Fuente: La Voz de Galicia, Vigo

Espanha - Control pesquero: La agencia gallega garantizara controles iguales para toda la UE

martes 16 de diciembre de 2003

Los funcionarios se ocuparán de imponer un número de inspecciones y de fijar su intensidad

El organismo diseñará un plan que impedirá las discriminaciones por la bandera del buque.

El conselleiro prevé que la oficina funcione a finales del 2004

(Espe Abuín | redacción)

La Agencia Europea de Control Pesquero que se asentará en Vigo está llamada a unificar y garantizar la equidad de las inspecciones pesqueras que se realizan en toda la UE, eliminando todo viso de discriminación por razón de nacionalidad a la que esta falta de uniformidad pudiese dar lugar. Ése es al menos uno de los objetivos que inspiraron a la Comisión Europea a la hora de plantear la creación del organismo de control que el Consejo decidió entregar a Galicia.

Actualmente, los pescadores de los distintos países europeos en los que la actividad tiene cierta relevancia económica no están sometidos a las mismas revisiones, ni por número ni por calidad de las mismas. Esto es, nada garantiza que la cadencia de inspecciones sea igual para un buque español que para otro irlandés, por poner un ejemplo, ni tampoco se asegura que la intensidad del reconocimiento será el mismo si se cae bajo la lupa de un funcionario británico que de un danés, y ni siquiera se intenta que el país que dispone de mayor número de barcos realice más inspecciones que aquel cuya flota apenas supera el centenar.

Lo admite el mismo Ejecutivo comunitario: «No todos los Estados miembros inspeccionan de la misma manera el cumplimiento de las normas en el ejercicio de la pesca», asegura, al tiempo que reconoce que la cantidad de revisiones por país varía de un año para otro.

Equidad e imparcialidad

La agencia gallega está llamada a poner orden en ese caos y tendrá encomendada la función de garantizar la equidad y la imparcialidad de los controles. Los programas que salgan de la oficina de Vigo deben ajustarse a unos estándares comunes -elevados, eso sí-, con independencia del lugar en el que se desarrollan las actividades pesqueras, del pabellón que enarbola el buque o de la nacionalidad de los agentes económicos responsables de la actividad en cuestión.

Alcanzar ese objetivo constituiría una especie de salvaguarda para los intereses de los armadores gallegos que faenan en caladeros próximos a Irlanda y al Reino Unido, unos empresarios que en reiteradas ocasiones han denunciado un trato discriminatorio y un hostigamiento por parte de los cuerpos de inspección de aquellos países sólo por ondear una bandera que no es de su país. Y ni siquiera tener pabellón británico o irlandés es garantía de eludir el acoso, puesto que los armadores gallegos de barcos pertenecientes a empresas mixtas aseguran haber sido víctimas también de esa atosigamiento.

Por eso, el hecho de que la Comisión pueda, a través de la agencia que tendrá en Galicia, fijar unos criterios objetivos para la selección de buques o desembarques inspeccionados abre la puerta a que concluyan esas discriminaciones que se denuncian.