Fuente: Canal Solidario, Madrid

España - Un año de prorroga para que sigan destruyendo los ecosistemas marinos por la pesca de arrastre

martes 7 de diciembre de 2004

Greenpeace, Oceana y otras ONG denuncian en este artículo que la UE, y especialmente España, hayan bloqueado ante la ONU la propuesta de imponer una moratoria a la pesca de arrastre que amenaza a millones de especies del fondo del mar.

Redacción (04/12/2004)
Hace doce años, la Asamblea General de Naciones Unidas (AGNU) tomó medidas para proteger la vida en los océanos de todo el mundo de un modo especialmente destructivo de pesca. A la luz de las evidencias irrefutables de que miles de kilómetros de redes de deriva, caladas cada día en la franja superficial del océano mataban miles de mamíferos, aves, tortugas y otra fauna marina todos los años, en la AGNU se votó por su prohibición, a pesar de que entre los países poseedores de flotas que pescaban con estas redes se encontraban algunos de los más poderosos del planeta.

La semana pasada, la AGNU tuvo de nuevo en la mesa las evidencias de la destrucción causada por otra modalidad de pesca. Sin embargo, en esta ocasión, cualquier sendero que condujera a la toma de decisiones efectivas fue saboteado cínicamente de modo especial por los países de la Unión Europea.

Ello fue así porque muchos países europeos, que habían estado entre los defensores más convencidos de la prohibición de las redes de deriva, relegaron el futuro de la conservación de los fondos marinos -dos tercios de la superficie del planeta- a una posición secundaria, priorizando sus intereses a corto plazo.

La discusión en la AGNU se centraba en torno a la pesca de arrastre de fondo en aguas internacionales, que se realiza mediante redes gigantes armadas con grandes puertas de acero y pesados rodillos que se arrastran por el fondo del mar, capturando prácticamente todo lo que encuentran en su camino y dejando lo que no se captura seriamente dañado o totalmente destruido.

Devastación ecológica

En las aguas noruegas, se estima que entre un tercio y la mitad de los arrecifes de coral han sido ya dañados o destruidos por la pesca de arrastre de fondo; diversos equipos de investigación han documentado daños como grandes surcos de hasta 4 kilómetros de longitud. En 1997 se estimó que la pesquería de pez reloj anaranjado del sur de Australia capturó unas 10.000 toneladas de corales de profundidad, que fueron devueltos al mar, muertos, para obtener menos de 4000 toneladas de la especie objetivo.

Aunque hasta hace poco se consideraba que las profundidades abisales estaban prácticamente desprovistas de vida, se estima ahora que hasta 10 millones de especies pueden vivir en el fondo del mar, dentro del sedimento, o nadando en la zona estrechamente relacionada con el fondo. Ello convierte esta fria y oscura zona en una de las más ricas en formas de vida del planeta.

Muchas de estas especies crecen y alcanzan la madurez sexual muy lentamente, están muy limitadas en su distribución y sus poblaciones son altamente vulnerables a los efectos de las actividades humanas.

Si no se toman medidas urgentes, la pesca de arrastre de fondo va camino de hacer desaparecer millones de especies en el lapso de una generación humana, un ritmo de devastación ecológica comparable únicamente a la destrucción a gran escala de los bosques tropicales.

Bloqueo a la propuesta de moratoria

A pesar de esto, los pocos países que realizan esta actividad -España en particular, responsable del 40% de las capturas globales, seguida de otros paises de la EU que suman un 20% más- se han resistido con uñas y dientes a que cualquier intento de poner esta pesquería insuficientemente regulada aun bajo el más rudimentario control.

Frustrados por tal intransigencia, unos cuantos países, liderados por Costa Rica y Palau, decidieron responder a la emergencia del tema y llevarlo ante la AGNU, instando a la comunidad internacional a imponer una moratoria al arrastre de profundidad en aguas internacionales. Y es así que una vez más la Unión Europea y especialmente España, siguiendo la línea marcada por sus ministerios orientados por la industria, trabajaron intensamente y consiguieron bloquear una propuesta que no consiguió levantar el vuelo.

A pesar que el 16 de noviembre de 2004 la AGNU aprobó una resolución que se refiere al arrastre de fondo como una "práctica destructiva", el texto propone medidas que quedan muy lejos de una moratoria, y tan sólo hace un llamamiento a los países para que regulen la actividad de manera individual o a través de los Organismos de Regionales de Gestión de Pesquerías. Sabemos que todos los miembros de la asamblea eran conscientes, cuando aprobaron este texto, de que esta fórmula no permite alcanzar resultados inmediatos.

El obstruccionismo ciego no silenciará la voz que clama por la protección de los océanos, sino que aumentará su volumen. Un movimiento coordinado, fuerte y creciente, de organizaciones de protección ambiental marina, organismos de investigación, grupos de pescadores y de derecho ambiental de todo el planeta seguirá movilizando a los ciudadanos y contactando con cargos políticos y técnicos en todo el mundo. La moratoria a las redes de deriva se consiguió gracias a la desbordante presión de la opinión pública; del mismo modo, unos ciudadanos informados seguirán pidiéndole a España y a sus aliados que encaren sus responsabilidades y salven a los océanos de la destrucción que se cierne sobre ellos. Y que lo hagan mientras quede algo por salvar. Aún no es demasiado tarde.

Gerd Leipold, Director Ejecutivo- Greenpeace International Xavier Pastor, Director de Oceana para Europa Elliott Norse, Presidente de Marine Conservation Biology Institute Juan Carlos Cárdenas, Director Ejecutivo de Centro Ecoceanos

Greenpeace, Oceana, MCBI y Ecocéanos son miembros de la Coalición para la Conservación de los Fondos Marinos (DSCC Deep Sea Conservation Coalition), que es una alianza de más de 30 organizaciones internacionales que representan a millones de personas en todo el mundo, que hace un llamamiento global para que se apruebe, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, una moratoria para la pesca de arrastre de profundidad en aguas internacionales. Más de 1100 científicos y expertos marinos de todo el mundo apoyan esta demanda en un manifiesto que firmaron en Febrero de 2004.

Canal Solidario OneWorld 2004