Fuente: lista-oannes

LAS NECESIDADES DE LA INDUSTRIA CONGELADORA

Marcos Kisner Bueno

jueves 12 de diciembre de 2002

En un escenario pesquero como el actual, en el cual es evidente que la merluza no podrá seguir siendo el sostén principal de la industria congeladora, es lógico deducir que cada empresa tiene que encontrar alternativas para su supervivencia.
La cuantificación del volumen de materia prima requerida para mantener las plantas
operando a nivel de punto de equilibrio por lo menos, es un análisis individual que
compete a las posibilidades, problemas, capacidad y necesidades de cada empresa.
El requerimiento total de materia prima global que requiere el sector corresponderá a la sumatoria de los requerimientos individuales, cálculo que solo puede hacer cada
empresa en forma individual.

Sí es posible analizar, sobre la hipótesis de una veda larga de la merluza, que solo
queda, en mi opinión, dos tipos de pesquería sobre la cual la industria congeladora
puede actuar: la pesquería de especies de oportunidad como el perico, la pota, el
langostino, el tiburón, etc. Y la pesquería de especies conocidas cuya biomasa es
suficientemente grande como para diseñar un flujo relativamente sostenido de materia prima, como la anchoveta y el jurel.

La mayor parte de congeladores ya actúan hace tiempo sobre las especies de
oportunidad, y congelan perico, tiburón, langostino, calamar y pota, en la medida que estos recursos aparecen, y mientras duran, utilizando materia prima proveída
generalmente por la flota artesanal, dado que las embarcaciones arrastreras de merluza no están preparadas para la captura de estas especies. Otras, además procesan y tienen mercado de pulpo, uña de cangrejo, anguila, etc. Pero como su nombre lo dice, son especies con las que no se puede contar todo el año, y aún así es imposible predecir los volúmenes de captura, por lo cual diseñar un flujo de caja sobre estas especies es algo muy relativo.

El jurel y la anchoveta para consumo humano, constituyen una variable distinta en la medida que sí se podría, con mayor facilidad, predecir volúmenes de capturas para asegurar un funcionamiento de las plantas en forma sostenida. Estas especies, más las de oportunidad, integradas en un plan de extracción y procesamiento, podrían dar elementos suficientes para el diseño de un programa de producción anual que permita que las plantas operen todo el año sin parar.

Sin embargo, la anchoveta y el jurel ofrecen dos problemas diferentes:
El caso del jurel es que pese a existir biomasa suficiente, no existe flota de arrastre pelágico nacional que pueda efectuar una captura que alimente a la industria.
El caso de la anchoveta es que no existe una industria preparada para procesarla para consumo humano. Salvo el caso de Arcopa, que ha hecho un importante esfuerzo por desarrollar tecnología para procesar surimi de anchoveta y otras especies como el falso volador y el bereche, así como hamburguesas de diferentes especies también, el resto de plantas no se ha preparado para una producción de esta naturaleza, lo que lógicamente las imposibilita para explotar la anchoveta en forma inmediata.. En el Perú, esta experiencia solamente la ha desarrollado Arcopa y en ella puede encontrar una salida a la crisis de la merluza y asegurar sus niveles de empleo. Dependerá de la captura de terceros que son los que la proveen de la materia prima necesaria para ello; pero podrá asegurar el empleo de todos sus trabajadores, con un gran esfuerzo adicional para el cual cuenta con la ventaja de que ya avanzó en este camino.
En este sentido, las soluciones son diferentes para cada empresa, las que tendrán que desarrollar con ingenio nuevos productos para no colapsar. Pero esto es muy difícil de hacer en el plazo inmediato, porque además de requerir financiamiento rápido y barato, necesitan también mercados nuevos, clientes nuevos.

Por estas razones es importante la concertación entre el Estado y la industria a fin de resolver en forma conjunta estos problemas y evitar el colapso.

El caso de los armadores con embarcaciones de arrastre de fondo es una problemática aparte pero similar. No se prepararon para la pesquería de otras especies, y la crisis los agarra en condiciones tan inadecuadas para ellos que no tendrían posibilidades inmediatas para reconvertirse hacia otras especies. Requieren inversión en artes de pesca para especies como el perico y el tiburón, o la pota por ejemplo. Y en las actuales circunstancias el financiamiento para ello es muy difícil. Pero aún así, son especies de oportunidad, lo que significaría su paralización al término de la temporada.

Pienso que en el futuro la flota peruana debiera orientarse a barcos multipropósito de un tamaño adecuado para el país.
Las soluciones no son fáciles y evidencian la urgente necesidad de que los gremios
pesqueros, las empresas congeladora, los armadores y el Estado, se unan para
desarrollar ideas constructivas, imaginativas y novedosas que salven a la industria
congeladora y a los armadores merluceros del colapso.
Dentro de estas medidas, la más inmediata que el Estado debiera enfocar es resolver el tema de la pesquería del jurel, modificando el ROP y eliminando de la RM 077 todo lo que es contradictorio con el esfuerzo de promocionar esta pesquería. Luego, buscar fórmulas de negociación para que los pocos barcos en condiciones de capturar jurel puedan salir a hacerlo y empezar a alimentar a la industria del congelado. Sin pensar solamente en mercados de exportación, sino en el mercado nacional. Los flujos de caja empezarían a activarse, y simultáneamente debe encontrarse fórmulas para que el Perú empiece a desarrollar su propia flota de arrastre pelágico con embarcaciones adecuadas y en volumen suficiente para abastecer al mercado del congelado, y a la vez el de la conservería.

Durante el tránsito hacia las soluciones, es absolutamente necesario dictar medidas paliativas que ayuden a las empresas congeladoras, como reducción en el precio de los combustibles vía devolución del impuesto selectivo, reducción de intereses,
reprogramación del pago de tributos, etc. En fin, cualquier medida que ayude a evitar el colapso total, porque ello significa pérdida de empleos con las consecuencias sociales que se generan.

En un escenario pesquero como el actual, en el cual es evidente que la merluza no podrá seguir siendo el sostén principal de la industria congeladora, es lógico deducir que cada empresa tiene que encontrar alternativas para su supervivencia.
La cuantificación del volumen de materia prima requerida para mantener las plantas
operando a nivel de punto de equilibrio por lo menos, es un análisis individual que
compete a las posibilidades, problemas, capacidad y necesidades de cada empresa.
El requerimiento total de materia prima global que requiere el sector corresponderá a la sumatoria de los requerimientos individuales, cálculo que solo puede hacer cada
empresa en forma individual.

Sí es posible analizar, sobre la hipótesis de una veda larga de la merluza, que solo
queda, en mi opinión, dos tipos de pesquería sobre la cual la industria congeladora
puede actuar: la pesquería de especies de oportunidad como el perico, la pota, el
langostino, el tiburón, etc. Y la pesquería de especies conocidas cuya biomasa es
suficientemente grande como para diseñar un flujo relativamente sostenido de materia prima, como la anchoveta y el jurel.

La mayor parte de congeladores ya actúan hace tiempo sobre las especies de
oportunidad, y congelan perico, tiburón, langostino, calamar y pota, en la medida que estos recursos aparecen, y mientras duran, utilizando materia prima proveída
generalmente por la flota artesanal, dado que las embarcaciones arrastreras de merluza no están preparadas para la captura de estas especies. Otras, además procesan y tienen mercado de pulpo, uña de cangrejo, anguila, etc. Pero como su nombre lo dice, son especies con las que no se puede contar todo el año, y aún así es imposible predecir los volúmenes de captura, por lo cual diseñar un flujo de caja sobre estas especies es algo muy relativo.

El jurel y la anchoveta para consumo humano, constituyen una variable distinta en la medida que sí se podría, con mayor facilidad, predecir volúmenes de capturas para asegurar un funcionamiento de las plantas en forma sostenida. Estas especies, más las de oportunidad, integradas en un plan de extracción y procesamiento, podrían dar elementos suficientes para el diseño de un programa de producción anual que permita que las plantas operen todo el año sin parar.

Sin embargo, la anchoveta y el jurel ofrecen dos problemas diferentes:
El caso del jurel es que pese a existir biomasa suficiente, no existe flota de arrastre pelágico nacional que pueda efectuar una captura que alimente a la industria.
El caso de la anchoveta es que no existe una industria preparada para procesarla para consumo humano. Salvo el caso de Arcopa, que ha hecho un importante esfuerzo por desarrollar tecnología para procesar surimi de anchoveta y otras especies como el falso volador y el bereche, así como hamburguesas de diferentes especies también, el resto de plantas no se ha preparado para una producción de esta naturaleza, lo que lógicamente las imposibilita para explotar la anchoveta en forma inmediata.. En el Perú, esta experiencia solamente la ha desarrollado Arcopa y en ella puede encontrar una salida a la crisis de la merluza y asegurar sus niveles de empleo. Dependerá de la captura de terceros que son los que la proveen de la materia prima necesaria para ello; pero podrá asegurar el empleo de todos sus trabajadores, con un gran esfuerzo adicional para el cual cuenta con la ventaja de que ya avanzó en este camino.
En este sentido, las soluciones son diferentes para cada empresa, las que tendrán que desarrollar con ingenio nuevos productos para no colapsar. Pero esto es muy difícil de hacer en el plazo inmediato, porque además de requerir financiamiento rápido y barato, necesitan también mercados nuevos, clientes nuevos.

Por estas razones es importante la concertación entre el Estado y la industria a fin de resolver en forma conjunta estos problemas y evitar el colapso.

El caso de los armadores con embarcaciones de arrastre de fondo es una problemática aparte pero similar. No se prepararon para la pesquería de otras especies, y la crisis los agarra en condiciones tan inadecuadas para ellos que no tendrían posibilidades inmediatas para reconvertirse hacia otras especies. Requieren inversión en artes de pesca para especies como el perico y el tiburón, o la pota por ejemplo. Y en las actuales circunstancias el financiamiento para ello es muy difícil. Pero aún así, son especies de oportunidad, lo que significaría su paralización al término de la temporada.

Pienso que en el futuro la flota peruana debiera orientarse a barcos multipropósito de un tamaño adecuado para el país.
Las soluciones no son fáciles y evidencian la urgente necesidad de que los gremios
pesqueros, las empresas congeladora, los armadores y el Estado, se unan para
desarrollar ideas constructivas, imaginativas y novedosas que salven a la industria
congeladora y a los armadores merluceros del colapso.
Dentro de estas medidas, la más inmediata que el Estado debiera enfocar es resolver el tema de la pesquería del jurel, modificando el ROP y eliminando de la RM 077 todo lo que es contradictorio con el esfuerzo de promocionar esta pesquería. Luego, buscar fórmulas de negociación para que los pocos barcos en condiciones de capturar jurel puedan salir a hacerlo y empezar a alimentar a la industria del congelado. Sin pensar solamente en mercados de exportación, sino en el mercado nacional. Los flujos de caja empezarían a activarse, y simultáneamente debe encontrarse fórmulas para que el Perú empiece a desarrollar su propia flota de arrastre pelágico con embarcaciones adecuadas y en volumen suficiente para abastecer al mercado del congelado, y a la vez el de la conservería.

Durante el tránsito hacia las soluciones, es absolutamente necesario dictar medidas paliativas que ayuden a las empresas congeladoras, como reducción en el precio de los combustibles vía devolución del impuesto selectivo, reducción de intereses,
reprogramación del pago de tributos, etc. En fin, cualquier medida que ayude a evitar el colapso total, porque ello significa pérdida de empleos con las consecuencias sociales que se generan.

Marcos Kisner Bueno