Fuente: La Voz de Galicia, Vigo

España - Una empresa americana produce almejas gigantes y a la carta

Rosa Estévez

lunes 10 de noviembre de 2008

9/11/2008

En Galicia, incluso las almejas de más calidad se miden por milímetros. Las piezas más esplendorosas caben holgadamente en la palma de una mano. Y todo lo que pasase de ahí entraría a englobar esa galería de los monstruos por la que de vez en cuando desfilan calabazas, tomates o zanahorias gigantes. Sin embargo, las almejas de talla XXL son mariscos bien conocidos en otras latitudes. En Estados Unidos, la empresa Taylor Shellfish produce 300 toneladas anuales de unas piezas de marisco (su nombre es geoduck ) que es necesario sostener con las dos manos y que los mercados asiáticos consumen con fruición, pagando precios de hasta 30 dólares por kilo de una especie que se utiliza tanto para el sushi como para consumir cocinada al vapor.

El director comercial de esta empresa, Francisco Fonseca, fue uno de los invitados al Foro dos Recursos Mariños e da Acuicultura que se desarrolló hace unas semanas en O Grove. Portavoz de una compañía que lleva ya cuatro generaciones y cien años con los pies en el agua, Fonseca demostró en A Toxa que entre la tradición acuícola europea y la americana media un abismo. Al otro lado del océano, la producción de bivalvos tiene un carácter tan industrial que el debate no está ya en ampliar el número de especies que se producen, sino en poner en el mercado bivalvos a la carta. «Hay clientes que quieren almejas de diferentes colores y de diferentes características de concha», explicaba el director comercial de la Taylor Shellfish. Y esa empresa ya puede atender esas demandas, aseguró.

Grandes extensiones

El secreto del éxito de esa firma es ocupar amplias extensiones de zonas intermareales en las que plantan semilla que producen en sus propios laboratorios. Las larvas se generan en Washington y se trasladan luego a Hawái para su primera fase de engorde. Sobre esos dos centros, geográficamente tan lejanos, ha levantado la Taylor Shellfish un pequeño imperio con extensiones en Canadá y la California mexicana. «Expandirnos nos permite una gran diversificación», asegura Francisco Fonseca.

La compañía americana ocupa enormes extensiones, muchas veces en zonas despobladas. «Las Administraciones se han abierto porque saben que la acuicultura genera puestos de trabajo. Por eso allá no hay restricciones a los productores», explicaba el portavoz de esta gran firma.

El mar, que en Europa se considera patrimonio de todos y por eso es dominio público, al otro lado del Atlántico se parcela y se convierte en dominio privado, dando pie a empresas de todo tipo y de todo tamaño. Sociedades que, en el caso de la Taylor Shellfish, se dedican tanto a producir bivalvos para su consumo como semilla para nutrir a otros productores más pequeños.

Al año, la firma genera más de 2.000 toneladas de almeja japónica -más de lo que produce Galicia de esta especie en un año-, de las que 300 son de tamaño gigante; 30 millones de piezas de ostra; y unas 600 toneladas de mejillón.

Para alcanzar esas cantidades, además de disponer de grandes parcelas de terreno, la firma americana utiliza una gran variedad de sistemas de cultivo en función de las características de cada zona. El laboreo se realiza en ocasiones de forma manual, mediante la contratación de jornaleros que durante la cosecha cobran en función del número de piezas que recogen.

Pero los procesos están cada vez más mecanizados, y en algunas zonas los bivalvos se siembran utilizando unos potentes chorros a presión.