore, Djakarta, Colombo, Alejandría, Palma de Mallorca y Cádiz.

Homenaje en Tenerife

Aquella escala en Tenerife tuvo entonces el sello de las cosas especiales.
El pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz, en sesión celebrada el día 20 de octubre de 1978 y a propuesta de su alcalde, Félix Alvaro Acuña Dorta, adoptó el acuerdo unánime de conceder al buque-escuela la Medalla de Oro de la Ciudad y la denominación de dos calles con los nombres de Elcano y Magallanes, respectivamente.

El acto se entrega se celebró el 9 de noviembre en el salón noble del Ayuntamiento y revistió una especial brillantez. La fachada del edificio fue adornada con colgaduras y reposteros, y en las escalinatas de acceso contó con la guardia de honor de la Policía Municipal con traje de gran gala.
Desde Madrid viajó a Tenerife el almirante-jefe del Estado Mayor de la Armada, Luis Arévalo Pelluz, quien compartió la presidencia del acto con el capitán general de Canarias, Mateo Prada Canillas; el comandante general de la Zona Marítima, vicealmirante Jaráiz Franco; gobernador civil, Luis Mardones Sevilla; la senadora María Dolores Pelayo Duque, que ostentaba la representación del presidente de la Junta de Canarias, Alfonso Soriano y Benítez de Lugo; el alcalde de la ciudad, Félix Alvaro Acuña Dorta y el comandante del buque-escuela, Angel Luis Díaz del Río.

El secretario de la corporación, Francisco Llarena y Codesido, dio lectura del acuerdo citado y leyó también la moción de la alcaldía. A continuación intervino el alcalde, que dio la bienvenida, plena de amistad y cariño, al buque-escuela y su dotación, tras lo cual recordó la figura del marino insigne y sus vínculos con el puerto tinerfeño cuando hizo escala en aguas de Santa Cruz en 1519, en su viaje a las islas de las especias -que después se convertiría en vuelta al mundo- en la expedición de Magallanes.

Después hizo historia de los viajes del Juan Sebastián de Elcano y sus estancias en el puerto tinerfeño, recordando las despedidas que, desde hacía cincuenta años, hiciera en el puerto de Cádiz el rey Alonso XIII con su primer viaje de vuelta al mundo y escala en Santa Cruz de Tenerife, y la que se producía entonces con motivo de la quinta circunnavegación, en la que fue despedido en aguas gaditanas por el Rey Juan Carlos I. El alcalde, con frases llenas de patriotismo en las que reafirmaba la españolidad de la capital tinerfeña, hizo entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad al comandante del buque-escuela, en medio de una gran ovación del público asistente.

En una breve y sentida alocución, el capitán de navío Díaz del Río expresó la gratitud que sentía por tan importante distinción de la ciudad cuyo puerto era el más visitado por el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano en sus 50 años de existencia. Evocó las diversas gestas tinerfeñas contra los ataques navales y recordó la figura del almirante Juan Bautista de Antequera y Bobadilla, que fue el primer marino de guerra en dar la vuelta al mundo en un buque blindado y que estuvo en Tenerife. El comandante resaltó la hidalguía y hospitalidad del pueblo santacrucero y tinerfeño y dijo que la distinción que recibía el buque de su mando figuraría siempre en un lugar destacado de la cámara del velero.

El almirante Arévalo Pelluz expresó en su intervención la satisfacción que significaba para la Armada española el homenaje de la ciudad marinera de Santa Cruz de Tenerife: "Escala obligada en cada viaje del Elcano -dijo el ilustre marino- han sido las Islas Canarias. No podía ser de otra manera. El viaje a las Indias de nuestros antepasados navegantes así lo instituyeron y así lo hemos seguido haciendo nosotros, y así espero que lo hagan las futuras generaciones. Son las Islas Canarias la vivencia imborrable de la Patria para todos los navegantes españoles".

El almirante Arévalo cerró su discurso "con nuestra gratitud, que mucho nos obliga, yo os ofrezco la seguridad de que la Marina Española se identifica una vez más, con todo el corazón, con este trozo bienaventurado de la Patria, una e indivisible, que son las Islas Canarias". El acto finalizó con la interpretación de los "Cantos Canarios" de Teobaldo Power, que ejecutó magistralmente la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife.

En ese mismo viaje, unos meses después, en el puerto de Honolulu embarcó el conde de Barcelona, don Juan de Borbón, quien había llegado a Hawai acompañado por su ayudante, el capitán de fragata Fernando Poole-Pérez Pardo, para efectuar la travesía más larga del crucero de instrucción, Pearl Harbour-Manila, de 32 singladuras. La insignia de almirante del conde de Barcelona fue izada en el trinquete y el barco se hizo a la mar con el aparejo desplegado y vientos de 30 nudos. El viaje tuvo un recorrido de 31.000 millas en 240 singladuras.

Otras expediciones

La sexta vuelta al mundo, en la que estuvo al mando del capitán de navío y almirante Adelantado Mayor de las Indias Cristóbal Colón de Carvajal y Maroto, duque de Veragua y descendiente directo del gran descubridor, comenzó el 10 de diciembre de 1981 y finalizó el 31 de julio de 1982. Su primer puerto fue Las Palmas, aunque en el viaje anterior, también bajo el mando del ilustre marino, estuvo en Santa Cruz de Tenerife. De nuevo en la mar, después de tres días de confraternidad en la capital grancanaria, la primera escala fue en Santo Domingo y el viaje continuó con visitas a Acapulco, Honolulu, Bangkok, Singapore, Jeddah, Atenas, Palma de Mallorca y Cádiz.

En el 58 crucero de instrucción, iniciado en Cádiz el 10 de enero de 1987 y que se prolongó hasta el 30 de junio de ese mismo año, figuraba entre los caballeros guardiamarinas el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Era comandante del buque el capitán de navío Rafael Martí Narbona y el viaje incluyó escalas en Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife, Río de Janeiro, Buenos Aires, Montevideo, Salvador, Santo Domingo, Baltimore -donde desembarcó el ilustre guardimarina- y Cádiz.

La séptima vuelta al mundo, en la que iba de comandante el capitán de navío Gabriel Portal Antón, comenzó el 15 de septiembre de 1987 y finalizó el 21 de julio de 1988. En esta oportunidad viajó a bordo la venerada imagen de la Virgen del Rosario, llamada La Galeona en el fervor popular, patrona de la Carrera de Indias. Desde Cádiz, el buque-escuela hizo escalas en Alejandría, Port Luis, Fremantle, Melbourne, Hobart, Sydney, Wellington, Papeete, El Callao, Balboa, Miami, Newport, Halifax, St. John's, Dublín, Marín y Cádiz.
Durante su estancia en aguas australianas, el Juan Sebastián de Elcano estuvo presente en los actos conmemorativos del bicentenario de aquel país, cuyos primeros descubridores fueron españoles, y la participación en la regata Tall Ships Australia' 88, en la que concurrieron los grandes veleros de los principales países marítimos del mundo.

Regata Colón 92

El buque-escuela Juan Sebastián de Elcano fue uno de los protagonistas de la Gran Regata Colón 92. La prueba tuvo un recorrido de 9.500 millas náuticas, en un viaje de cuatro meses de duración y con la participación de 210 barcos. El viaje comenzó en Génova y Lisboa, los días 19 y 25 de abril y rindió en Liverpool el 15 de agosto. La regata formó parte del 63 crucero de instrucción, entonces bajo el mando del capitán de navío Rafael Vallejo Ruiz y previa escala en Santa Cruz de Tenerife, ya incorporado a la regata entró en Las Palmas, donde coincidió, entre otros, con su gemelo chileno Esmeralda; luego, hizo su primera escala en San Sebastián de La Gomera -fondeado, en la bahía, se encontraba el buque-escuela uruguayo Capitán Miranda- y tras la salida oficial, se hizo a la mar rumbo a Puerto Rico, Jacksonville, Nueva York, Boston y Liverpool, regresando a Marín y después a Cádiz.

La octava vuelta al mundo, siendo comandante el capitán de navío Ángel Tajuelo Pardo de Andrade, dio comienzo en octubre de 1992 y concluyó en julio de 1993. En este viaje concurrieron dos circunstancias especiales: la presencia de la primera mujer guardiamarina, Esther Yánez González-Irún y el embarque de la primera promoción de la Escala Media. El itinerario incluyó escalas en los puertos de Santo Domingo, Acapulco, Honolulu, Tokio, Manila, Ilo-Ilo, Ternate, Subaraya, Djakarta, Mormugao, Alejandría, Atenas, Túnez, Marín y Cádiz. En total, 25.951 millas navegadas en 267 días.

La novena vuelta al mundo se inició en Cádiz el 8 de diciembre de 1996 y finalizó el 14 de agosto de 1997. Venía, entonces, bajo el mando del capitán de navío Sebastián Zaragoza Soto y el 14 de diciembre arribó al puerto tinerfeño, en donde permaneció por espacio de tres días y su estancia coincidió con la escala número 50 realizada por el histórico velero a lo largo de toda su vida marinera. San Juan de Puerto Rico, Balboa, San Diego, Honolulu, Osaka, Manila, Bangkok, Diego García, Alejandría y Cádiz fueron los otros puertos visitados durante el largo viaje de 249 días, en el que recorrió 25.143 millas.

Al año siguiente volvió de nuevo por Santa Cruz de Tenerife. En esta oportunidad, al mando del capitán de navío Teodoro de Leste Contreras, siguió a Santa Cruz de La Palma -donde recibió la Medalla de Oro de la Isla-, Río de Janeiro, Buenos Aires, Punta Arenas, Valparaíso, El Callao, Cartagena de Indias, La Guaira, Santo Domingo, La Habana -recibió a bordo la visita de Fidel Castro-, Pensacola, Norfolk, Lisboa, Marín y Cádiz.

La última escala en Tenerife se produjo en el crucero del año 2000, que se inició en Cádiz el 8 de enero y concluyó el 10 de agosto del citado año.
Desde Tenerife continuó en demanda de Salvador de Bahía, Fortaleza, Puerto España, Santo Domingo, Miami, Cádiz, Hamilton, Norfolk, Newport, Nueva York, Boston, New London, Marín y Cádiz.

Esta mañana, al despuntar el alba, la estampa marinera del buque-escuela Juan Sebastián de Elcano se hará de nuevo presente en la bahía de Santa Cruz de Tenerife. Con el aparejo aferrado y sobre la máquina, la dotación cubrirá candeleros y masteleros en vistosa formación y su estancia evocará recuerdos de los años idos para siempre. Y aún así, a pesar del tiempo transcurrido, el barco sigue tan joven, blanco y luminoso como en sus primeras singladuras, como la mañana y la ciudad marinera que abre sus brazos, como lo ha hecho siempre, para recibirle con su mejor sentimiento y vocación de hospitalidad.