Fuente: La Republica, Lima

Peru - Advierten intento rentista en puertos

miércoles 10 de diciembre de 2003

Por JOHN PAUCAR.-

Manuel Dammert Ego Aguirre.

La captura monopólica y rentista de los puertos peruanos sería una piñata funesta para el Perú, afirma Manuel Dammert Ego Aguirre, quien recuerda que así también lo advirtió en su momento el extinto congresista Gustavo Mohme Llona, de cuyo despacho congresal salió el texto primigenio de la Ley del sector y que encabezó la lucha por la defensa del patrimonio nacional de la vorágine privatizadora fujimontesinista.
Dammert considera beneficioso para el país respetar en el reglamento la Ley del Sistema Portuario Nacional.
- ¿Habría alguna relación entre la recomposición del gabinete y la pugna al más alto nivel en torno al reglamento de la Ley de Puertos?
- La crisis del gabinete se produce por varios factores, uno de ellos la pugna en torno a la agenda que deben resolver. El tema de puertos tiene mucha importancia, ya que la Ley fue promulgada el 1 de marzo y el reglamento debió dictarse antes del 10 de setiembre. Existe un proyecto avanzado por la comisión multisectorial y culminado por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). Las presiones "mercantilistas" son muy grandes. El ministro Eduardo Iriarte se comprometió en el Congreso a publicar el reglamento en una semana y hasta ahora el gabinete sigue entre que se va y no se ha ido y entre si publica y no la norma.
- ¿Cómo funcionará la Autoridad Portuaria Nacional (APN)?
- La Autoridad Portuaria Nacional, como lo señala la ley, está encargada de los asuntos del dominio público en el sistema portuario nacional y tiene una composición mixta, con representantes del sector público nacional, regional y local, y de empresarios usuarios y trabajadores.
- ¿En tal sentido, la nueva autoridad no generará mayor burocracia?
- No es una burocracia agregada, sino que recompone la superpuesta y confusa manera como se administran los puertos en la actualidad. Formula tres niveles concurrentes: la Autoridad, que simplifica y moderniza la administración; la administración de la infraestructura, que mantiene el carácter público, incorpora a ENAPU y plantea diversas maneras de convocar inversión privada; y amplía la competencia en prestación de servicios y actividades portuarias, que prohíbe el monopolio.
- ¿Y cómo poder convocar inversión por US$ 300 millones para nuestros puertos?
- La ley de puertos convoca a la inversión privada, y le da las garantías de la organización competitiva del dominio público. Es por esto que, por ejemplo, pueden hacerse alianzas estratégicas para construir y administrar terminales de contenedores en el Callao y en Paita; diversificar las especializaciones de los puertos de San Martín (Pisco) y de Ilo; y de transformar el puerto de Iquitos en un centro logístico amazónico.
- ¿Habría un interés monopólico u oligopólico privado en los puertos y cómo afectaría al país?
- Impedirían la competitividad ante desafíos como la Cuenca del Pacífico, la integración sudamericana, el ALCA, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Europa. La captura monopólica y la privatización rentista de los puertos sería una piñata funesta para el Perú.
- ¿Por qué?
- Por las razones siguientes:
Primero. Destruiría el sistema portuario y paralizaría su modernización.
Segundo. Se reduciría la inversión a algo poco significativo. En ese sentido, el Grupo Romero ya ofertó montos debajo de US$ 30 millones en su intento de capturar todos los puertos.
Tercero. El monopolio destruye a cientos y miles de empresas privadas y trabajadores que están en actividades y servicios portuarios, debido a la integración vertical.
Cuarto. Impone un sobrecosto monopólico a los usarios de los puertos.
Quinto. Impone un brutal impuesto parasitario a todos los peruanos. El 90% de las mercancías que importamos y exportamos y compramos todos pagarían tarifas rentistas al monopolio privado.
Sexto. Mantiene a los puertos con limitadas infraestructuras, como su oferta de grúas chatarra en el Callao (que impulsa Ositrán), por lo que se mantendrán atrasados ante los avances de otros puertos de América del Sur, lo cual otorgaría ventajas definitivas a los puertos de Chile, más aún si el monopolio está supeditado a empresas chilenas, como ocurre en las composiciones planteadas por el grupo Romero.
Sétimo. Bloquearía el desarrollo descentralizado de las potencialidades diversificadas de las diversas regiones, usándolos como palancas para las actividades ligadas a su monopolio, como ocurre en Matarani.