Fuente: La Prensa, Ciudad de Panama
Panama - Hasta principios de octubre Islandia ha cazado unas 36 ballenas
Temporada de caza de ballenas
martes 21 de octubre de 2003
WILFREDO JORDAN S.
Noruega, el único país que caza ballenas con fines comerciales, podrá exportar carne de ese mamífero a las Islas Feroe, después de que el Ministerio de Exteriores danés confirmara que el archipiélago no está incluido en la convención sobre comercio de especies amenazadas.
Treinta y seis ballenas muertas es el saldo de la temporada de caza en Islandia, que finalizó la primera semana de octubre, de acuerdo con un reporte del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW).
Al reiniciar las capturas luego de una moratoria de 14 años, este país europeo propinó un golpe bajo a los esfuerzos conservacionistas de cetáceos y posiblemente a su propia economía.
A pesar de su reciente readhesión en 2002 a la Comisión Ballenera Internacional (IWC, por sus siglas en inglés), creada en 1946 para regular el desarrollo de la industria ballenera, Islandia decidió retomar la caza de ballenas Rorcual Aliblanco, en agosto de 2003.
El país hizo uso así de una excepción de la comisión que permite la caza de ciertas especies de cetáceos con fines científicos, método criticado por ambientalistas.
Además de Islandia, Japón y Noruega también realizan, previo consentimiento de la IWC, la caza de ballenas para fines científicos.
La carne de ballena de algunas poblaciones que fueron claramente diezmadas se consume desde antes del establecimiento de la moratoria. Las ballenas más apetecibles son las Minke y las Bryde.
El reinicio de la caza puede ser contraproducente para Islandia, donde está en auge la observación de ballenas. Según el IFAW, el 40% de quienes visitan Islandia participa de observaciones de ballenas, sector turístico de mayor crecimiento, que se estima genera alrededor de 8 millones de dólares al año.
Fue en el siglo XI con los vascos, que se inició la caza comercial de ballenas; sin embargo, durante el siglo XX se incorporaron métodos más tecnificados de caza que empezaron a diezmar a las poblaciones de cetáceos.
El IFAW estima que Noruega y Japón cazan más de mil 300 ballenas al año.
Actualmente se cuenta con cuotas de caza por especie de ballenas y por hábitat, estableciéndose los llamados santuarios, áreas de refugio donde usualmente los cetáceos se alimentan o se reproducen.
Aparte de la caza comercial existe la caza de parte de comunidades aborígenes. Se reconoce el rol del uso de subproductos de ballenas, como carne y aceite, en tradiciones y lazos comunales. Sin embargo, estas cuotas se otorgan siempre que los pueblos consuman localmente los productos y demuestren que dependen de ellos para su subsistencia.
Si bien la caza comercial se ha convertido en un peligro para la supervivencia de cetáceos, no es el único, dice la IFAW. El cambio climático, la disminución de la capa de ozono, la contaminación tóxica y acústica, así como coaliciones con embarcaciones representan otras amenazas para estos colosos del mar.
En búsqueda de soluciones, en junio de 2003, los miembros del IWC aprobaron la llamada Iniciativa Berlín, que busca la creación de un comité de conservación que organice los esfuerzos de protección de todas las especies de ballenas y delfines, grandes y pequeños.
Eventualmente, una mezcla de protección y alternativas económicas más ventajosas que la caza comercial podría ser la fórmula para no perder los cantos de amor marino de estos inteligentes y majestuosos seres, señala finalmente el informe del IFAW.




