Fuente: Naciones Unidas, New York
EE.UU. - La economía oceánica está en auge. Pero, ¿por cuánto tiempo?
jueves 27 de febrero de 2025

EE.UU. - La economía oceánica está en auge. Pero, ¿por cuánto tiempo?
24 febrero 2025
Naciones Unidas, New York
https://unctad.org/es/news/la-economia-oceanica-esta-en-auge-pero-por-cuanto-tiempo
El comercio y la innovación han impulsado su crecimiento, pero los crecientes riesgos climáticos, la débil gobernanza y la falta de inversión amenazan el futuro del sector y la vida de 600 millones de personas en todo el mundo.
Desde 1995, la economía oceánica ha crecido 2,5 veces, superando el promedio global.
En 2023, el comercio de bienes y servicios oceánicos alcanzó niveles récord de 899.000 millones de dólares y 1,3 billones de dólares, respectivamente, destacando la creciente importancia de las actividades marinas para los países costeros e insulares. Hoy en día, la pesca sustenta a 600 millones de personas, la mayoría en países en desarrollo.
Cabe destacar que el comercio Sur-Sur está creciendo rápidamente. Entre 2021 y 2023, las exportaciones de pescado (sin procesar) aumentaron un 43 % hasta alcanzar los 19.000 millones de dólares, mientras que las exportaciones de pescado procesado se dispararon un 89 % hasta los 23.000 millones de dólares.
A pesar de este crecimiento, el océano sigue siendo en gran parte inexplorado, con hasta dos tercios de las especies marinas aún sin identificar, lo que representa un enorme potencial. El mercado de la biotecnología marina, valorado en 4.200 millones de dólares en 2023, podría alcanzar los 6.400 millones de dólares en 2025, impulsado por alimentos marinos bajos en carbono, nuevos antibióticos y materiales de base biológica.
Sin embargo, el cambio climático, la contaminación, la sobrepesca, las brechas regulatorias y la falta de inversión ponen en riesgo el futuro del sector.
El cambio climático y el desafío del transporte marítimo
2024 fue el año más caluroso jamás registrado, con temperaturas globales 1,55°C por encima de los niveles preindustriales (superando el umbral crítico de 1,5°C). Las aguas oceánicas más cálidas alteran los ecosistemas marinos, reducen las poblaciones de peces, disminuyen las capturas y amenazan la seguridad alimentaria, especialmente en las comunidades costeras.
Los riesgos también afectan al comercio marítimo. El aumento del nivel del mar y las sequías ponen en peligro los puertos y las rutas de navegación, mientras que los fenómenos climáticos extremos retrasan los envíos y elevan los costos de los seguros.
El transporte marítimo, responsable del 2,9 % de las emisiones globales, enfrenta un coste anual de descarbonización de entre 8.000 y 28.000 millones de dólares, además de hasta 90.000 millones de dólares en modernización de infraestructuras. La estrategia de gases de efecto invernadero de 2023 de la Organización Marítima Internacional establece objetivos ambiciosos, pero el progreso es lento. Los combustibles bajos en carbono siguen siendo costosos, los puertos carecen de infraestructura, la falta de coordinación en combustibles alternativos frena las inversiones y las economías en desarrollo tienen dificultades para financiar la transición.
Sin embargo, la mayoría de los planes climáticos nacionales excluyen la economía oceánica. Sin una acción urgente, el cambio climático socavará tanto la economía oceánica como el comercio global.
El déficit de datos frena la acción
La economía oceánica representa el 11 % de las emisiones globales de CO2, pero no existe un conjunto de datos integral que rastree las emisiones en sectores clave.
El turismo costero y marino, por sí solo, genera el 4 % de las emisiones globales, pero los datos oficiales son irregulares. Si bien el transporte marítimo, la extracción de petróleo en alta mar y la pesca están mejor documentados, sectores como los puertos y la construcción naval siguen en gran medida excluidos de las evaluaciones globales de carbono.
La expansión de la base de datos de comercio oceánico de ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD) y de las estadísticas pesqueras de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) podría ayudar a cerrar estas brechas críticas.
Comercio: Liberar el potencial eliminando barreras
Los aranceles elevados y las barreras no arancelarias limitan el comercio Sur-Sur en el sector pesquero. Las economías en desarrollo aplican aranceles promedio del 14 % a los productos pesqueros entre sí, muy por encima del 3,2 % en los países de altos ingresos.
El Sistema Global de Preferencias Comerciales (GSTP por sus siglas in inglés), un mercado de 16 billones de dólares entre 42 países en desarrollo, podría impulsar el comercio reduciendo los aranceles entre estos países y fomentando la cooperación.
Mientras tanto, las exportaciones de sustitutos marinos no plásticos, como algas y silicatos, alcanzaron solo 10.800 millones de dólares en 2022, apenas el 1 % de las exportaciones mundiales de plásticos. Su crecimiento se ve limitado por aranceles elevados, regulaciones obsoletas y barreras comerciales. El tratado de la ONU sobre contaminación plástica, actualmente en negociación, podría ayudar a desbloquear este mercado al facilitar el comercio y apoyar la innovación en insumos marinos naturales y sostenibles.
Una economía con falta de inversión
A pesar de su importancia, la economía oceánica sigue estando gravemente subfinanciada. En 2022, la financiación global relacionada con los océanos fue inferior a 3.000 millones de dólares, una fracción de lo necesario.
Lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 (vida submarina) requiere 175.000 millones de dólares anuales, pero solo se han desembolsado 30.000 millones de dólares desde 2010, lo que lo convierte en el objetivo más subfinanciado.
Mientras tanto, la industria pesquera mundial recibe aproximadamente 22.000 millones de dólares en subsidios perjudiciales, fomentando la sobrepesca. Redirigir estos fondos y ampliar los mecanismos de financiamiento mixto podría ayudar a cerrar la brecha.
¿Qué debe cambiar?
La economía oceánica está en un punto de inflexión. Para garantizar su crecimiento sostenible e inclusivo, se requieren urgentemente cinco acciones:
Incluir los sectores oceánicos en los planes climáticos y de biodiversidad nacionales para acelerar la adaptación y fortalecer la resiliencia.
Finalizar el tratado jurídicamente vinculante sobre contaminación plástica para reducir los residuos y fomentar el uso de materiales marinos.
Eliminar las barreras comerciales para impulsar el comercio Sur-Sur en pesca y acuicultura.
Ampliar la recopilación de datos sobre emisiones, comercio e inversión relacionadas con los océanos.
Eliminar los subsidios perjudiciales y aumentar la financiación, movilizando recursos públicos y privados.
Con el 5o Foro de las Naciones Unidas sobre el Océano (marzo) y la Conferencia sobre el Océano de la ONU 2025 (junio) acercándose, los responsables políticos deben actuar ahora. El futuro de la economía oceánica depende de ello.