¿De que tamaño es la brecha tecnológica que nos falta cubrir?

Autor: Francisco J. Miranda Avalos, Presidente de la J. Directiva de la ONG Oannes

lunes 31 de diciembre de 2018

Una respuesta simplista a esta pregunta es: La diferencia entre la teoría científica y la tecnología desarrollada. ¿Simple? No. Sin duda que no es una respuesta simple. Si hablamos de la ciencia en general, seguramente el tamaño de esta brecha tecnológica es inmenso.

Freeman J. Dyson un eminente físico teórico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de la universidad de Princeton en un articulo de 1960, llegaba a la conclusión de que un factor importante que limitara el desarrollo tecnológico y técnico de una sociedad racional era el suministro limitado de los recursos de materia y energía a los que el hoy el ser humano tiene a su alcance. Se refería a recursos como el carbón, el petróleo y otras fuentes de energía, que se agotaran o seran insuficientes para el desarrollo de la civilizacion, en los próximos siglos. Incluso hizo cálculos teóricos y determino que el hombre consumía un promedio de energía anual de 3x1019 erg s-1. ¡Wow! ¡Eso es mucha energía!

Y es que todo desarrollo tecnológico se mide en gasto energetico. Para Dyson un científico visionario, la humanidad para su supervivencia debía pensar en el espacio extraterrestre a fin de alcanzar recursos, que le permitan desarrollarse como una civilización tecnológica superior a escala cósmica.

Su visión es increíble. Dyson especula con la construcción en varios milenios de una esfera hueca, creada por nuestra civilización, que abarcara todo el sistema solar, para retener dentro de ella al Sol, sus planetas y su energía. Incluso teorizaba con la vaporización del planeta Júpiter como fuente de energía para la construcción de esta esfera con una biosfera artificial. La esfera de Dyson, absorbería además todo fotón del sistema solar para utilizarlo eficientemente en el desarrollo de esta civilización.

Bueno, digamos que Dyson, cuantifico de alguna forma, el tamaño de la brecha tecnológica humana. Una brecha enorme que la tecnología humana deberá cubrir con un gasto energético inmenso y miles de años de trabajo en equipo.

Esto podría parecer una fantasía al estilo de Gene Rodenberry, creador de Startrek (Viaje a las Estrellas). Pero el telescopio espacial Kepler, que dejo de funcionar el 6 de noviembre del 2018, después de 9 años y medio de vida útil, descubriendo más de 2.681 exoplanetas y encontrando 2.899 candidatos a exoplanetas; como producto de haber estudiado 530.506 estrellas, ha cambiado nuestra comprensión sobre nuestro sistema solar y todos los demás de la Vía Láctea. Pero si creen que esto es fantástico, vayamos mas allá.

Dyson en 1960, se preguntaba: “¿Como se vería desde fuera una civilización que viviera en la superficie interior de una esfera que encerrara a su estrella?” Y el mismo se respondía: “como un objeto oscuro, de tamaño comparable a la orbita de la Tierra y con una temperatura en la superficie de 200 a 300 K. Tal objeto oscuro podría radiar tan copiosamente como la estrella que escondiera en su interior, pero la radiación seria en el infrarrojo lejano, a longitud de onda de unos 10 u”… Y la NASA gracias al telescopio espacial Kepler, cree haber detectado mas de una “esfera de Dyson”, acercando la fantasía a la realidad.

Cambiando la escala de nuestra proyección y poniendo de nuevo los pies en el mar y en la tierra de nuestro planeta, volvamos a nuestros intereses y a nuestra pregunta: ¿De que tamaño es la brecha tecnológica que nos falta cubrir?...y para no ser tan aburridos, hagamos que esta escala sea nacional, no planetaria y menos cósmica.

Es un hecho que Dyson, nos ha puesto una cota altísima con una fé en la humanidad a toda prueba. Me gusta que sea así, por que nos permite comprender que la ciencia y la tecnología tienen escalas inmensas que solo será posible lograr con un trabajo en equipo. Algo que los peruanos recién estamos aprendiendo, por lo menos en la escala nacional pesquera y acuícola.

El trabajo en equipo es fundamental y la ciencia trabaja en equipo, no hay espacio para la desinformación, ni para actitudes egoístas, vanidosas o envidiosas. Aunque hay que reconocer que somos humanos y solo he mencionado algunos de nuestros defectos mas comunes.

Para progresar e ir cerrando la brecha tecnológica existente en pesca y acuicultura en el Perú; la interacción de todos los involucrados es fundamental. Como lo es el establecimiento de políticas de desarrollo que unifiquen esfuerzos y eviten la duplicidad de los mismos. Un país en desarrollo como el nuestro no puede darse el lujo de duplicar un esfuerzo tecnológico por que dos científicos no quisieron compartir sus experiencias. “Publicar es existir”, diría cualquier buen científico.

La ONG Oannes, con su bajo presupuesto, ha hecho todo lo posible por publicar. Nuestra primera publicación (2016) se refiere no solo a documentar la experiencia peruana en Pesca y Acuicultura, que no es poca. Sino fundamentalmente a crear un método de “Dialogo Organizado para el Desarrollo” (titulo del libro) que unifique criterios, políticas y conocimiento, entre todos los involucrados en el desarrollo de la pesca y acuicultura nacional. Un primer paso fundamental, que no nace de una consultoría de escritorio, sino de 16 talleres realizados en 2 años, entre 137 instituciones, con mas de 2 mil participantes en 12 regiones del país (costa, sierra y selva). La ONG Oannes, pretende que el desarrollo surja de un consenso.

Desde su publicación, son muchos los que lo han leído y muchos los que lo usan como un referente. Una satisfacción que sin embargo, nos asigna cada vez una mayor responsabilidad ante nuestros seguidores. Somos articuladores de acciones y archivadores de información, una función necesaria para el desarrollo de la ciencia y de la tecnología.

Este año 2018, otra publicación ha puesto un nuevo hito en nuestra historia institucional y editorial: “El consumo humano de anchoveta en el Perú, recuento histórico del prehispánico a 1970”, de la Licenciada en Historia, Mariella Miranda Lamela.

Parecieran dos esfuerzos diferentes, pero no lo son. El primer libro, nos actualizo sobre lo que los profesionales peruanos sabemos respecto a la pesca y acuicultura, así como su desarrollo en nuestro país, de la misma manera que nos permitió darnos cuenta de lo que no sabemos y también sobre los conocimientos técnicos que estamos perdiendo.

El segundo libro, nos puso en el contexto histórico del consumo de especies hidrobiológicas desde el periodo prehispánico, hasta 1970. Y siempre consumes algo que primero debes capturar o criar. Ambas actividades implican un desarrollo tecnológico, para pescar necesitas desarrollar diversos artes o aparejos de pesca, y para criar debes primero domesticar, con toda la aplicación de conocimiento que esto significa.

Este libro nos planteo una hipótesis interesante. El peruano ha consumido recursos hidrobiológicos por centurias y aunque fue capaz de usar la anchoveta para el consumo humano, también la uso para la agricultura, directa o indirectamente; demostrando la versatilidad del recurso. Pero también nos planteo otra hipótesis respecto a las preferencias de consumo, donde la anchoveta paso a un segundo plano y la enorme biodiversidad del mar peruano, sobre todo en las pesquerias de orilla, se nos muestra en cientos de huacos e iconografías.

Esto también resulta muy interesante, por que esta iconografía prehispánica representa principalmente la biodiversidad del borde costero peruano, un medio ambiente que hasta hoy explota el “pescador artesanal de orilla”.


Juan Carlos Sueiro, destacado economista y actualmente Director de Pesquerías de la ONG Oceana, publico hace unos días un excelente articulo titulado: “La pesca artesanal como reto y posibilidad de los nuevos Gobiernos Regionales”, en el reconoce las falencias de los gobiernos regionales para administrar las pesquerías artesanales que son ahora su responsabilidad.

A pesar de las coincidencias, para nosotros la óptica del análisis podría también ir desde otro ángulo; ya que creemos que para entender adecuadamente la pesca artesanal, debemos conocer por completo el medio ambiente que explota. Esto esta por cierto distorsionado, por que ahora dentro del concepto de "pescador artesanal" que contempla la norma vigente, existen tres grupos diferentes de actividades pesqueras donde el "pescador artesanal" realiza sus actividades.

Para nosotros, la primera categoría es la del "pescador artesanal de orilla" (al que consideramos el verdadero pescador artesanal y el que debería ser objeto de administración de los GOREs); este pescador es el “no embarcado o embarcado”, que jamás se aleja mas allá de la distancia de vista del litoral de la costa o islas y cuyo medio ambiente de explotación es básicamente la "zona de luz" (de 0 a 80 Mt. de profundidad).

Las otras dos categorías son de “embarcados”, pescadores artesanales que se embarcan en lanchas de su propiedad (que son muy pocos) o de algún otro inversionista o empresa propietaria de embarcaciones consideradas artesanales por la norma, cuyo medio ambiente de explotación es tanto costero como pelágico, se trata de pequeños bolichitos o arrastreras que no tienen control satelital y que pueden ingresar hasta la milla cero, interfiriendo con la pesca artesanal de orilla o mas allá de las cinco millas, donde comparte espacios con la pesca de menor escala e industrial.

Finalmente tenemos una categoría mas, que son los que se embarcan en lanchas poteras o espíneleras, para la pesca del calamar gigante o perico. En este caso también los pescadores artesanales que son dueños de sus propias lanchas son muy pocos, y mas bien estas lanchas son propiedad de empresarios o empresas que se han acogido al régimen artesanal y embarcan pescadores artesanales. Pero su medio ambiente de extracción es 100% pelágico.

Asignar a los GOREs una tarea de administración, con un pescador artesanal que tiene tan amplio medio ambiente de captura, es muy difícil y en muchos casos se duplicaran esfuerzos, un lujo que el estado Peruano no puede darse, por eso nuestra insistencia en la modificación de la norma. Es razonable que los GOREs administren las actividades de un "pescador artesanal de orilla", es una labor regional, pero las otras dos categorías por su capacidad de desplazamiento a otros medio ambientes tan lejanos de la orilla, escapan por completo a sus competencias y capacidad de administración.

Existe además un aspecto muy humano que muy pocos toman en cuenta. Y es que quienes se han acogido al régimen artesanal, lo hicieron solo por ahorrarse impuestos y derechos de pesca que pagar, sin contar la informalidad laboral existente que los beneficia, limitando su desarrollo tecnológico a pequeñas embarcaciones de máximo 15 metros de eslora, que salen a altamar a pescar sin las mínimas condiciones de navegabilidad, habitabilidad y seguridad, que ese medio ambiente pelágico requiere…y no hablamos de la enorme brecha en tecnología de pesca que una embarcación de mayor porte podría cubrir.

El Centro de Acuicultura de Morro Sama, es quizá la vanguardia de ciencia aplicada en acuicultura que tenemos en el Perú. De ninguna manera menospreciamos la labor del Instituto del Mar del Perú (IMARPE), que se limita por ahora, a cerrar el ciclo de vida de especies nativas del mar Peruano con mucho éxito, un éxito ya documentado en la Chita. Una de las especies mas cotizadas y preferidas por los peruanos y los diversos platos de la gastronomía nacional.

La ONG Oannes desde sus inicios ha promovido la domesticación de especies nativas del mar peruano y de su borde costero, principalmente por que creemos que debemos ser respetuosos de las bondades de nuestro mar y recordando que la acuicultura no solo es una tecnología de crianza, sino también resulta sumamente útil para la supervivencia de especies que podrían estar en peligro de extinción, por el gran esfuerzo de captura al que se son sometidas.

Quizá todo lo dicho hasta ahora, les permita comprender por que nos enfocamos durante el 2018 en el desarrollo de la fotografía submarina a pulmón de los fondos costeros peruanos y por que nos lanzamos a un enorme proyecto que involucra esta actividad para todo el 2019. (La fotografía submarina a pulmón y la contribución de un deporte a la ciencia marina).

Morro Sama, es la esperanza de nuestras especies nativas. Ahí el Ing. Pesquero Victor Franco Chili Layme y su equipo hace un esfuerzo admirable en la domesticación de la chita, el lenguado y la corvina, nativas del Perú. Un esfuerzo que felicitamos y aplaudimos…pero que no es suficiente; por que creemos que el estado Peruano, debe apoyar decididamente este tipo de esfuerzos. No basta pues el excelente “Manual de cultivo del Lenguado” publicado por FONDEPES hace unos años, necesitamos trabajar con mas especies nativas y necesitamos mas manuales de otras especies nativas del mar peruano.

Bien, ¿De que tamaño entonces es la brecha tecnológica que nos falta cubrir en pesca y acuicultura?. Muy pequeña, si usamos la visión de Dyson y su biosfera artificial de escala cósmica como parámetro.

Todo depende del punto de vista. Podemos ver el vaso medio lleno, o medio vacío. En acuicultura estamos trabajando en nuestras especies nativas para domesticarlas y desarrollar sus cultivos comerciales ¿el camino es largo? tal vez, pero hay que recorrerlo. ¿Y en pesca? estamos en pañales, solo hemos desarrollado conocimientos tecnológicos en la pesquería de anchoveta y aunque los avances son importantísimos, nos falta el conocimiento y la innovación para explotar otras pesquerías de manera sostenible y eco amigable.

Sin embargo, lo realmente interesante es que los peruanos ya hemos desarrollado la tecnología para obtener la proteína, aminoácidos y demás componentes que están presentes en la harina de anchoveta, hoy por hoy un importantísimo insumo para el alimento de organismos carnívoros…como nuestros peces nativos. Nos falta mucho aun, elevar el consumo per cápita de pescado es vital. Pero debemos entrar también en el terreno de la comprensión, conocimiento y desarrollo tecnológico de otros productos o harinas de otras especies marinas, como la pota y fundamentalmente lograr llevar este ingrediente marino a los estómagos de miles de nonatos y niños de hasta los 5 años, con alimentos enriquecidos, que nos permitan combatir la malnutrición infantil y la anemia, males con los que nuestros niños no tendran los cerebros que necesitamos para cubrir cualquier brecha tecnológica.