Fuente: El Portal del Medio Ambiente, Madrid
España - Los buques turisticos generan 18 millones de toneladas de aguas negras y basura
viernes 14 de mayo de 2004
Los cruceros -cuya actividad es creciente en los últimos años- generan 17,76 millones de toneladas de aguas residuales, basura y desechos tóxicos al año, que suelen acabar vertidas al mar sin control, con un tratamiento de descontaminación escaso o, simplemente, nulo. Al menos, así lo señala un informe presentado por la Fundación Oceana, organización con sede central en EE.UU. dedicada a la protección de los mares.
Los grandes buques de crucero llegan a tansportar hasta 5.000 personas (incluyendo más de 1.000 tripulantes), lo que les convierte en ciudades sobre el agua. Con una eslora que puede sobrepasar los 300 metros, a bordo hay piscinas, teatros, cines, restaurantes, tiendas, saunas, pistas de tenis, revelado de fotos, lavanderías, tintorerías y todo lo que el pasajero desea en un hotel flotante. Pero todas estas actividades generan toneladas de desechos que, en parte, son vertidas a los mares y océanos por donde navegan.
El desarrollo de este nuevo modo de turismo cada vez más extendido ha pillado a contrapié a los gobiernos y las instituciones internacionales, que sólo habían hecho frente al control de la carga y las mercancías. Se calcula que el 24% de la basura sólida que se vierte al mar desde el propio mar procede ya de los cruceros. El problema es que, mientras en las ciudades existen sistemas para prevenir la contaminación, en los cruceros los controles ambientales son prácticamente inexistentes, y la regulación es menor. No hay controles sobre aguas internacionales, y, por si fuera poco, muchos cruceros llevan banderas de conveniencia de países que no se rigen por estas normas.
Si en lugar de un buque de pasajeros se tratara de ciudades costeras, las normativas serían mucho más estrictas, y obligarían a que los efluentes generados tuvieran que disponer de tratamientos especiales que eviten el vertido al mar de aguas residuales, hidrocarburos, metales pesados y otras sustancias tóxicas, argumenta Oceana. 'Sin embargo, los cruceros pueden verter distintos restos orgánicos y aguas sin tratar al encontrarse a más de cuatro millas de la costa', se lamenta Xavier Pastor, vicepresidente de Oceana para Europa. El problema es que se trata de una industria boyante, lo que supone una amenaza creciente para los mares. Los cruceros moverán este año entre 13 y 14 millones de pasajeros -según datos estimativos- con unos beneficios anuales de unos 18.000 millones de dólares.
El problema afecta, de manera especial, al Mediterráneo, la segunda zona más transitada por los cruceros, después del Caribe. Se calcula que cada ocupante de un crucero genera 3,5 kilos de basura al día, de promedio, mientras que un ciudadano normal produce una media de un kilo.
Los residuos a bordo pueden ser de muy diverso tipo. Un buque de entre 2.000 y 3.000 pasajeros puede llegar a generar diariamente cerca de 1.000 toneladas de residuos, el 80% de los cuales procede de aguas grises (fosfatos o cloro de duchas, lavabos, piscinas y lavadoras). Otro foco importante (10%) son los contaminantes procedentes de las aguas fecales y bacterias de los cuartos de baño, a los que hay que añadir los vertidos de aceites e hidrocarburos procedentes de los motores y turbinas -que no siempre son tratados en el puerto- y los materiales tóxicos. Otro problema es la gran cantidad de aguas de lastre (empleadas para equilibrar el buque cuando está vacío o con menos carga). Un crucero puede verter unos 70.000 litros de aguas de lastre al día, con el consiguiente riesgo de introducir en los ecosistemas especies invasoras (que causen mareas rojas...).
Muchos de los ecosistemas más ricos y variados de los océanos, como los arrecifes de coral, se han visto dañados por el anclaje de los cruceros en la isla Gran Caimán, el parque nacional de Cancún y otras zonas de Jamaica y Florida. 'Pero no queremos acabar con los cruceros, sino lograr que hagan bien las cosas', dice Pastor.




