Fuente: La Voz de Galicia, Vigo
España - Reclaman un fondo especial para paliar el amarre forzoso de la flota
miércoles 23 de enero de 2002
El sector dice que la interrupción del trabajo a causa del temporal se
produce en la mejor época de pesca
La bajura parece estar gafada. Justo cuando la flota notaba una cierta
recuperación de las especies en el caladero, el clima decidió poner fin a
una tregua que ya duraba demasiados meses. La socialista Carmen Gallego,
recogiendo las demandas de los marineros, ha llevado al Parlamento la
propuesta de crear un fondo de compensación que permita mantener las rentas
de los pescadores en casos de eventualidades como las «mareas rojas» o los
temporales. Sería una fórmula que frenaría la «huida» de mano de obra.
Se acabó la tregua. Buena parte de la flota de bajura gallega, compuesta por
5.089 buques, se ha visto obligada a amarrar por el temporal. Es el primero
del año y también el de una larga calma que, sin embargo, no ha sido
suficiente para mitigar las pérdidas de una campaña «nefasta».
La excesiva dependencia de la pesca de las condiciones climáticas ha movido
al grupo parlamentario del PSOE a proponer a la Xunta la creación de un
fondo de compensación que permita a los marineros y mariscadores mantener
sus rentas ante eventualidades como las mareas rojas o el mal tiempo. Es una
idea que los armadores aceptan de buen grado, pues consideran que esa
garantía lograría frenar la huida de mano de obra a otros sectores.
A pesar del mal presagio de estos días, el sector cree que lo peor ya ha
pasado y que el clima ya no podrá jugarles una mala pasada: «Estamos a 60
días da primaveira, malo será que o tempo non amaine», señalan fuentes de la
Cofradía de Cedeira. Sin embargo, desde el pósito hacen hincapié en la
llegada inoportuna de las lluvias. Y es que era justo ahora cuando
apreciaban «certa recuperación dos recursos; había peixe no mar», una
circunstancia que no saben si se dará dentro de ocho días, «cando acabe a
veda do arrastre» entre Estaca de Bares y cabo Vilano.
El patrón mayor de O Grove, Francisco Iglesias, cruza los dedos para que no
se repita el «desastre da campaña anterior», ejercicio en el que, según
dice, algunos pósitos vieron recortados sus ingresos en unos 200 millones de
pesetas (1,2 millones de euros). La revalorización que sufrió el precio de
las especies por la escasa oferta no logró paliar las pérdidas de semanas
enteras de amarre y muchos marineros «marcharon a Canarias ou colleron un
emprego eventual».
REDACCIÓN (A CORUÑA)