Fuente: Expreso, Lima

Perú - La pesca es el gran cambio

lunes 26 de febrero de 2024

Perú - La pesca es el gran cambio

Por Alfonso Miranda Eyzaguirre

24 Feb 2024
Expreso, Lima
https://www.expreso.com.pe/opinion/la-pesca-es-el-gran-cambio/?fbclid=IwAR0EFvEBTweF0WTb-FgM5pcYDcodN-ndnYfCk8lU0dbkC9-Ns973EEY_1JY

En la Cumbre Mundial de la Alimentación, que se llevó a cabo en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en noviembre de 1996, los representantes de 194 países definieron la Seguridad Alimentaria como la condición en la que “todas las personas tienen en todo momento acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades energéticas diarias y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”. Los Jefes de Estado prometieron consagrar su voluntad política, así como su dedicación común y nacional, a conseguir la seguridad alimentaria para todos. Han pasado más de 27 años y aquellos compromisos son, para cientos de millones de seres humanos, alucinantes quimeras.

Según la FAO, América Latina y el Caribe no están en camino de alcanzar las metas relacionadas para revertir la inseguridad alimentaria y la malnutrición. El último año el hambre afectó al 6.5% de nuestra población y su prevalencia en nuestro continente fue mayor a la media mundial. En 2022 la inseguridad alimentaria moderada a grave fue padecida en Sudamérica por 159 millones de personas, 61.9 millones en Mesoamérica y 26.9 millones en el Caribe. Se enfrenta el complejo problema de la malnutrición, que abarca tanto la desnutrición como el sobrepeso y la obesidad. Para completar nuestro tenebroso panorama, en 2021 la región alcanzó el costo más alto de una dieta saludable a nivel mundial.

Nuestro país registra el más bajo Índice Global del Hambre de Sudamérica según la FAO, que nos reporta como el de la peor seguridad alimentaria regional, a lo que debemos sumar el alarmante 19.7% de obesidad en adultos y 9.4% entre los niños menores de 5 años (mayor que el índice mundial de 5.6% y el de Latinoamérica, 8.6%). Por eso es que no nos cansaremos de recordar desde esta columna, la inmejorable condición que tenemos para borrar de nuestro territorio estos guarismos de vergüenza nacional, si pusiéramos en práctica la antigua recomendación de posicionar al pescado al centro de una política alimentaria que cambiaría radicalmente el rostro del país.

El Instituto Tecnológico Pesquero del Perú (ITP), demostró entre los años 2001 y 2011, que la promoción del consumo de productos hidrobiológicos en poblaciones afectadas por la pobreza, asociada a una capacitación de maestros, personal de salud y pescadores (que abarcaba preservación a bordo y adecuadas prácticas de descarga, transporte y procesamiento primario en planta); generó un poderoso impacto en los beneficiarios, lo que motivó el reconocimiento de la FAO como el mejor plan regional y la Medalla de Honor al más destacado proyecto de seguridad alimentaria. La mezquindad del gobierno de Ollanta Humala cerró el programa y luego destruyó al ITP, otrora joya de la corona de nuestro sector pesquero.

No cabe duda que el pescado contribuye a un desarrollo físico y mental tanto como a la prevención de enfermedades. La desnutrición crónica infantil y la anemia, en niños menores de 5 años, son flagelos que sentencian a los más pobres a una miseria perpetua, ya que afectan irreversiblemente el desarrollo físico, cerebral, neurológico y cognitivo de un ser humano, lo que impide un futuro desenvolvimiento óptimo. Según estudios especializados, por cada dólar invertido en nutrición, se recuperan al menos 4 dólares. El costo de no hacerlo puede ser entre el 1 y el 3% del PBI y lo que es peor, condenar a los pobres de un país a no salir jamás de la miseria. El gran cambio podría darse desde la pesca. ¿Aló, señora Dina Boluarte?