Fuente: La Voz de Galicia, Vigo

España - Los boniteros gallegos amarraran si continua la caida de precios

jueves 7 de agosto de 2003

Los armadores aseguran que ya tienen dificultades para rentabilzar las mareas

La cotización de la especie en lonja descendió más de un 18% con respecto a la campaña del 2002

(Espe Abuín | redacción)

La buena racha con la que iniciaron 68 embarcaciones gallegas la costera del bonito de este año se ha acabado. Si nada más arrancar la campaña la especie protagonizó pujas históricas -en Burela rozó en junio los once euros-, la tendencia alcista se truncó en julio y la propensión actual es la de batir marcas mínimas. Y es que, desde mediados del mes pasado, las cotizaciones del bonito en lonja siguen una línea descendente tan pronunciada que ni siquera puede mitigar el aumento de las capturas registrado con respecto a la costera del 2002.

Según la organización Armadores de Burela, el precio medio de la especie ha caído en este ejercicio un 18,42%, «casi un euro menos por kilogramo», explica Servando Álvarez, jefe de administración de ABSA. Actualmente, la media de la especie se sitúa por debajo de los tres euros.

Cierto es que en el ejercicio anterior fueron los altos precios a los que cotizó el bonito los que salvaron una costera que se caracterizó por la escasez de pescado. Pero aunque ahora las embarcaciones que participan en la campaña estén logrando capturas aceptables -«en torno a un 10% superiores ó ano pasado», según Álvarez-, eso no es suficiente para mitigar la fuerte caída de las cotizaciones.?

Rentabilidad escasa

Y lo que es peor, los armadores sospechan que la mala racha no ha acabado y expresan abiertamente su preocupación por la posibilidad de que el bonito continúe devaluándose, puesto que, según mantienen, ya están muy cerca de tener que amarrar los barcos: «Os pescadores temen que siga caendo o precio, porque xa están a piques de non poder rentabilizar as mareas», comenta Álvarez.

Los armadores de Burela señalan que, en campañas anteriores, la mayor parte del bonito (un 70%) se destinaba al consumidor final o la restauración, pero, a tenor de los precios, sospechan que ahora es la industria la que se lleva buena parte del producto.