
Fuente: Europa Press, Madrid
Union Europea - Los europeos consumen ya sin saberlo peces de profundidad de dificil recuperacion, segun Oceana
jueves 16 de diciembre de 2004
Reclama reducciones de capturas de entre el 30 y el 70 por ciento para evitar el colapso de estas vulnerables especies
MADRID, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los europeos consumen ya sin saberlo peces de profundidad de difícil recuperación, y cuya desaparición podría tener un grave impacto en los ecosistemas a los que se encuentran fuertemente ligados, como los arrecifes y las comunidades de coral y esponjas, según alerta la organización de defensa del mar Oceana, que reclama reducciones inmediatas de las capturas para evitar el "colapso" de estas especies.
El progresivo agotamiento de los caladeros tradicionales ha llevado a la industria pesquera a desarrollar artes de pesca que alcanzan una profundidad cada vez mayor, lo que lleva a la explotación de recursos de aún más difícil recuperación, fundamentalmente debido a los largos ciclos de vida de estas especies.
Recordando que en estos días se decide en Bruselas las cuotas de captura para estas especies, Oceana explica que especies "raras y longevas" como los rascacios, las triglas, las moras, los brosmios o los sables son adquiridas por los consumidores "sin saberlo".
"No es raro que el ciudadano los compre creyendo que se trata de bacalao, merluza u otras especies habituales" ya que su descabezado, troceado y fileteado impide la identificación. En otros casos, son vendidos enteros, pero la confusión es la misma debido a su similitud con especies tradicionales. Tal es el caso del pez reloj o los alfonsinos.
También es frecuente que estas delicadas especies se vendan bajo las denominaciones de palometas, doradas, besugos o merluzas. En productos empaquetados, los peces de profundidad pueden ser identificados sólo como "palitos", "barritas" o "filetes de pescado".
El informe recuerda que la comunidad científica aconseja reducir "drásticamente" las capturas de estas especies para evitar su colapso, e incluso prohibir las de las más vulnerables. En este sentido, Oceana apoya la propuesta de la Comisión Europea, que, siguiendo las recomendaciones del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES), plantea reducciones de entre el 30 y el 70%.
LENTOS CICLOS DE VIDA
El caso del pez reloj es uno de los más significativos. De aspecto similar al besugo, es una de las especies más longevas, superando a veces los 150 años de edad. Debido a su tardía edad de madurez y reproducción (30 años), muchas de sus poblaciones --situadas entre los 800 y 1.800 metros de
profundidad-- están en fuerte riesgo de desaparición. En España llega a venderse por 20-25 euros el kilo.
Otro de los casos es el de la maruca (más de 1.000 metros de profundidad), cuyo aspecto es similar al de la merluza; en el mercado, puede encontrarse fileteada, salada y congelada. En el caso concreto de la maruca azul, mucho más vulnerable, es una de las especies del Atlántico Norte en peor situación, ya que algunas de sus poblaciones podrían haber disminuido un 80%.
El informe difundido hoy por Oceana incluye otras especies como el granadero de roca (vendido como 'palitos'), la brótola (utilizada por ejemplo en harinas de pescado), los alfonsinos (que viven en arrecifes de profundidad que se venden bajo el nombre de palometa o dorada), el rascacio rubio (pez vivíparo que no pone huevos sino que pare) o las triglas (en el mercado, con nombres como rubio, garneo, bejel, borracho, perlón, arete o cuco).
Otra especie amenazada es la quimera, cercana a los elasmobranquios (tiburones y rayas) cuyo extraño aspecto cuasi-prehistórico ha llevado tradicionalmente a descartarla, aunque "ya se está empezando a comercializar". Lo mismo ocurre con los tiburones fantasmas y los peces elefante.
La mora, por su parte, se encuentra hasta a 2.500 metros de profundidad, y se desconoce prácticamente todo sobre su biología; durante años se descartaba, pero ahora es comercializada como ribaldo o merluza canaria. En 2002, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación llegó a invertir más de 300.000 euros para promocionar su consumo en España.
Oceana menciona también el brosmio (en fuerte peligro de colapso por el exceso de capturas), el sable negro (similar al congrio, se comercializa sin piel y/o en filetes bajo el nombre de sable), el pejerrey (alcanza la madurez con 10 ó 12 años), y los tiburones de profundidad (de baja tasa reproductiva y gestaciones de hasta dos años, son muy vulnerables a la pesca comercial).